Ya existían los criaderos Klein, fundado por don Enrique Klein en1919 y dedicado al mejoramiento genético del trigo; también estaban Buck,fundado por don José Buck, en La Dulce en Necochea y Massaux, creado por RenéMassaux, en Pirovano.
Todos ellos, pioneros de laindustria privada de semillas en la Argentina con la producción de trigo,avena, cebada y centeno, eran europeos. Klein y Buck eran alemanes y Massauxera belga. Algunos de estos criaderos tuvieron un desarrollo muy importante, yde hecho, hoy en día Buck y Klein continúan siendo dos grandes criaderos.
El maíz tiene su historia: laArgentina comenzó a trabajar con maíces híbridos a principios de la década del’30, prácticamente en la misma época que Estados Unidos. Henry Wallace,fundador de la empresa Pioneer, -quien luego fuera vicepresidente de ese paísdurante el mandato de Franklin Roosevelt-, comenzó a ocuparse del mejoramientogenético del maíz, con el fin de optimizar los rendimientos de todos losproductores.
Al mismo tiempo, en el InstitutoSanta Catalina, en una localidad cercana a La Plata, el doctor Salomón Horovitzcomenzaba a trabajar en los procesos de hibridación de maíz, haciendo líneasauto fecundas para después cruzarlas entre sí.
Por supuesto, Estados Unidossiguió a un ritmo y Argentina a otro, se perdieron muchos años, sobre todo enel período del ‘45 al ’55, cuando se le negaba a la agricultura argentina laimportancia que merecía, dado que el gobierno de esa época consideraba quenuestro país debía ser industrial ydespreciaba, en cierta forma, a la actividad agropecuaria.
A fines de la década del ’40comenzó a desarrollarse el sector de híbridos de maíz. Los primeros híbridos selograron en el sur de Santa Fe, donde Antonio Marino y Tomás Luna,fitotecnistas que habían estudiado con Horovitz, obtuvieron el Santa Fe 2 y elSanta Fe 3. Poco tiempo después, en la Estación Experimental de Pergamino, RaúlAbalo y Juan Etchecopar obtuvieron el Pergamino 2, que alcanzó una grandifusión por su rendimiento y buena calidad de grano, tipo piamontés. El SantaFe 3 y el Pergamino 2 fueron los primeros híbridos comerciales.
En esa época aun no existía elINTA, que fue creado recién en 1956, durante la presidencia del general EugenioAramburu, cuando Alberto Mercier era ministro de Agricultura. Con el inicio delINTA todas las Estaciones Experimentales existentes pasaron a depender y aformar parte de ese organismo y de este modo comenzaron a tomar un mayor impulso.
La Estación Experimental dePergamino continuó en esos años siendo un interesante productor de materialesde maíz y llegó así, a principios de la década del ’60, a obtener otroshíbridos como el Pergamino Guazú y el Pergamino Pitá, que fueron híbridos oficiales. No obstante, las líneas queformaban esos híbridos entraban en muchos de los híbridos comerciales que habíaen aquel momento ya que al ser pedigree cerrados, no tenían obligación deinformar qué líneas entraban en la formación de los híbridos.
En ese momento las compañías másimportantes en producción de maíz híbrido eran Cargill y Morgan, aunque tambiénexistían una serie de criaderos nacionales más chicos, que fundamentalmenteutilizaban materiales del INTA, no solo de Pergamino sino también, por ejemplo,de Paraná donde trabajaba el ingeniero Urbano Rosbaco, considerado unimportante mejorador de maíz.
En elINTA de Pergamino estaba Juan Carlos Rossi, era la época del mejoramientoconvencional, o sea, de las líneas autofecundas. Se aprovechaba la heterosis ovigor híbrido y los materiales eran primordialmente híbridos dobles, conocidoscomo híbridos de cuatro líneas. Había entonces criaderos como ForestalPergamino, Merced, El Boyero y otros esfuerzos independientes de pequeñas ymedianas empresas, que competían en el mercado palmo a palmo con los grandes criaderosya que la brecha tecnológica en esa época no era tan grande y el mejoramientoera similar en todos los casos.
