Cuando en campos del norte se ha cosechado casi el 20 por ciento de la superficie nacional de trigo, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires estimó que la recolección totalizará 13 millones de toneladas en la presente campaña.
Por ahora, el promedio de rendimiento nacional es de sólo 1.530 kilogramos por hectárea, pero se irá incrementando a medida que la trilla avance hacia el sur.
El martes, el gobierno liberará para la exportación un mínimo de 1.400.000 toneladas de la última cosecha, según anunció ayer el ministro de Economía, Amado Boudou.
En el sudoeste bonaerense, la cosecha comenzará dentro de unos veinte días,
según estimaciones de círculos agrícolas.
A todo esto, desde abril, el precio del trigo cayó el 41 por ciento, de acuerdo
con un nuevo informe de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de
Experimentación Agrícola (Aacrea).
Los precios de la semana están por debajo del promedio de los últimos diez años para la posición enero. Los especialistas señalaron que el derrumbe se debe a la crisis internacional, así como a las existencias en los principales productores, que son las más altas de la década.
También se indicó que la intervención estatal sigue siendo perniciosa para el comercio triguero.
Según Néstor Roulet, presidente de Cartez, dijo que los exportadores estarían en condiciones de pagar 40 dólares más por tonelada, mientras los productores sufren las consecuencias de estas distorsiones.
Carbap manifestó su preocupación por el futuro del trigo ante la incertidumbre generada por la situación del mercado.
Luego de condenar nuevamente la intervención del Estado, la entidad gremial dijo que "se trata de una metodología utilizada desde hace cinco campañas, que promueve una escandalosa y discrecional transferencia de recursos que debiera investigarse profundamente de una vez por todas".
En círculos agrarios de Bahía Blanca y la zona, se considera que la suerte de la cosecha triguera quedó muy comprometida desde septiembre, cuando prácticamente no hubo lluvias en la región productora. Si bien se reconoce la importancia de las precipitaciones de octubre y lo que va de noviembre, se indicó que, en muchos campos, el agua llegó tarde.
Por lo tanto, no habrá que esperar rindes de excepción ni mucho menos --salvo casos aislados hacia el norte de Bahía Blanca-- cuando se inicie la cosecha, allá por Navidad.
En ello coincide el informe de los grupos CREA, al indicar que los productores "no son muy optimistas" respecto de los rindes a obtener. "Serán más bajos que los del ciclo anterior por escasez de humedad durante la encañazón y en la etapa final del llenado del grano, lo que dará un grano liviano", indica.
Por su lado, Carbap, en su declaración, agregó que tras la última campaña, los productores enfrentaron serias complicaciones para comercializar su trigo. "Cuando pudieron hacerlo, sufrieron importantes descuentos por sobre los ya abusivos e ilegítimos derechos de exportación, llevando el total de las retenciones, entre las formales y las encubiertas, a más del 40 por ciento del precio del cereal", señaló.
Cuando se aproxima la nueva cosecha, queda un importante volumen sin comercializar, "producto de las malas políticas implementadas, que promoverán una situación de quebranto en los productores, previendo una retracción importante en la próxima siembra".


