¿Qué se puede decir frente a la situación de un agricultor que necesita el dinero y, por ende, debe vender en el disponible, su trigo cosechado en diciembre-enero?

La impotencia que lo inunda frente ello se convierte en frustración y enojo. Vender algo a un precio con una quita de un 20% no es algo fácil de masticar.

Quien puede esperar, que espere. Pero quien no lo puede hacer… ¿qué defensa tiene frente a la autocrática decisión oficial que, desde un escritorio, puede modificar la distribución del ingreso de la cadena de valor del trigo?

El oligopsonio, que se ha formado, a partir de la intervención oficial en el mercado del trigo, opera con total desenfado. En este contexto, vale preguntarse… ¿en la nueva campaña quiénes se van a animar a sembrar trigo?

Si con tan buena cosecha, que seguramente supere el nivel de 14 millones de toneladas, se aplican estas medidas… ¿qué va a pasar cuando venga una mala?