El panel contó con la coordinación de Clara Mariño, quien aclaró que ningún representante del Frente para la Victoria quiso participar en la charla, pese a que distintos funcionarios fueron invitados por la organización del Congreso.
“La Argentina tiene debates inconclusos”, comenzó explicando Oscar Aguad, Diputado Nacional y presidente del bloque de la UCR. “Sarmiento decía que había que educar ciudadanos; Alberdi decidía que había que educar trabajadores. Ganó la tesis de Sarmiento. El país todavía no decidió si hay que capacitar trabajadores”.
“Carlos Pellegrini decía que a la hora de exportar no había que confundir calidad con cantidad”, prosiguió Aguad. “A la Argentina pastoril, había que agregarle las artes de las industrias. Y nos recordaba que con el cuero que exportábamos, los franceses hacían carteras que valían muchísimo más”.
“Ese debate entre calidad y cantidad aún hoy no concluyó”, expresó Aguad. “Eso derivó en la actual expropiación de la renta agropecuaria. Cada tonelada de exportaciones argentinas vale 700 dólares. Dentro de esa tonelada van dos puestos de trabajo y un 20% de tecnología. Por el contrario, cada tonelada de importaciones cuesta 1.700 dólares, incluye 25 puestos de trabajo y un 65% de tecnología. Mientras más primaria es la producción, más renta se le quiere capturar al sector agrícola. Al no haber construido más eficazmente esa matriz productiva, el sector agropecuario es hoy el compensador, con sus ingresos, de la pobreza y la marginalidad en la Argentina”.
Por último, señaló Aguad, los consensos deberían estar orientados a cambiar esa matriz productiva. “Hay que generar confianza para atraer las inversiones de riesgo al país”.
“No basta con que dialoguemos entre nosotros”, señaló posteriormente Eduardo Amadeo, Diputado del Peronismo Federal y ex presidente del Banco Provincia de Buenos Aires. “Dialogar no es sólo sentarme frente a otro, sino hacerlo sabiendo que quien tengo enfrente me puede llegar a enriquecer. Recién ahí empiezo a dialogar”.
“El diálogo existe –señaló Amadeo- pero no sólo hay que encontrar los denominadores comunes. Hay que desplegar el conjunto de los problemas; ver cómo se construirá el futuro, de qué manera, y con qué instituciones. Todos juntos tenemos que construir una estructura de poder que nos permita sostener estos objetivos a través del diálogo”.
Al trazar un diagnóstico de la situación actual, el diputado del Peronismo Federal aseveró: “Estamos enfermos de cortoplacismo. Eso nos impide invertir, ahorrar, blanquear a los trabajadores y pensar una estrategia de inserción en el mundo. No hay atajos. Basta de pensar que en tres años seremos parte del primer mundo”. Asimismo, expresó que “las instituciones sirven; los factores que permitieron salir de la crisis del 2002 fueron el diálogo y las instituciones”.
“Tenemos que animarnos a jaquear la cultura del poder en la Argentina”, dijo luego Patricia Bullrich. La ex ministra de Trabajo y actual Diputada Nacional de Unión por Todos expresó que “cuando uno busca un consenso, decide qué quiere y qué no quiere. Tenemos que dejar clara una frontera; queremos ciudadanía, no clientelismo; queremos movilidad social, no uso de la pobreza por parte del poder; aspiramos al federalismo, no al feudalismo. Para ello, debemos deconstruir una cultura que ha hecho que la Argentina tenga hoy el modelo de poder que tiene”.
En su opinión, los acuerdos temáticos, sobre cuestiones como educación o seguridad, son importantes. Sin embargo, “primero que hay que discutir sobre qué matriz democrática vamos a construir esos acuerdos. Esto implica compromisos profundos. Debemos preguntarnos qué somos capaces de ceder. Qué son capaces de dejar de su cultura política el peronismo, el radicalismo y los demás partidos”.
La generación de consenso debe realizarse sobre tres bases, en la opinión de Bullrich.
1. Cláusulas duras. “Hace falta un código de disciplina que regule el comportamiento de todos nuestros funcionarios. En Rosario, durante décadas no se registraron casos de corrupción en el Gobierno”, dijo. “Todos aquellos que vayan a ser funcionarios de los próximos gobiernos, deben estar comprometidos con estos conceptos de lucha contra el feudalismo y la corrupción. Necesitamos dirigentes que se animen a cambiar esa lógica. Sino, todo pacto que se construya sobre la misma matriz, terminará dando el mismo resultado que hasta ahora”.
2. Cláusulas flexibles en materia política.
3. Cláusulas de resolución de discrepancia que sirvan para resolver las cosas que no se hayan contemplado inicialmente. “La política es dinámica, y no sabemos qué ocurrirá dentro de cinco o diez años”, dijo.
“Con esos tres pasos –concluyó Bullrich- se puede lograr grandes resultados”.
Luego, Mónica Fein, Diputada Nacional y titular del bloque del Partido Socialista, expresó que “si hablamos de la sociedad que queremos, todos mencionaremos una sociedad democrática, igualitaria, con justicia. Seguramente coincidiremos en eso. La cuestión es cómo ponernos de acuerdo para construir esa sociedad que todos anhelamos. Si no resolvemos los problemas estructurales de nuestro país, difícilmente podremos construir la Nación deseada”. En su opinión, los dos problemas principales en la actualidad son “la pobreza y la baja calidad institucional”.
El rol de Estado será fundamental, expresó Fein. “Pero no como un actor que por su cuenta resuelve los problemas de todos, sino como el articulador de los intereses generales”.
“El Estado futuro debe hacerse más democrático, más abierto, más participativo. No podemos pensar un Estado que no sea permeable a la sociedad civil y a sus ideas”, dijo la oradora. “Hay que alejarse de antinomias como mercado-política, trabajo decente-competitividad, agro-trabajo industrial. Hace falta una cultura de consenso para construir una Nación más igualitaria”, concluyó.
“Soy optimista”, aseguró más tarde Federico Pinedo, Diputado Nacional por el PRO. “Estamos en un final de época. La lógica de la división, del enfrentamiento, de la destrucción, de la intolerancia y de imponer el propio punto de vista a los demás, tiene plazo fijo”.
“A partir del 2011 –aseguró Pinedo- se impondrá la lógica de la democracia. La misma consiste en generar sentidos en común sobre determinados rumbos y sobre determinadas políticas”.
“Hay también otra lógica –dijo- que es la lógica de la guerra. Pero los más lúcidos estudiosos saben que la guerra es la continuación de la política por otros medios. En síntesis, lo que quiero decir es que para construir acuerdos hace falta un espíritu democrático, que ya existe hoy en la Argentina. Seguramente, habrá acuerdos básicos a partir del 2011”.


