El de los precios pizarra es un tema muy discutido entre los productores agropecuarios, en particular desde que el gobierno comenzó a intervenir los mercados a partir de 2006.

Es conocido como la formación del precio en las pizarras de las bolsas ha perdido transparencia en los últimos tiempos, e incluso hay largos períodos en que algunos granos aparecen como sin cotización.

Por otra parte, existen operaciones que se realizan en forma directa y que, a pesar de ser legítimas, no pasan por los mercados institucionalizados. Muchas empresas compran granos a precios superiores a la pizarra con la condición de no informar estas operaciones puntuales. Las mismas no intervienen en la formación del precio de las pizarras y, por lo tanto, este índice es siempre más bajo de lo que debería ser si todas las transacciones quedaran inscriptas, y no resulta representativo del total de las operaciones que se realizan. Por otro lado, las empresas cierran cotización a precios más bajos para todos los productores que tienen mercadería entregada a fijar.

Las Bolsas se sacan el fardo de encima diciendo que los precios de pizarra son de referencia, y que ellos informan lo que los productores les dicen.

Hay quienes opinan que se debería eliminar los precios pizarra tal como están hoy ya que no dan la seguridad de representar los verdaderos precios que se pagan en el mercado.

Lo ideal sería ir a un registro obligatorio de todas las transacciones, generando un mecanismo para que una vez cerrado el negocio se informe el precio, volumen, ubicación y calidad, etc. de lo que se vendió y que esos datos aparezcan por grano en una pantalla accesible vía Internet al día siguiente.

Para que el productor pueda defender el precio de su grano en un mercado con una oferta atomizada, es imprescindible que existan los mercados institucionales y los precios de referencia. Con esos datos, puede negociar con su acopio la venta de su producción.

Lo aconsejable es no entregar granos a fijar por los precios de las pizarras, ni hacer contratos de ventas futuras que se relacionen a esos precios. Los acopios tienen corredores que deben tratar de sacar el mejor precio posible al productor y no solo al acopio.

Hay que implementar el sistema de registración obligatoria para que comience a convivir con el precio pizarra, y lentamente el mismo mercado irá eligiendo el índice que considere más transparente.

Evidentemente, no faltan intereses en torno a este tema. Las diferencias en los precios que se pagan a los productores pueden parecer chicas pero en el volumen de la cosecha argentina significan grandes ganancias para las empresas. Por eso es que muchos no tienen incentivo para realizar cambios que impulsen una mayor transparencia en el sistema, ni para que se publiquen los precios máximos y mínimos que se pagan en el mercado, o para dar a conocer el verdadero volumen comercializado a través de la pizarra que permita saber si es realmente representativo del total comercializado en la Argentina.

Teniendo todos los datos de todas las operaciones será mas fácil obtener un promedio real del precio para cada grano en 2 ó 3 destinos representativos para que sean tomados como referencia en diferentes contratos.

Los productores estamos cansados de tener retenciones y roes, pero también de las enormes diferencias entre el precio Fas teórico publicado por el Ministerio de Agricultura y los precios realmente ofertados por una demanda muchas veces cartelizada.