Si nos referimos a la semilla detrigo, es preciso señalar que en el año 68 nos asociamos con el ingeniero GinoAlejandro Tomé, un ingeniero agrónomo muy prestigioso que fue decano de laFacultad de Agronomía, yerno de René Massaux. Juntos fundamos el Criadero Tomé,que pasó a funcionar de Pirovano a Rojas, donde el Campo Experimentalfuncionaba junto con los lotes de maíz y sorgo experimentales del Criadero ElBoyero.
En el criadero Tomé producíamosen esos años tres variedades de cebada cervecera, Heda, Becca y Maltería 150 ylogramos además una variedad que se llamo Bonita y un trigo denominado Massaux Golondrina. También trabajamos en otras especiescomo avena (Stanton Massaux) y dos variedades de centeno, el centeno ForrajeroMassaux y el centeno Pastoreo Massaux.
Pero,en esa época no había ninguna protección a las obtenciones fitotécnicas,no existía ARPOV y la producción de especies autógamas estaba totalmentedesprotegida. Así, cualquier productor podía comprar semilla original ymultiplicarla al año siguiente sin pagar ningún tipo de royalty nicompensación. De esa manera no era viable continuar con la producción de estetipo de semillas y por lo tanto el Criadero Tomé duró solo cinco años ya que noera rentable comercialmente. Posteriormente, el ingeniero Tomé comenzó atrabajar en la Malteria Quilmes, donde continuó con sus trabajos en cebada, yluego en Maltería Pampa.
En relación a la falta deprotección a las creaciones fitotécnicas, por iniciativa del diputado AurelioPologna -durante el gobierno de Illia- se sancionó una ley con beneficiosimpositivos, con el objetivo de estimular la producción agrícola. Esa ley,entre otras cosas, permitía la desgravación de la compra de semilla original yde fertilizantes, pero, si bien en el año 76 fue derogada, en alguna medidasignificó un estímulo a la producción y venta de semilla original y fue muyimportante para algunos criaderos como Buck, Klein y otros, ya que les permitiócontinuar en el mercado.
También hay que destacar dossucesos muy importantes: la fundación del INTA en el 56, que empezó a dar susfrutos en la década del ‘60 y la formación de los grupos CREA. En el año 57 elarquitecto Pablo Hary regresó de un viaje de estudios por Europa, y fundó en Henderson, junto a un grupo devecinos, el primer grupo CREA, inspirado en los CETA franceses (Centro deEstudios Tecnológicos Agrícolas). A partir de ese momento el movimiento CREAinició su rápida expansión por todo el país y eso se tradujo en el uso demejores tecnologías. También comenzó a gestarse una relación entre losingenieros agrónomos y los productores. Hasta ese momento los productores eranmuy recelosos, incluso desconfiados, de los profesionales agrónomos, pero conel correr de los años se fue alcanzando una especie de simbiosis entre losproductores y los técnicos, y hoy en día ya nadie discute el asesoramiento y nohay cooperativa ni firma de venta de insumos o de acopio en el interior que noposea asesoramiento agronómico.
Desde entonces se comenzaron ausar mejores semillas, mejores técnicas para cultivar y un mayor uso deagroquímicos, fertilizantes, etc. Al mismo tiempo, la tecnología y lainvestigación continuaron avanzando. A partir del año ’76, las condicioneseconómicas del país posibilitaron iniciar la construcción de puertos privados yse autorizó la exportación de oleaginosas como soja y girasol sin elaborar, quehasta ese momento estaban prohibidas.
La política de prohibir lasexportaciones de oleaginosas sin procesar se había originado en la década del’40 y se refería fundamentalmente al lino, que en aquél momento era un cultivoimportante, el girasol recién empezaba y la soja aun no existía. Laconsecuencia fue que el cultivo de lino fue desapareciendo y en el mercadointernacional fue reemplazado principalmente por lino canadiense y así elcultivo prácticamente dejó de existir en el país.
