CIUDAD DE BUENOS AIRES (Economía & Regiones). El cálculo de Balanza de Pagos consiste en el registro contable de operaciones comerciales, de servicios, rentas y movimientos de capitales llevadas a cabo por los residentes en un país con
el resto del mundo. Las transacciones registradas en la balanza de pagos aparecen agrupadas en diferentes sub-balanzas.
La diferencia entre ingresos y pagos determina su saldo. A su vez, el saldo de la suma de las sub-balanzas determina la variación de Reservas Internacionales del Banco Central bajo un esquema de tipo cambio administrado.
La diferencia entre ingresos y pagos determina su saldo. A su vez, el saldo de la suma de las sub-balanzas determina la variación de Reservas Internacionales del Banco Central bajo un esquema de tipo cambio administrado.
A pesar de que la economía argentina mantiene un considerable excedente en su balanza comercial, el sector externo en su conjunto comienza a mostrar algunas señales de debilidad.
Si además del comercio exterior se toma en cuenta el resultado neto de los dólares que ingresan y egresan por turismo, por flete, por regalías, por pago de intereses y por giro de utilidades y dividendos, el resultado de la cuenta corriente es negativo.
Para colmo de males, el resultado de la cuenta capital y financiera no sólo que no alcanza a financiar el saldo de la cuenta corriente sino que también arrojó un resultado negativo; generando una reducción del stock de reservas internacionales.
Para colmo de males, el resultado de la cuenta capital y financiera no sólo que no alcanza a financiar el saldo de la cuenta corriente sino que también arrojó un resultado negativo; generando una reducción del stock de reservas internacionales.
De acuerdo con la información que difundió el INdEC días atrás, la cuenta corriente -que incluye los rubros señalados- registró un déficit de US$ 673 millones en el primer
trimestre de 2011. El tipo de cambio depreciado había forjado un superávit comercial, que hizo que toda la cuenta corriente de la balanza de pagos haya sido positiva en todos los trimestres desde la eclosión de la Convertibilidad hasta finales de 2009.
Pero en 3 de los 5 trimestres siguientes (1ro. y 4to. de 2010, y 1ro. de 2011), el saldo fue negativo. Lo que estaría poniendo una luz amarilla a la viabilidad financiera del sector externo:
> El resultado comercial fue positivo en US$ 2.460 millones y se mantuvo en torno a los mismos niveles del mismo período del año anterior a pesar de mostrar una constante reducción desde el 2010.
> En este marco, el principal factor de desequilibrio es el rubro utilidades y dividendos, que en el 1er. trimestre de este año tuvo un resultado neto negativo de US$ 1.689 millones y ha venido aumentando ininterrumpidamente desde 2003, a un ritmo sostenido. Si al
déficit percibido en concepto de utilidades y dividendos se le agrega los intereses de
deuda pagados de US$ 773 millones durante el mismo período, hicieron que toda la cuenta de rentas de la inversión alcance un resultado negativo de US$ 2.462 millones.
Además, en el 1er. trimestre de 2011, el déficit de servicios alcanzó unos US$ 727
millones, con un aumento de US$ 361 millones respecto al primer trimestre de 2010. En tanto que se registró un egreso neto de US$ 149 millones, lo que implica un aumento nominal de US$ 88 millones con respecto al saldo del año anterior, debido fundamentalmente a mayores remesas de trabajadores enviadas al exterior.
Paralelamente, en el 1er. trimestre de 2011, se estimó un egreso neto por la cuenta financiera de US$ 153 millones, lo que supera ampliamente a los US$ 19 millones egresados durante el mismo período del año anterior. La salida neta se debió a egresos del sector público no financiero (y BCRA) por US$ 225 millones, que superaron los ingresos netos del sector privado no financiero por US$ 37 millones, y del sector bancario sin BCRA por US$ 35 millones.
Por último, a fines de marzo de 2011 las reservas internacionales del BCRA, sumaron US$51.298 millones, con una reducción respecto del trimestre anterior de US$ 891 millones.
