Si miramos el cuadro económico desde el ángulo optimista, vemos que los salarios en dólares ya están en los u$s 1200 por persona y por mes, y se ubican por encima de los salarios en la convertibilidad para los empleados públicos y para los que trabajan en empresas formales.

Las ganancias de las 500 empresas más grandes son mayores que en la década del 90 y el precio de la tierra maicera o sojera, que era de u$s/Ha 4000 hasta el 2003, ha pasado a los u$s/Ha 15.000 en la actualidad. En esta mirada, las cosas parecen estar muy bien para el oficialismo.

Sin embargo, en profundidad, hay varios desafíos para Cristina, que si no los resuelve bien, pueden deteriorar todos los resultados que hemos mencionado. Lo peor sería querer ignorar los problemas pues esto significaría que la realidad se va a encargar de las correcciones y esto siempre es más duro que hacerlo programadamente.

Un desafío clave es el gasto público excesivo que consolidado llegó al 45% del PIB, cuando más de 28% es poco conveniente y que con 35% del PIB hizo explotar a la convertibilidad en el 2001.

Como los recursos no alcanzan para cubrir esos gastos, se debe apelar al Banco Central mediante varios mecanismos, lo que eleva los medios de pago por encima del 30% anual. Esto impulsa una inflación alta que perjudica enormemente a los pobres y enfría la economía al achicar la capacidad de compra. Ahora bien, es difícil bajar este gasto público pues mayormente son salarios, jubilaciones y subsidios.

Como se han congelado por demasiado tiempo muchos precios de servicios públicos (desde 2001), hubo que apelar a subsidios cada vez mayores, que antes se cubrían con los derechos de exportación, pero ahora éstos ya no alcanzan. La hora de rebalancear estas tarifas ya ha llegado porque estos precios bajos al público provocan una demanda excesiva y no incentivan al productor, verificándose muchos cuellos de botella.

En síntesis, los desafíos de Cristina para ordenar la macroeconomía son muy importantes: inflación, tipo de cambio, impuestos distorsivos, pobreza, empleo adecuado (más de 5.000.000 en la informalidad), crédito en general y especialmente el hipotecario para poder acceder a la vivienda.

También habrá que ver cual será el planteo estratégico con Brasil, que nos ha superado ampliamente por tener una visión clara del futuro. Incluso nos sacó el mercado mundial de carnes vacunas, además de tomar porciones relevantes de nuestro mercado de cemento, de bancos y de otros sectores claves de la economía. Un replanteo de estas relaciones será también uno de esos desafíos.

Y por último, un cambio: la actual administración viene gobernando el país desde casi 9 años por lo tanto no podrá echarle la culpa a nadie de las distorsiones y problemas que hoy aún tenemos.