Ambos fenómenos provocan situaciones particulares en los campos de la región pampeana.
Por ejemplo, la sequía estival está dando lugar a un efecto positivo: hay mayor disponibilidad de nitrógeno en los suelos que en años normales y eso puede permitir economías en la fertilización de los lotes destinados a gramíneas de invierno.
El consultor Angel Berardo observa mayores niveles de nitrógeno en las muestras de suelo analizadas en esta época, lo que permitiría reducir las dosis por aplicar. No obstante, también aclara que los contenidos medidos son variables y guardan alta relación con la intensidad de la sequía y con el cultivo antecesor.
En función de ello recomienda "evaluar la disponibilidad de nutrientes de todos los lotes del campo antes de comprar fertilizante y de actuar en función de los resultados". En algunos potreros se encontrará que los niveles de nitrógeno disponibles resultan suficientes para los rendimientos esperados y no será necesario aplicar fertilizantes o se requerirán dosis inferiores a las de años normales. En el resto se pueden asignar cultivos según la fertilidad: los de mayor disponibilidad de nutrientes, sobre todo de nitrógeno, se pueden orientar a trigo, maíz o cebada; el resto, a soja.
Por otro lado, el clima cálido otoñal está alargando la producción de forraje de grama rhodes y de otras especies de clima subtropical, que en otros años disminuyen su productividad en esta época. También estira el crecimiento otoñal de la alfalfa antes del reposo invernal.
En la actividad ganadera, probablemente los que están en peor estado son los pastizales de los criadores. Con la expectativa de aumentar el rodeo reteniendo hembras, muchos están pasados de carga y el resultado son potreros talados, cuando aún falta mucho para llegar al rebrote primaveral. Las vacas pierden estado rápidamente y no es fácil conseguir maíz barato para suplementarlas en un año de magra cosecha. "Hoy muchos criadores están económicamente mejor que los chacareros por haber vendido bien los terneros durante la zafra, pero no tienen pasto, con lo cual su futuro próximo vuelve a tornarse complicado", adelantó un consultor de la Cuenca del Salado.


