El segundo estuvo ligado a una “pacificación” espontánea en todos los sectores de la sociedad que acompañó el luto de Cristina Kirchner y la elevó en la consideración pública. Y el tercero se instaló, cuando nadie lo esperaba, por el desmanejo de una situación social emergente de una realidad complicada como es la falta de viviendas en sectores marginados de la sociedad, que no pudo ser contenido ni por el gobierno de Macri ni el Nacional.

La Argentina de hace diez días, en nada se parece a la actual. Mientras se avanzaba en un posibilidad segura de un acuerdo social entre gobierno, sindicalistas y empresarios, que puede posibilitar una paz social y un acuerdo de precios; y se cerraba el acuerdo con el Club de París para saldar la última deuda que le queda a la Argentina frente a sus acreedores, que le dan previsibilidad al país; otra vez la pelea política instaló y sobredimensionó un tema social que podría haber sido controlado de inmediato.

Pero la irrupción en escena de sectores postergados, a los que se sumaron punteros políticos de distintas extracciones con objetivos diversos, inescrupulosos que hacen negocios inmobiliarios en base a las necesidades de la gente y narcos que dominan a algunas villas de la ciudad; envolvió a la Argentina en los peores fantasmas del pasado y la dirigencia gobernante no tuvo los reflejos ni la generosidad necesaria para abortar rápidamente una situación que se circunscribía, en un inicio, a la zona del Parque Indoamericano.

La represión policial sobre esos sectores, seguida de cuatro muertes –a las que debe sumarse el asesinato de Mariano Ferreyra–, disparó la inmediata reacción política de la presidenta Cristina Kirchner, que por primera vez debe afrontar una situación de este tipo sin el acompañamiento del ex presidente Néstor Kirchner.

Desde la muerte de Ferreyra, que para la familia presidencial disparó el ataque fulminante al corazón de Néstor Kirchner, la Presidenta había comenzado a analizar la creación del Ministerio de Seguridad. Para esto venía manteniendo varias charlas con la ministra de Defensa, Nilda Garré, sin que esta ni siquiera supusiera que iba a ser la elegida para el nuevo Ministerio.

La represión policial en Villa Soldati y los informes sobre las pericias balísticas por las muertes que no convencieron a la Presidenta, dispararon en Cristina Kirchner la necesidad de impulsar la inmediata creación del Ministerio de Seguridad y poner en ese lugar a Garré. “Si te elijo a vos es por tu capacidad de trabajo y porque sos incorruptible”, le dijo la Presidenta, minutos antes de hacer el anuncio que sorprendió, no solo a Garré sino al resto del Gabinete que no se lo esperaba.

Ese mensaje de la presidenta a Garré encierra también un mensaje político: luchar contra bolsones de corrupción que podrían estar asentados en algunas fuerzas de seguridad, sobre todo en la Federal. Es por eso que la ministra analiza por estas horas un relevo en la cúpula policial, que hace más de cinco años está en ese puesto.

“Es preciso dar un mensaje claro y contundente”, sostuvo en la intimidad la ministra Garré, que se tomará las próximas 48 horas para analizar los cambios en la cúpula policial. “Hay que hacer cirugía precisa, no hacer ninguna locura”, ha repetido la ministra por estas horas.

Garré ha comenzado a analizar la foja de servicios de la cúpula policial y de los comisarios jerárquicos, para encontrar el reemplazante de Valleca. “Hay que tamizar y analizar, no vengo a hacer ninguna locura ni ningún descabezamiento”, ha reiterado la ministra a los suyos.

Asimismo se supo en el entorno de la flamante ministra de Seguridad que va a pedir a la Justicia toda la información que esta haya reunido en torno al asesinato de Mariano Ferreyra y los hechos de Villa Soldati. “Es preciso analizar todo el comportamiento policial en los hechos que llevaron al asesinato de Ferreyra y el accionar en los hechos de Soldati, como también en otros hechos de represión en los que la fuerza estuvo involucrada, con el objetivo de establecer si hay similitudes, si hay gente que actuó en los mismos escenarios, hay que buscar puntas”, sostiene un asesor de la ministra.

En torno a las otras fuerzas, no habría que esperar modificaciones. El Gobierno no tiene reproches sobre el accionar de la Gendarmería y de la Prefectura, que daría la impresión de ser fuerzas que no están sospechadas.

Garré, se sabe, es una mujer de autoridad, que analiza y medita los cambios y que al frente del Ministerio de Defensa puso sobre el tapete hechos de corrupción enquistados en algunas de las fuerzas y que llevó adelante una depuración necesaria en las mismas.

La puja Macri-kirchnerismo...

... Sigue en su máxima tensión. La ideología los separa. ¿Hasta cuándo? No se sabe. Ni los muertos ni el desorden social en una parte de la ciudad, los ha podido acercar.

Macri, al igual que otros sectores políticos, cree que el Gobierno no puede permitir la toma ilegal de un terreno. Que hacerlo, abre a que todos se sientan con el mismo derecho a hacerlo y que la situación se complique.

El kirchnerismo sostiene, por el contrario, que tomas de este tipo ocurren siempre, y que en todos los casos se pudo resolver pacíficamente y con acuerdo. Y le echan la culpa a Macri por no haber sabido contener la situación. Es cierto también, lo admiten los kirchneristas ligados a los movimientos sociales, que hay mucha militancia de base que los sigue entre los necesitados que buscan y piden un techo, y que por eso les es difícil reprimir a sus votantes.

Dirigentes políticos de importancia, que alguna vez estuvieron cerca de Macri, se han sorprendido por el desmanejo político que el jefe de Gobierno porteño ha tenido de la situación. “Es como que no le interesara estar al frente del gobierno”, ha dicho un diputado nacional del peronismo disidente que lo conoce desde hace mucho y analiza: “Más allá que el manejo de la fuerza pública la tenga el gobierno nacional, que tendría que haber actuado de inmediato, Macri debería haber actuado políticamente de inmediato, no puede permitir que en su distrito le pase semejante situación”.

Muchos aconsejan a Macri, por estas horas, que ahora más que nunca adelante las elecciones porteñas, cuanto antes, y que él se presente para la reelección. El jefe de Gobierno porteño medita tomar esta decisión antes que termine el año.

Habrá que ver qué escenario asoma después de estos hechos de violencia, producto de sectores sociales que obviamente no se sienten contenidos, ni por unos ni por otros.