Hay varias razones que explican que el final del misterio por el candidato porteño del frente para la Victoria encierra otros dilemas para el Gobierno. La definición de Amado Boudou, Carlos Tomada o Daniel Filmus como potenciales candidatos del kirchnerismo supera las fronteras porteñas . Veamos:

1- Una forma de hacer politica. La decisión de Cristina Kirchner de definir a dedo y no impulsar comicios internos para definir al candidato porteño va a contramano del espíritu que impera entre los máximos referentes del Gobierno de promover las elecciones internas, abiertas y obligatorias el 14 de agosto para definir el candidato presidencial de cada partido. Está claro que la Casa Rosada no tenía la menor injerencia en el cronograma electoral porteño que terminó por definir Macri. Pero desde el mismo kirchnerismo hay quejas hacia la cúpula del poder por no promover en el Frente para la Victoria un esquema más justo de selección de candidatos que no sea sólo la voluntad de la Presidenta. "La dedocracia es un flagelo que sufren los opositores y también nosotros los kirchneristas", comentó ayer a LA NACION un destacado referente de kirchnerismo porteño angustiado porque su jefe no tiene posibilidades de ingresar en el museo de los próceres K. La dedocracia kirchnerista no es única de Buenos Aires. También se aplicará en otros distritos.

2- El futuro de un gabinete. Cristina Kirchner deberá definir por dos ministros: Boudou o Tomada. Filmus no cuenta en este caso por ser senador. Esta selección tendrá como resultado un ganador y un herido. Este último deberá seguir al frente de un ministerio, llámese Economía o Trabajo, con los recelos y el malestar que ello pueda generar. No son pocos los laderos de Boudou, por un lado, y de Tomada, por otra parte, que admiten por lo bajo que a sus jefes les será muy difícil hacer política con soldados heridos. Tanto Tomada como Boudou cuentan entre sus filas a funcionarios actuales en sus respectivos ministerios que han dejado la vida por la candidatura porteña. La definición por lo tanto no será un costo político menor para la sana convivencia del gabinete. Es más, en el caso de que sea elegido un ministro habrá que evaluar cómo hace para liderar una campaña y gestionar al mismo tiempo.

3- La antesala de octubre. La definición de un candidato kirchnerista que le pueda hacer sombra a Macri, a Solanas o a quien sea será también una de las piedras angulares del peso que tendrá la eventual candidatura de Cristina Kirchner en octubre. Hay quienes aseguran que Filmus mide muy bien en las encuestas y que por ello será el candidato elegido para enfrentar a Macri. Habrá que ver si la Presidenta se inclina más por las encuestas que por las afinidades personales. Lo que está claro que cualquiera sea su elección marcará un rumbo hacia los comicios de octubre.

4- La relación con Moyano. Está claro que el jefe de la CGT jugó muy fuerte por la candidatura de Boudou. Algunos funcionarios de Balcarce 50 se animan a pensar que ello tuvo que ver con los cortocicuitos y desconfianzas que Moyano tenía con el ministro de Trabajo. Tomada fue siempre un hombre que tuvo que mostrar dureza con los gremios a la hora de definir conflictos gremiales. No es casual que más allá de Moyano, detrás de la candidatura de Boudou se encuentre también la sombra del ministro de Planificación, Julio De Vido, el único hombre del Gobierno capaz de frenar los desaires y malhumores de Moyano. ¿Quién podrá dar por seguro que un desplante de la Presidenta a Boudou no terminará por profundizar la grieta que hay entre Cristina Kirchner y el líder de los camioneros ?

5- El camino de la reelección. La palabra final de la Presidenta y su estado de ánimo para determinar luego el armado de listas que vence el próximo sábado también será un claro indicador claro de los proyectos velados que tiene Cristina Kirchner para su futuro político. En este plano las versiones son contrapuestas: hay quienes sustentan la teoría de que el cansancio pesa más en la decisión de la Presidenta de abandonar el proyecto de la reelección y están aquellos convencidos de que los mensajes ambiguos que la jefa del Estado emitió en los últimos días no tienen más efecto que el de amedrentar a Moyano y darle mayor sustento a su candidatura sin condicionamientos externos.

Por todo esto, la definición de la candidatura porteña del kirchnerismo que se tendrá que dar antes del sábado próximo será mucho más que un simple juego de palabras y una selección al azar. Se juegan muchas más cosas en la Capital. Como dice el refrán: "Dios está en todas partes, pero atiende en Buenos Aires". Por algo será.