El informe del INTA presenta el estado de la producción de carne bovina y los cultivos de maíz, girasol y soja en esta campaña, caracterizada por una muy alta variabilidad espacial e intensidad de lluvias.
En 2011 el déficit de precipitaciones no fue muy marcado, presentando durante los meses de octubre y noviembre registros de lluvias muy cercanos a la media. Sin embargo, diciembre presentó una marcada disminución de las precipitaciones, que sumado a muy altas temperaturas, generó una situación de estrés térmico e hídrico que impactó de manera negativa sobre los rendimientos esperados.
La ocurrencia de dos eventos Niña consecutivos genera balances de agua en el suelo deficitarios. La campaña 2011-12 se ha caracterizado por una muy alta variabilidad espacial y en intensidad de lluvias. Así, localidades vecinas tienen registros de lluvias muy dispares.
Los principales cultivos agrícolas (girasol, maíz y soja) constituyen alrededor del 80% de la producción granaría argentina. Mas del 85% de estos cultivos crecen en la región pampeana representada por las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y La Pampa.
Tanto los rendimientos (Kg/ha) como el área sembrada(ha), han tenido una tendencia creciente lo que ha determinado una producción granaria acrecentada en los últimos 8 años, salvo la campaña 2008-09 cuando la región sufrió una de las peores sequias de su historia.
La campaña 2011-12 tuvo una primera etapa correspondiente a la cosecha fina (trigo y cebada) que se podría considerar como muy buena con excelentes rindes y una producción país de alrededor de 15,8 M Tn de trigo y casi 4 M Tn de cebada). Las muy buenas condiciones para la cosecha fina, también lo fueron para la implantación de los cultivos de cosecha gruesa.
Hacia fines de noviembre de 2011, la frecuencia de precipitaciones fue menor, las lluvias fueron erráticas e inferiores en muchos casos a las normales, teniendo localidades donde las precipitaciones fueron record de mínima. De todos modos, las mismas condiciones climáticas afectaron de manera desigual a los cultivos de maíz, girasol y soja.
El cultivo de maíz tiene características fisiológicas que lo hacen sumamente susceptible, si no puede contar con los requerimientos hídricos adecuados, al momento de floración. Si bien se había advertido respecto a la posibilidad de estar ante un año “La Niña” que aconseja retrasar la siembra lo más posible, las buenas condiciones existentes durante los meses de setiembre y octubre alentaron a sembrar un porcentaje importante de maíz en setiembre y octubre.
Los maíces comprometidos pertenecen a los sembrados temprano (setiembre y principios de octubre). La provincia de Córdoba que aporta históricamente un 38% de la producción, junto con el Sur de Santa Fe y noroeste de Buenos Aires padecen un déficit hídrico importante que predice una disminución de los rendimientos unitarios.
La superficie sembrada ha sido un 19% superior al promedio de los últimos 5 años. Esto permite esperar un rango de producción de maíz para la región pampeana de 17 a 21 M Tn, que significaría una disminución de la producción respecto al promedio de los últimos 5 años, dependiendo esto de la evolución climática.

El cultivo de girasol está ante una muy buena campaña debido a las características fisiológicas del cultivo que la hace más tolerante al déficit hídrico que el cultivo de maíz y, en buena medida, a que la distribución espacial del cultivo se ubica, principalmente, en centro y sur de la provincia de la Buenos Aires y la provincia de La Pampa.
El estado del cultivo de girasol es bueno con un incremento en el rendimiento, respecto al promedio de los últimas cinco campañas, de un 30%, de la mano de la mayor producción de girasol en La Pampa, cuya participación provincial alcanza al 27% del total país. Se estima que la producción de girasol, para la presente campaña, estará en un rango de 3,0 a 3,6 M Tn.
La siembra del cultivo de soja fue un 7% superior al promedio de los últimas cinco campañas. Si bien el estado de los cultivos es muy variable, el rendimiento esperado es levemente inferior al promedio, por lo que se estima que el rango de producción estará en el orden de 43 a 47 M Tn de mantenerse las condiciones climáticas normales para la época.
En lo que hace a la producción de carne bovina, no se vería mayormente afectada considerando que el déficit hídrico se presentó en un momento avanzado del período de servicio. El estado de los rodeos es en general aceptable, salvo en algunas regiones del país (Norte de Santa Fe, Centro de La Pampa, Cuenca del Salado, Norte y Centro de Córdoba), donde se presume una perdida en la preñez de las vacas del orden del 8%, que significaría una merma de aproximadamente 260.000 terneros.
Afortunadamente, en la región pampeana, el servicio se inició en octubre – noviembre bajo buenas condiciones ambientales, lo que permitió asegurar en gran parte la preñez de las vacas. Preocupa, si, que la disminución de la oferta forrajera que de mantenerse las condiciones climáticas con precipitaciones por debajo de lo normal, no permita mantener la buena condición corporal de las vacas.
Esto podría traer aparejado problemas de disminución de preñez al tacto, con potencial perdida de terneros. De persistir las condiciones climáticas adversas, la situación habrá de empeorar; por el contrario, si las precipitaciones se restablecen, el impacto será mínimo. Es importante señalar que la disminución de la carga animal obro de manera favorable en la afectación de la oferta forrajera.


