"Los peores resultados son para lo que sembraron maíz en campo alquilado con valores altos, por ejemplo 20 quintales por hectárea de soja", comentó un asesor del sur de la provincia de Santa Fe.

El rinde que podrían obtener en esa zona -de alrededor de 3500 kilos por hectárea- es el 50 por ciento del necesario para cubrir los gastos de implantación, protección, cosecha y alquiler. En esas condiciones, se podrían contabilizar pérdidas de más de 400 dólares por hectárea.

Las cuentas serán más graves todavía para quienes no contaban con todos los fondos para cubrir los gastos y financiaron los insumos a cosecha. "En muchas sojas sobre campos alquilados ocurre un comportamiento similar, con perspectivas de rendimientos que se ubicaran por debajo de lo necesario para pagar todos los gastos", agregó el profesional.

Esta situación se repite en varias regiones productivas pampeanas y genera preocupación entre todos los integrantes de las cadenas agrícolas. "Sortearán este mal momento aquellos que tengan suficiente espalda financiera; quienes llegaron a la cosecha muy endeudados no podrán cumplir y pueden quedar fuera del negocio en la próxima campaña", vaticinó el contador.

La situación comprometida que se evidencia entre los productores se está trasladando a otros actores que tienen vinculaciones comerciales con ellos. Por ejemplo, hay mucha competencia entre los transportistas del sur de Santa Fe por viajes, ante la perspectiva de una magra cosecha.

"Algunos camioneros están dispuestos a trabajar con una tarifa de 130 pesos por kilómetro para viajes de Rufino a Rosario, un precio inferior al de la campaña pasada; en este comportamiento influye la sequía y el uso creciente de los silos bolsa", apunta un cerealista de la región.

También hay preocupación entre los contratistas de cosecha. En esa zona santafecina hay quienes ofrecen trabajar por 180 pesos por hectárea en la inminente cosecha de girasol, contra los cerca de 200 pesos del año pasado..