Hay una duda muy grande respecto a la campaña triguera. Los productores, obnubilados por la desazón y la bronca, están dando muestras de escaso interés en la siembra.
En la zona núcleo (Santa Fe, Córdoba, N de Buenos Aires) piensan más en soja de primera que en trigo-soja. Y ni siquiera en el sud, donde la cosecha gruesa es más aleatoria, tienen ganas de hacer trigo.
Así se percibió con claridad en la jornada de cosecha fina de los CREA del sudeste, la semana anterior, en Azul. Allí varios oradoras plantearon cultivos alternativos, como la arveja, la colza y hasta el garbanzo, además de la cebada cervecera, que ya está instalada en la región. La cuestión era cómo zafar del vapuleado trigo.
Pero la gran alternativa para el trigo es, paradójicamente, el. trigo! Señores, todo cambió. No porque Moreno se haya reconvertido a la economía de mercado, ni porque el ministro Julián Domínguez presione en el Gabinete para que se devuelvan las retenciones de la cosecha vieja y se eliminen para la nueva.
Nada de eso. Cambió porque como consecuencia del desmanejo de la política ganadera, se produjo una debacle que ahora deriva en un achique irreversible de la oferta de carne. Los precios se dispararon y ahora la ganadería vuelve a ser negocio. ¿Qué tiene que ver esto con el trigo? Es decisivo.
La soja nunca fue competencia para los cereales de invierno. Más bien, complemento. Si el trigo vale, conviene trigo/soja. Si el trigo no vale, soja de primera. Depende del trigo.
En cambio, la ganadería sí es competencia, y muy directa. Porque en la ganadería lo que importa es cómo pasar el invierno. Y el invierno se llama trigo, o recría en pasturas o verdeos.
Pero hay complementación posible. Y enorme. Sin la intención de agotar todas las alternativas, en las próximas líneas veremos cómo el trigo, sin olvidar su destino panadero y su cosecha como "cash crop" (cultivo para obtener dinero en forma directa), puede ser un gran negocio si le damos un "segundo piso". Es decir, agregarle valor convirtiéndolo en carne o leche. Sobre todo en el sudeste, donde la ganadería se resistió a desaparecer. Hay vacas, hay terneros, y no han donde recriarlos o terminarlos por la demanda de tierra para agricultura.
Primera opción: con el novillo gordo a 1,70 el kilo, quienes puedan dárselo al ganado se aseguran un precio teórico de 200 dólares la tonelada (ojo, consultar al nutricionista, porque no se puede dar una ración con más de 20% de trigo). Por supuesto que es más barato dar maíz, sorgo y subproductos. Pero es mejor negocio "venderlo" a la operación ganadera que al mercado.
El 20% de la producción mundial de trigo tiene destino forrajero. Son 120 millones de toneladas. En unos casos, son partidas que no dan calidad panadera. En otros, directamente se siembran variedades específicas para la alimentación animal.
Lo mismo pasa en el caso de la cebada: hay una especie cervecera y otra forrajera, bien diferenciadas. Pero las partidas de cervecera que rechaza la industria van a forraje.
La cuestión es que a estos precios del novillo, y también ahora los de la leche, existe un nuevo mercado interno para el trigo. En la Argentina, carecemos todavía de variedades forrajeras, y sería una excelente idea que los breeders de trigo no descarten los materiales de alto rinde por el simple hecho de que no dan calidad panadera.
Toda nuestra selección está orientada hoy a más y mejor gluten, que el "falling number", etcétera. Habrá que pensar en el almidón también, y dejar de mirar con desprecio al "panza blanca". Calidad, después de todo, es lo que quiere el cliente, no lo que dice un estatuto.
Hoy hay un nuevo cliente, el Gran Novillo Argentino, Salud. Al que no le interesa la tenacidad y el aspecto de la miga del pan de molde. Quiere energía en el rumen. Y cualquier trigo tiene más proteína que los demás granos forrajeros.
En síntesis, cosechar el trigo y analizar si conviene venderlo o hacerlo carne o leche. Segunda opción: Si se ve que la venta del trigo no es segura, o los precios no cubren las expectativas, se lo puede ensilar.
Hay muchísima experiencia en el mundo, y alguna también en el país, sobre silo de trigo o "wheatlage".
Sin ir más lejos, es una práctica ampliamente utilizada en el sur de Chile, donde un trabajo del INIA (equivalente a nuestro INTA) demostró que el silo de trigo hecho con grano pastoso le gana al silo de maíz en consumo y ganancia diaria.
En Australia, se reportan rindes de 12 toneladas de materia seca por hectárea cuando se lo ensila con grano lleno. Es una gran alternativa en la aridez oceánica, donde los cultivos de verano están muy limitados. También es un insumo forrajero clave en Israel. Y más recientemente en los estados maiceros del Medio Oeste de los Estados Unidos (como en Indiana y Missouri), se está recomendando hacer doble cultivo trigo/soja, ensilando el primero para adelantar la siembra de la oleaginosa. Sobre todo en tambos, les sirve como puente para llegar al ensilado del maíz, y está antes que el primer corte de la alfalfa.
En la Argentina, podría pensarse en una alternativa para cada región y cada tipo de explotación. Pero las posibilidades son infinitas.
Sin ir más lejos, en el mismo sud bonaerense, adelantar la siembra de soja (o del maíz de segunda) es fundamental. El silo de planta entera con grano hecho permite ganar al menos tres semanas.
Hay muchísima tecnología para obtener altos rindes en trigo. Si pensamos exclusivamente en las dificultades comerciales, seguramente terminaremos retaceando en fertilizantes, control de enfermedades, insectos, etc.
Si pensamos en que un trigo de 4.000 kilos de grano es un material de 10 toneladas de materia seca, y que con 10 toneladas de materia seca hacemos 1.000 kilos de carne, la cuenta cambia. Y nos queda el lote libre para cultivos de segunda.
¿Está ahora tan seguro de no sembrar trigo?


