El presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes de la República Argentina (CICCRA), Miguel Schiaritti, hizo pública su negativa de acompañar la segunda parte del Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial, propuesto por el ministro Julián Domínguez, desde la cartera de Agricultura.

A través de una carta que difundió a los medios de comunicación, el titular de la Cámara que nuclea a la industria frigorífica PyME respondió que no será parte de “esta lamentable pero recurrente disociación entre el discurso y la realidad”.

A continuación, la carta de Schiaritti hacia Domínguez:

 

De mi consideración:

Me dirijo a usted ante los reiterados llamados recibidos desde su cartera en los que se nos invita a participar del Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial (PEA2), a pesar de haber manifestado ya nuestra decisión de no hacerlo, fundamentada en las experiencias anteriores, que mostraron una disociación absoluta entre los objetivos y las estrategias plasmados en los programas y las decisiones políticas concretas que se tomaron respecto del sector agroindustrial.

Desde 2003, se han presentado tres planes agropecuarios y renovado cuatro secretarios de agricultura y un ministro, sin que -aún con todos estos movimientos y anuncios- la política sectorial se haya modificado.

Llegada esta instancia, nuestra entidad no está dispuesta a avalar con su presencia una nueva decepción que –bajo el título de “plan estratégico”– convoque a profesionales e investigadores académicos ajenos a la realidad económica y productiva del sector agropecuario, para seguir sosteniendo esta lamentable pero recurrente disociación entre el discurso y la realidad.

Durante los últimos siete años nuestro sector, el de la Industria Frigorífica Pyme en particular, se ha visto abatido por el ahogo financiero, la concentración sostenida desde el Estado de los subproductos ganaderos (cuero, sebo), la escases y el encarecimiento de la materia prima, el quebranto y el cierre de pequeñas y medianas industrias de capital local, el consecuente retroceso de la mano de obra calificada empleada y otros tantos males que los sucesivos “planes estratégicos” no han atendido. Lo cierto es que no hay ninguna razón objetiva para esperar que eso no se repita en esta nueva oportunidad.

En fin, entendemos que respaldar una nueva edición de rondas de consulta, formalidades y expresiones de deseo implica avalar que se quite visibilidad a los críticos problemas de fondo que atraviesa el sector, los que a nuestro entender merecen un abordaje que esté en consonancia con sus verdaderas circunstancias y dificultades concretas.

Por todo lo expuesto, agradecemos respetuosamente sus reiteradas invitaciones, pero atentos a la realidad que nos ocupa, nos vemos en el deber de rechazarlas.

Atentamente,  

Miguel Schiariti

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