El cultivo de soja, por su parte,no se desarrolló hasta que tuvo un mercado. En esa época, si alguien producíauna determinada cantidad de toneladas de soja no tenía a quien vendérselaporque las fábricas aun no existían y la exportación del poroto estaba prohibida.La producción de soja creció entonces de la mano de las fábricas que se fueroninstalando, de la demanda mundial de aceite y harina y de la posibilidad deexportar soja en grano. Así se armó un mercado donde competían los exportadoresy los industriales y de esa forma había una demanda asegurada permanentemente.Hasta ese momento solo la Junta Nacional de Granos podía tener puertos paraembarque de grano en la Argentina. Pero en el año 76 se autorizó laconstrucción de puertos privados y las fábricas de aceite de soja se fueronerigiendo a la vera de esos puertos.
La soja era un cultivo que yaestaba muy desarrollado en Estados Unidos. En 1963, cuando viajamos a ese país,observamos que en muchas zonas de Iowa, Illinois, Wisconsin y otras, había regionesmuy similares a las Argentinas, que producían soja al lado del maíz, compartíanlos lotes, entonces se nos ocurrió preguntarnos porqué no se producía soja enla Argentina. Volvimos con muestras de 32 variedades de distintas zonas ehicimos un ensayo en Rojas. Al mismo tiempo, el único lugar de la Argentinadonde se sembraba algo de soja era Tucumán, entonces compramos 200 bolsas deuna variedad Lee y las repartimos entre 10 productores para que las ensayaran.Todas las sojas de esa época eran producidas por el Departamento de Agriculturade Estados Unidos en asociación con las Estaciones Experimentales de losdistintos estados, y por eso esas variedades de soja poseían nombres degenerales americanos que habían participado de la Guerr a de Secesión, sellamaban Lee, Clark, Williams, Forest, Tracy, Hill etc., y al igual que los militares que lesbrindaban su nombre, provenían principalmente de la zona sur del área agrícolaamericana. Las compañías privadas comenzaron a producir semilla de soja, pero todavíano era tan importantes como en la actualidad.
En marzo del 64 hubo una heladamuy fuerte en Argentina que congeló las parcelas de soja y todos los cultivosde verano, además de los lotes de soja Lee que habíamos distribuido. En laEstación Experimental de Pergamino preguntamos por qué no se sembraba soja ynos contestaron que no había mucha información y que el cultivo “no andaba” enla zona, que era muy delicado.
Hubo, sin embargo, un intento porparte del ingeniero Ramón Agrasar, uno de los grandesagrónomos que tuvo la Argentina, quien sehabía asociado con Laboratorios Brandt y formado una sociedad que se llamó Agrosoja,que intentó difundir el cultivo de soja en nuestro país. Se hicieron algunosensayos en los años 58, 59 y 60, pero la asociación no prosperó porque notenían a quien venderle la soja por las razones previamente expuestas. Tampoco habíaen la Argentina el paquete tecnológico adecuado para el cultivo de soja, erauna Argentina con las importaciones prácticamente cerradas, una Argentina devivir con lo nuestro, donde el tractor era el Someca y el auto era laEstanciera. No estaba permitida la importación de herbicidas de últimageneración, no se conocían los herbicidas pre emergentes y los únicosherbicidas que se usaban en esa época eran tipo 2-4-D. Entonces, la soja teníaqu e venir con todo el paquete tecnológico.
Comodato accesorio, cuando Ramón Agrasar trajo a Dekalb a la Argentina la primersociedad se llamó Dekalb Agrosoja. Dicha sociedad realizó en el año 1958 lasprimeras importaciones de sorgo híbrido, generando una expansión de estecultivo que hasta entonces era de menor importancia y en el 61 comenzó con elmejoramiento del maíz. Los trabajos de Agrasar fueron determinantes para queDelkalb demostrara un creciente interés en la Argentina y así se constituyó lasociedad Dekalb Argentina de la cual fuera su presidente hasta el año 87.
La industria de aceite de sojacomenzó en la década del ’60, pero no cobró impulso hasta el año 76. Porejemplo, Aceitera General Deheza, una empresa de 1967, es la nacional másgrande que hay de soja. Previamente hubo un intento del ingeniero ÁlvaroAlsogaray para construir una planta sobre el río Paraná, que después se vendióa La Plata Cereal y también hubo un intento de Sasetru, y hoy podemos ver lafábrica abandonada cuando cruzamos el puente Zarate Brazo Largo.
