El desafío que tenemos como profesionales, es desarrollar y manejar opciones viables en temas productivos, para alimentar al mundo y a la vez ser sustentables y ambientalmente seguros y confiables. Todo esto con la apertura intelectual y conceptual hacia un debate serio y constructivo Este desafío requiere abrir caminos a las nuevas ideas que todo presente activo, y futuro creativo nos demandan profesionalmente. En el ámbito de la actividad agropecuaria, agroalimentaria y agroindustrial, comienzan a fluir propuestas y experiencias que aportan valor al logro de estos “puntos de encuentro”. Conceptos como “economía azul”, “ecosistemas de negocios”, “sustentabilidad con visión sistémica” o “economía ecológica” entre otros, resultan ser interesantes para este debate de creación de valor colectivo. Esta lógica productiva, se basa en pensar e imaginar el siglo XXI sobre la base de una economía baja en “emisiones”, eficiente en el uso de los “recursos” y empresarialmente “competitiva”.

Ecosistemas naturales

A través del mundo, especialistas, científicos y personas muy inquietas por mejorar la producción sin destrozar el planeta, se entusiasman con desarrollar nuevas ideas basadas en “la elegancia de los ecosistemas naturales”. El desafío se encuentra en el entendimiento de estos ecosistemas, desarrollando tecnologías que permitan contar con sistemas económicamente viables, naturales, y que sean simples de operar. El autor Gunter Pauli sostiene que la aplicación de la lógica ecosistémica a los modelos económicos, pueden generar modos de vida sostenibles y satisfacer las necesidades básicas de la gente. Su aporte es clave, trabajar con la naturaleza, entendiendo que los modelos deben dar respuestas a todos, y además ser sustentables desde lo económico. El Subsecretario de las Naciones Unidas Achim Steiner (PNUMA), lo sintetiza como: “Muchas especies y procesos ecosistémicos contienen la clave para alcanzar logros potencialmente significativos en la producción de medicinas, cultivos, biocombustibles y materiales de baja energía, y podrían ser esenciales en la adopción de medidas sociales que mitiguen el cambio climático o contribuyan a adaptarse a éste. Tales logros serán ciertamente necesarios para catalizar nuevas empresas e industrias sostenibles, que creen empleos decentes y estables”.

Sistemas y ecosistemas de agronegocios

Mariano Bernardez, un especialista argentino que trabaja en los EE.UU., planteó en su conferencia en el Congreso Maizar 2012, el valor potenciador de los ecosistemas de negocios en las cadenas agroalimentarias. Detalló los casos de China, Argentina, Méjico e India. En el de China, nos comentó cómo creando 17 zonas piloto costeras especiales de producción, a partir de un modelo denominado “comunismo de mercado”, el país comenzó a producir competitivamente. Los proyectos de Nogales Arizona y Nogales Sonora, ambos agronegocios con mano de obra mejicana, nos muestran las diferencias a partir del “valor del entorno”. Mientras que en el primero la empresa funcionaba bien, en el segundo caso faltaba compromiso y eficiencia en el trabajo de su integrantes; la solución estaba en el entorno en el que se desarrollaba cada uno de ellos, más que en las personas. Una buena empresa luchando contra un mal sistema, perderá en el 95% de los casos. En Sonora el “ecosistema de negocios” se basó en la combinación de múltiples industrias de valor agregado, encadenados en forma sinérgica. En India se capacitaba a ingenieros y científicos, que después emigraban, la solución fue desarrollar un “entorno de retención de talentos”; para ello se crearon 14 institutos tecnológicos que generaran servicios orientados a la exportación, sobre la base de clusters de diferentes industrias. En todos los casos, se logró “crear sistemas de negocios” a partir de entornos que permitiesen ser competitivos para generar valor, emprendimientos y empleo.

Economía Ecológica

Es interesante la perspectiva con que se trata esta visión, en donde según analiza el Ing. Agr. Walter Pengue en su trabajo Fundamentos de Economía Ecológica, la misma se diferencia de la “ambiental” y de la “economía de los recursos naturales”, porque reconoce que la racionalidad económica y la racionalidad ecológica aisladas entre sí, son insuficientes para llegar a decisiones correctas que ayuden a resolver los problemas ecológicos y económicos del siglo XXI. Lo hace desde un enfoque integral, con una visión de sistema, que le aporta el valor ecológico pero desde una nueva racionalidad ambiental. La economía ecológica estudia no solo el circuito económico, sino que obliga a abrirlo y contemplarlo de manera integrada a su entorno más amplio, la sociedad y el ambiente en donde esta se integra. El sistema de producción se representa como un sistema abierto y dependiente de la energía y materiales que intercambia con su medio ambiente. Desde un punto de vista social, discute la equidad, la distribución, la ética y los procesos culturales, trabajando una visión sistémica y transdisciplinaria que trasciende el actual paradigma económico. En esto podemos agregar que la “nueva visión CPIA” de nuestras profesiones, se enfoca en este accionar interdisciplinario entre las 7 áreas del conocimiento: agronomía + forestal + mecanización + agro-economía y agro-gestión + zootecnia + agroambiente + tecnología alimentaria.

Economía azul y creación de valor

Tenemos muy buenas noticias, actualmente hay más personas empleadas en “nuevas empresas e industrias sostenibles”, que en industrias de petróleo y gas; estimándose una creación de cien millones de nuevos empleos. La Economía Azul consiste según Gunter Pauli, su autor y fundador del Zero Emissions Research Initiative, en asegurar que los ecosistemas mantengan su trayectoria evolutiva, de manera que todos podamos beneficiarnos del inagotable caudal de creatividad, adaptación y abundancia de la naturaleza. Nuestra sociedad moderna no se rige por la “lógica natural”, para purificar el agua agregamos productos químicos que matan todo ser vivo; los invernaderos calientan el aire, no las raíces. Cuando tomamos un café, utilizamos solo el 0,2% de la biomasa, el resto se desecha y se deja pudrir generando metano. La economía azul, plantea comprender y utilizar el ingenio, la economía y la simplicidad de la naturaleza, emulando la lógica ecosistémica como aliada del éxito productivo e industrial, define Pauli..

El rol de nuestras profesiones y profesionales

Son tiempos de cambio. Seguramente no bastará con leer y escuchar lo que nos dice “cada lado de la biblioteca”, para finalmente quedarnos volcados y fanatizados con uno solo de ellos. Los desafíos para los apasionados del “hacer y emprender”, se encontrarán en estas visiones más integrales, sistémicas e inclusivas, basadas en nuevas formas de hacer, escapándole a los viejos paradigmas, y entendiendo que, “querer es poder”. Leonardo da Vinci resumió el poder de los ecosistemas en su Codex Atlanticus así: “Todo viene de todo; todo esta hecho de todo; todo se transforma en todo, porque todo lo que existe en los elementos está hecho de esos elementos”.

Por Ricardo Bindi - Revista AGROPOST del CPIA; Junio – Julio 2012