La mayoría de los partidos políticos opositores acompañaron el proyecto, basado en sus plataformas partidarias o en sus tradiciones. Se le iba a hacer difícil al radicalismo, ligado desde Yrigoyen e Illia, al tema petrolero, no acompañar una medida de esta naturaleza, o al socialismo, que siempre ha batallado por el control del estado sobre los recursos estratégicos. Solo Mauricio Macri quedó en la vereda de enfrente, junto a algunos legisladores del peronismo disidente o lo que queda de la Coalición Cívica. Que lo hicieron por simple oposición o, en el caso de Macri, pensando en su futuro político respecto al 2015, aunque quedó en claro la contradicción entre un anuncio de rechazo total con una confirmación de que en caso de llegar a la Presidencia no volverá atrás con la medida, ya que está de acuerdo con el modelo de una empresa mixta.

Para el gobierno es una buena oportunidad para valorar, como lo hizo la Presidenta, el gesto de la oposición, además de ofrecer a debate otros temas centrales para la vida del país, que responsablemente pueden ser asumidos por las fuerzas políticas, sin ver a la oposición como un enemigo.

Es un buen antecedente el que se da con este proyecto, que será aprobado ampliamente en el Senado y en Diputados, para que el Gobierno se anime a poner en debate otro tema de absoluta prioridad para la población, como es el del transporte público de pasajeros. Es vital que ocurra y pronto, ya que la tragedia de Once fue la demostración cabal de total fracaso de las políticas al respecto. Es raro que el gobierno demore una resolución respecto a la concesión ferroviaria otorgada a los hermanos Cirigliano en TBA que, pese a la intervención, siguen manejando la empresa y en el mes de marzo volvieron a recibir subsidios del estado nacional.

Estoy en un momento de decisiones difíciles, dijo ayer la Presidenta. Y en parte, tiene razón. Lo decíamos en diciembre en esta misma columna, que la sintonía fina también significaba en la práctica, como está ocurriendo, comenzar a desandar en algunos temas fundamentales, un camino iniciado o marcado por el ex Presidente Néstor Kirchner. Sin decirlo, hay en los discursos de la Presidenta sobre YPF, una autocrítica por lo realizado, y en la exposición ante los senadores del viceministro Axel Kicillof, un reconocimiento del fracaso de un modelo llevado adelante en estos años, por el gobierno nacional.

Se da ahora con el tema Repsol. Se dio antes con la política de subsidios, y está seriamente cuestionado el modelo ferroviario y las concesiones a TBA. Y en todos estos temas, la Presidenta tendrá, o ha tomado, decisiones que en buena medida significan rectificar modelos heredados de la gestión de Néstor Kirchner. Por eso hablábamos también en su momento del nacimiento del cristinismo no solamente como una expresión política, sino también como un modelo superador del kirchnerismo. Y da la impresión que la Presidenta esta en un momento bisagra, entre ambos modelos.

Contrariamente a lo que muchos expresan, no está mal que esto ocurra, porque un gobernante debe estar atento a las coyunturas históricas que se plantean, y a los momentos por los que transita un país. Tal vez, en el tema Repsol, el gobierno se dejó estar. Se lo expresó el mismo Antonio Brufau al Ministro Julio de Vido, en uno de sus primeros encuentros, antes del anuncio, pero cuando la medida ya había comenzado a trascender: Que pasó Julio, de ser la más querida del barrio, a ser la más odiada. Hay que decir, que el español tampoco se esmeró mucho en cumplir con los compromisos, pero si en girar las utilidades que la petrolera le daba en la Argentina, hacia España, muchas veces en orden superior a sus ganancias, y en reinvertir utilidades en países del norte de Africa.

En el panorama internacional, las amenazas iniciales se han ido transformando en gestos que buscan ahora negociar un precio consensuado para las acciones de Repsol. Pese los intentos, la diplomacia de España no ha logrado encolumnar ni al FMI, ni a otros países fuertes en represalias contra la Argentina. Sólo ayer un comisario de la UE expresó una opinión política respecto a nuestro país, que habrá que ver si tiene algún tinte de concreción en hechos reales.

Mientras tanto, el Ministro De Vido está recibiendo todos los días, a dos o tres ejecutivos de las empresas petroleras más importantes del mundo, interesadas en participar en el modelo de la nueva YPF.
El acto del próximo viernes en Vélez, donde el kirchnerismo logrará mostrar nuevamente la base de su armado político, ya que estarán desde sectores de la CTA, gremios docentes, la juventud sindical que ha sido invitada y habrá que ver si se hace presente, el peronismo de la Provincia de Buenos Aires y La Cámpora, puede ser un buen termómetro para marcar el punto de inflexión en el que se encuentra el cristinismo y su proyección hacia los próximos meses. Por ahora, una vez mas, y después de la causa Ciccone y del escándalo judicial armado por las expresiones del Vicepresidente Amado Boudou en contra del ex procurador Esteban Righi y del juez federal Daniel Rafecas, el gobierno puede tener una pausa de respiro político y proyectar decisiones de importancia, en materia económica, para los próximos meses. Se sabe que hasta junio, al menos, la lupa seguirá en el tema económico, y que después, si las previsiones oficiales se cumplen, podría comenzar a darse cierta flexibilidad en las importaciones.

Sobre el caso Ciccone que salpica a Boudou, la causa también tiene un respiro, a la espera de la determinación de la Sala I de la Cámara federal, que debe resolver la recusación planteada contra el Juez Rafecas y el Fiscal Rívolo.

El juez, que no para de recibir muestras de apoyo, se encuentra preparando una meticulosa presentación que hará en su defensa, ante el Consejo de la Magistratura. Y fuera cual fuese la decisión de la Cámara, no piensa en la renuncia, como han dejado trascender algunos medios amigos del gobierno.