Por el Lic. Aldo Abram, director del Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados de Argentina (CIIMA-ESEADE)
Las principales ideas propuestas: Dr. José María Fanelli: Cuando los países viven períodos de alta inflación y fuga de capitales, los gobiernos intentan retener el ahorro local a través de medidas de represión financiera. Este fue el caso en los ´80, y la recuperación del crédito posterior a la crisis fue mucho menor que las que siguieron a las debacles de los ´70 y ´90. Hoy esta historia de represión financiera y baja reacción del crédtito se repite y el proyecto “Heller”busca profundizar esa tendencia. La clave para una reforma de la Ley de Entidades Financieras es lograr internalizar el ahorro de los argentinos; ya que en los últimos 8 años se fugaron el equivalente a 32% del PBI.
Sin embargo, también existe una gran oportunidad histórica de aprovechar las posibilidades de transferencia de capital desde los países desarrollados que envejecen hacia los “jóvenes”emergentes. A esto se suma, que será necesario mantener durante mucho tiempo tasas bajas para poder enfrentar los problemas de deuda de las principales potencias. Sin embargo, esto será imposible en la medida que no se reconstruyan las instituciones en la Argentina, principalmente el respeto al derecho de propiedad privada y reglas de juego estable para la toma de decisiones empresarias y financieras. Dr. Martín Lagos: Históricamente, los bancos han sido una industria que ha tenido la particularidad de deber varias veces su capital, cosa que no sucede en otros sectores sólo lo hacen por una porción del mismo.
Además, tiene la relevancia de ser la base del sistema de pagos y de la intermediación del crédito en la economía. Esto ha llevado a que sea altamente regulado. El mayor capital que tiene un banco y un sistema financiero es la confianza. El motivo argumentado para cambiar la ley de Entidades Financiera actual es que es políticamente incorrecta, ya que es de 1977; aunque, desde entonces, ha sufrido múltitud de cambios, por lo que dista de ser la originalmente sancionada.En realidad el proyecto Heller apunta incrementar el grado de intervencionismo del Estado en el sistema financiero. El mismo Estado que ha sido el que desde hace 60 años y sistemáticamente ha confiscado depósitos para financiar sus excesos de gastos o subsidios a determinados sectores.
El proyecto del PRO busca ordenar la actual legislación y aportar algunas innovaciones, para contraponer algo más racional al proyecto Heller, y reconstruir la confianza en los bancos. Sin embargo, no tiene sentido “dibujar” nuevas leyes, cuando el principal problema de los argentinos es que no las cumplimos, partiendo de la falta de respeto que demuestran nuestros gobiernos por la Constitución Nacional. Por eso, dado que se ha sistematizado la utilización del impuesto inflacionario yla confiscación de ahorros para financiar los excesos de gasto del Estado. Parece que la primera condición para reconstruir la confianza de la Argentina y su sistema financiero es discutir, sancionar y cumplir un nuevo régimen de responsabilidad fiscal. Ing. Manuel Solanet: No queda duda que el proyecto Heller apunta a un mayor dirigismo e intervencionismo estatal en el sistema financiero.
Esto lo diferencia de las reformas encaradas en todo el mundo, entre ellas la de “Obama”, que busca darle al sistema una mayor transparencia y control, dada la existencia de nuevos intrumentos de inversión cuyo riesgo resultaba muy complicado evaluar, aún para grandes jugadores institucionales. En ningún país desarrollado se plantea la posibilidad absurda de declarar al sistema financiero un servicio público, como pretende el Proyecto “Heller” para permitir que los gobiernos puedan usar arbitrariamente los ahorros de la gente como instrumentos de política económica.
Tampoco parece razonable la propuesta del proyecto Pinedo de declararlo de “interés público”; ya que es un sector que por su naturaleza está muy regulado. Sin embargo, este último proyecto parece haber nacido como alternativa para evitar un mal mayor, como el que generaría en el ahorro y el crédito local la sanción de la opción “Heller”. En los países desarrollados no pusieron límite de tamaño para evitar que haya entidades que no puedan dejarse que quiebren. Sí incrementaron los controles sobre este tipo de bancos. En tanto, en la Argentina, se propone que las entidades privadas no superen un 8% del total de depósitos y créditos del sector.
Un absurdo que desincentivará la competencia y, por ende, hará que los servicios prestados sean de menor calidad y más caros. En ninguna nación seria se busca limitar la tasa de interés que cobran las entidades; ya que esa es una de las principales funciones de los bancos: medir el riesgo de cada préstamo y determinar si se esconveniente otorgarlo y a qué tasa.
Por lo tanto, la propuesta de limitar las tasas del proyecto Heller obligará a los bancos asumir demasiado riesgo con baja remuneración; lo cual redundará en una menor confiabilidad del sistema, menores depósitos y menos crédito para el conjunto del país. En todo el mundo, las reformas tratan de desincentivar a los bancos la toma de riesgo excesivo, aún con rendimientos altos.
Por eso, también, vamos a contramano al obligar que 38% de los créditos sean para PyMes; ya que históricamente son más riesgosas, no todos los bancos tienen el expertisse para prestarles y, combinado con el límite de tasas a cobrar, incrementará fuertemente el riesgo del sistema financiero. En elproyecto del PRO no se limita el tamaño de las entidades ni las tasas de interés.
Sí, se avanza en un defensor del Usuario que depende del Defensor del Pueblo, que ya existe y cumple hoy ese rol. En tanto, el proyecto Heller se crea una comisión de defensa del Usuario con una composición interuniversitaria que tiende a tranformarlo en un instrumento peligroso de intervencionismo.
En ninguno de los proyectos de leyes se poneénfasis en lo que está buscando mejorarse a nivel internacional, fortalecimiento del sistema, mayor transparencia y que los reguladores tengan mejores instrumentos propios de evaluación y dependendan menos de las calificadoras de riesgo. Aunque, elproyecto “Pinedo” parece tener como principal objetivo evitar la absurda reforma propuesta por “Heller”; dado lo fuera de foco del actual contexto de discusión, lo mejor es que no haya cambios.