Vale la pena reiterar entoncesque fue fundamental que se permitiera la construcción de puertos privados,porque al lado de los puertos se montaron las fábricas, además de admitirse laexportación de soja en grano y la importación de herbicidas de últimageneración y maquinarias modernas de siembra, además de todo lo necesario paramanejar el cultivo. Entretanto, al verse que el cultivo se adaptabaperfectamente, se inició la expansión de la soja en nuestro país.
Habíamos conocido el Lazo y laAtrazina en Estados Unidos en el 63 , pero en la Argentina recién entraron enel 76. Si bien antes existía la Atrazina, los impuestos a su importación lahacían tan cara que casi imposibilitaban su utilización, entonces hubo queliberar de impuestos la importación de todos esos productos para que fueranaccesibles al productor.
También hay que reconocer queentre el 73 y el 76, si bien el marco no era el más favorable, el Subsecretariode Agricultura de ese momento, Armando Palau, era consciente de la importanciade la soja y de la necesidad imperante de estimular el cultivo, entoncescomenzó a traer semillas de otros países como Estados Unidos o de Uruguay. Lasoja ya había adquirido mucha relevancia en el mundo como harina proteica, yaera fuerte en Brasil, y venía bajando de Norte a Sur. Así, desde Brasil pasó alas provincias del norte de Argentina como Salta y Tucumán. También había uningeniero agrónomo en la Agencia del INTA de Casilda que fue uno de lospioneros del desarrollo de cultivo de soja, el ingeniero Roquero.
De la mano de las variedadestransgénicas, de los herbicidas y de la siembra directa la soja logró unaexpansión extraordinaria en nuestro país y se ha convertido en el cultivo másimportante de la Argentina, aprovechando así las excelentes condicionesagroecológicas que tenemos para su desarrollo. Así, Argentina junto con Brasily Estados Unidos forman el G3 de la soja y entre los 3 producen más del 90% dela producción mundial. Resulta interesante destacar también que, actualmente,la producción de Sudamérica supera a la del hemisferio norte.
La industria de semillas continuóavanzando. En el caso particular del maíz, que es el cultivo en el que el mundomás invierte en investigación, después de los híbridos dobles, aparecieron loshíbridos triples y finalmente los híbridos simples, o sea, la cruza de doslíneas. Eso significó un aporte muy importante a la producción porque severificó un nuevo salto en el rinde. En la década del 90 se expandieronfuertemente los híbridos simples de maíz a nivel mundial, y a su vez en laArgentina ya estaban dadas las condiciones para traer la biotecnología delresto de mundo.
A partir del 96/97 comienzan adescubrirse los eventos transgénicos, los organismos genéticamente mejorados,tanto de maíz como de soja, que motivaron los rindes que se están alcanzandopor hectárea, que en la última campaña fueron de 8.500/8.600 kilos de maíz porhectárea como promedio nacional, cuando hace veinte años ese era el rindemáximo que se lograba o se aspiraba a lograr en el corazón de la zona maicera.Es impresionante observar cómo se ha extendido la tecnología a todo el país,que junto a un clima favorable han logrado alcanzar esos rindes por hectárea,como consecuencia de las mejores semillas y de un mejor paquete tecnológico.
La producción actual de semillasestá fuertemente ligada a la biotecnología, razón por la cual la mayoría de losgrandes criaderos de semillas hoy pertenecen a grandes laboratorios o empresasfarmacéuticas que dedican enormes montos a la investigación. Así es que unaempresa como Dekalb hoy pertenece a Monsanto, Pioneer a Dupont, Syngenta aNovartis, todas multinacionales que a su vez pueden licenciar sus logros tecnológicosa terceras empresas, lo cual permite la difusión de estas semillas a nivelmundial.
La industria de semillas hacambiado totalmente en el mundo, de la época heroica del mejoramientoconvencional se ha pasado a este desarrollo de alta tecnología, que logravarias generaciones por año. Así fue que la producción de semillas en Argentinacreció a un ritmo comparable al de los países más desarrollados.


