El test de los mercados agrícolas durante la primera etapa de la crisis
internacional revalorizó el rol de la cadena agroalimentaria en un contexto
turbulento”. El investigador del Ieral, Jorge Vasconcelos, ofreció una clave
para entender por dónde pasa la estrategia de las corporaciones de agronegocios
para establecer un nuevo pacto con el gobierno.
La octava reunión del Foro de la Cadena Agroindustrial, una instancia de
análisis, coordinación de políticas y lobby que reúne a 40 entidades
representativas de toda la cadena agroalimentaria, fue el escenario en el cual
desde este poderoso y heterogéneo complejo se procesó el nuevo mapa que se abre
a partir del 54% de los votos cosechados por Cristina en las últimas elecciones
presidenciales.
O, como ilustró a los hombres de los agronegocios el experto en política
internacional Juan Tokatlián, la secuencia que une el 22% de Néstor kirchner, el
45% de Cristina en 2007 y el 54% de la presidenta en su reelección. “Esta es la
secuencia que entendió el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, cuando
pidió una reunión con la jefa de Estado pocos meses después de haber salteado a
la Argentina en una gira internacional”, subrayó.
La pregunta es si los referentes de la agroindustria comparten esa lectura. Para
Rubén Ferrero, quien reemplazó a Mario Llambías al frente de Confederaciones
Rurales Argentinas (CRA), “hay señales que invitan a dejar atrás el pasado”.
Entre las entidades que se nuclean en el foro, revalorizaron los gestos del
ministro de Agricultura, Julián Domínguez, de la propia presidenta con su
referencia a la ruralidad y la visita a Coninagro y, la visita del titular de la
cartera a agropecuaria a la cooperativa AFA para negociar cambios al sistema de
intervención estatal en el comercio de granos.
En delicado equilibrio entre la línea más abierta que intentará expresar su
conducción, y el antikirchnerismo rabioso que mantienen importantes sectores de
la confederación que preside, CRA saludó las señales del gobierno, oficializó en
la práctica el congelamiento de la mesa de enlace agropecuaria y elogió las
metas establecidas en el Plan Estratégico Agropecuario. Pero también criticó la
propuesta de liberación parcial del mercado de trigo y maíz que propone
Domínguez, alertó sobre los problemas que atraviesan distintas economías
regionales y subrayó su reclamo para que se elimine el sistema de administración
de los cupos de exportación basados en los ROE.
Los ROE (certificados de exportación) son el instrumento base de la política de
intervención implementada por el secretario de Comercio Interior, Guillermo
Moreno, en el mercado agropecuario. La cuotificación de exportaciones, los
subsidios cruzados y el establecimiento de una suerte de junta de granos ad hoc
para repartir los cupos de venta al exterior son el gran enemigo de los
empresarios del sector y, fundamentalmente, una fuente de permanente conflicto
por la redistribución del ingreso en toda la cadena.
El Ministerio de Agricultura avanza en un plan para darle un nuevo marco de
institucionalidad a este tipo de intervención, basado en términos generales en
reservar un porcentaje de la producción de cereales para abastecer el mercado
interno y permitir que, bajando la llave de los ROE de las exportadoras a los
productores, se negocie en libertad el resto de la cosecha.
El plan 40%-60%, cuyos rudimentos se mostraron en la reunión del ministro con
los dirigentes de AFA, es, en realidad, una versión de un paquete de medidas que
se vienen consensuando en el gobierno con distintos sectores del complejo
agroalimentario, con el objetivo de darle mayor racionalidad y quitarle
discrecionalidad a un sistema que provocó enormes transferencias de ingresos
entre la cadena.
Entre los representantes de las entidades que integran el foro, un conglomerado
de asociaciones empresarias que cubren toda la actividad, desde semilleros,
productores y comercializadores de insumos, hasta organizaciones gremiales,
cámaras industriales, procesadores, y Bolsas, existe cierto consenso de que hay
que aceptar la consigna de preservar la mesa de los argentinos y aceptar una
intervención que, a diferencia de lo que ocurre con Moreno, sea más permanente,
democrática y previsible.
“Creo que el gobierno ha dado señales, y el sector agropecuario también, de que
es hora de cerrar las heridas abiertas en el conflicto de 2008”, dijo el
presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina
(Ciara), Alberto Rodríguez.
El presidente de la Bolsa de Comercio de Santa Fe, Eduardo González Kees, que
ofició de anfitrión, llamó a “capitalizar en esta nueva etapa las experiencias
del pasado”.
Hugo Biolcati, el extremo presidente de la Sociedad Rural Argentina, no parece
terminar de aceptar esa situación. Junto a Ferrero cerró el foro, y les marcó la
cancha a todos. Celebró que el gobierno nacional “haya expresado metas
importantes de producción agropecuaria en el plan nacional para el sector” pero
puso en duda que tenga políticas para lograrla. Luego despotricó contra la
política nacional, como en los viejos tiempos de la 125.
Tampoco el gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, se desprende del conflicto.
Sin funcionarios nacionales a la vista, el ex candidato a presidente del FAP
participó de la inauguración del foro, donde mantuvo su perfil «ruralófilo». Es
más, tras criticar la política agropecuaria, puso en duda los votos del campo a
Cristina. “En Santa Fe, donde hubo movilizaciones del conflicto del campo, el
Frente para la Victoria no obtuvo los resultados que esperaba”, dijo. Mientras
aguanta con el jab, la cadena se retrae, esquiva y va en busca de un nuevo
costado para entrarle al gobierno. La punta del ovillo parece estar en aceptar
el mapa político pero hacer valer el potencial del sector.
Dólares. En tiempos de crisis internacional, las cadenas agroindustriales
prometen exportaciones y dólares. El investigador del Ieral, Juan Manuel Garzón,
presentó un trabajo elaborado a pedido de los dirigentes del foro sobre las
perspectivas de 16 cadenas agroalimentarias del país y su potencial de
creciente. Una suerte de plan 2020 elaborado por el sector privado. La
conclusión fue que podrían crear 2,8 millones de trabajos en una década.
Bernardo Kosacoff, el ex director de la Cepal, señaló que en la última década,
la economía argentina pudo crecer desplazando la tradicional restricción
externa, por el saldo comercial del sector agroalimentario. Y consideró que, en
un mercado internacional “cada vez más restrictivo y arrastrado a una guerra de
divisas”, el sector “tiene un rol central”. •


