Lejos de la crisis que atraviesa en la Argentina, el grupo brasileño JBS, el mayor procesador mundial de carnes, busca quedarse con la firma de alimentos estadounidense Sara Lee.
Mientras en el país el frigorífico de la familia Batista intenta vender tres de sus ocho plantas, sale de compras por el mundo para sacar más ventaja en el negocio cárnico. Aún así, las partes no se ponen de acuerdo todavía en el precio, según publicó el periódico estadounidense The Wall Street Journal (WSJ) que puso la información en boca de fuentes cercanas a las negociaciones. El mismo medio ubicó la capitalización de Sara Lee en el mercado en torno a los u$s 11.000 millones.
En los últimos años, ambas empresas vivieron procesos antagónicos que hoy permiten pensar en el pase de manos de una a la otra.
JBS, que en 2009 tuvo ingresos por u$s 20.000 millones, comenzó su expansión desde 2005, justamente cuando compró la firma Swift Armour en la Argentina, por la que pagó u$s 200 millones. Dos años después, en 2007, adquirió Swift en Estados Unidos, con un desembolso de u$s 225 millones, más la absorción de u$s 1.230 millones en deuda. En 2008, se quedó con Smithfield Beef, por u$s 565 millones, lo que le permitió diversificarse geográficamente en Estados Unidos, además de sumar volumen de producción. En 2009, JBS obtuvo la mayoría accionaria de la productora estadounidense de pollo Pilgrim’s Pride, por u$s 2.800 millones.
En paralelo, en la Argentina, a través de Swift, JBS se quedó con las plantas de la ex-CEPA, en Venado Tuerto (Santa Fe) y Pontevedra (Buenos Aires), que se sumaron a las que poseía en la santafesina Gobernador Gálvez, y en San José (Entre Ríos). El listado se completa con otras dos plantas en Córdoba (Colonia Caroya y Juárez Celman) y una planta dedicada a elaborar envases de hojalata en Zárate (Buenos Aires).
Al mismo tiempo, Sara Lee, fundada en 1939, llegó a poseer un negocio de lencería, la firma de artículos de cuero Coach y la fábrica de ropa interior Hanes, entre otros activos. Pero en la última década podó esos negocios para concentrarse en el café y el procesamiento de carne. El mes pasado, le vendió al grupo mexicano Bimbo, el tercer mayor fabricante de pan del mundo, sus activos de panificación en Estados Unidos por u$s 959 millones.
Ahora, Sara Lee analiza vender sus divisiones de bebidas y carne –juntas o por separado– y cambiar, detrás de la cervecera Anheuser-Busch y Burger King, las barras blanquirojas por el verdeamarelo.