Ahora bien, si se profundiza el análisis del sector externo es posible comprender la situación actual y hasta anticipar la dinámica estructural, al menos en el corto plazo:
Como venimos señalando desde este mismo espacio, la apreciación del tipo de cambio real sumado al fuerte crecimiento del nivel de actividad, han generado un paulatino pero sostenido desgaste del superávit comercial.
En efecto, la tasa de crecimiento anual de las importaciones duplica (todos los meses) a la de las exportaciones; y si bien el superávit comercial todavía se ubicaría en torno a los US$7.500 millones a fin de año, la reducción paulatina del mismo no llega a compensar el déficit del resto de las partidas de la cuenta corriente. Este fenómeno explica -en parte- la política del Gobierno Nacional.
El saldo negativo de “rentas de la inversión” (expresado principalmente por los egresos en concepto de “dividendos y utilidades”), es la segunda partida en importancia relativa de la cuenta corriente, y es la consecuencia del incremento en las ganancias de las multinacionales, y también del proceso de extranjerización de las grandes empresas que caracterizó a la década del ’90, y que para nada se revirtió en los últimos años.
Ese rasgo estructural de la economía argentina que, llega al punto que de las 500 compañías que más facturan en el país, 324 son extranjeras, según surge de las Encuesta Nacional a Grandes Empresas que elabora el INdEC. (El último año en que había mayoría de nacionales en las primeras 500 fue 1993, con 281 firmas.) Por lo tanto no sorprende que de las 10 empresas líderes del ranking de facturación que publica la revista Mercado, 6 son foráneas (YPF, Cargill, Telecom, Petrobras, Carrefour y Jumbo), y que de las primeras 25, lo sean 17.
Ese rasgo estructural de la economía argentina que, llega al punto que de las 500 compañías que más facturan en el país, 324 son extranjeras, según surge de las Encuesta Nacional a Grandes Empresas que elabora el INdEC. (El último año en que había mayoría de nacionales en las primeras 500 fue 1993, con 281 firmas.) Por lo tanto no sorprende que de las 10 empresas líderes del ranking de facturación que publica la revista Mercado, 6 son foráneas (YPF, Cargill, Telecom, Petrobras, Carrefour y Jumbo), y que de las primeras 25, lo sean 17.
Además, la extranjerización es aún más intensa en los sectores de mayor dinamismo de la economía en los últimos años, entre los que sobresale el automotriz (no hay ninguna terminal de capital nacional), el complejo oleaginoso, la minería y las telecomunicaciones. La abultada rentabilidad de esos sectores ha potenciado el giro al exterior de utilidades y dividendos.
Por otro lado, la cuenta de capital y financiera fue deficitaria en 2008 y 2009 aunque levemente superavitaria en 2010 (-US$ 8.095 millones, -US$ 9.333 millones y +US$ 710 millones respectivamente). Este resultado se explica en parte porque los egresos por pagos de deuda más la fuga de capitales superaron a los ingresos en concepto de inversión extranjera directa más la (nueva) deuda que la Argentina ha contraído en el mundo.
Específicamente en 2011, la fuga de capitales ha tomado una nueva inercia como consecuencia de la incertidumbre que general las elecciones presidenciales más el atraso cambiario que arrastra la economía local.
Sin embargo, los saldos negativos de los rubros anteriores se compensarían en parte por la nueva deuda contraía y la IED (Inversión Extranjera Directa). El hecho de que algunos Gobiernos sub-nacionales y algunas empresas privadas hayan tomado deuda en el exterior aumentó el ingreso de divisas por esta vía. Paralelamente, la región de América Latina en general y Argentina en particular se ha se desempeñado como una de las regiones con más afluencia de IED del mundo durante el último año.
En síntesis, con un resultado comercial tendiendo a la baja que no alcanza a compensar el déficit del resto de la cuenta corriente (producto de la extranjerización de las empresas locales), y una fuga de capitales acelerándose como consecuencia del año electoral y el atraso cambiario, sólo la colocación de nueva deuda en el exterior y lo que ingrese como IED pueden aminorar la salida neta de divisas de la economía argentina.


