Con el fin de promover y difundir el uso de herramientas de cobertura ante la variación de precios y fomentar la transparencia y eficiencia en los mercados de granos, el Mercado a Término de Buenos Aires  y la Asociación Maíz y Sorgo Argentino firmaron esta tarde un convenio que busca beneficiar a los productores maiceros y multiplicar las operaciones realizadas en el Matba.

“Hoy alrededor del 12% de la cosecha de maíz pasa por el Matba, mientras que hace 10 años ese porcentaje superaba el 35%”, indicó el presidente de la entidad, Guillermo Desiervi.

En sintonía con los anuncios del Gobierno y los reiterados reclamos de los productores por la bloqueada comercialización del trigo, consideró que “esta es la oportunidad del Ejecutivo para revertir –con la cosecha del maíz- la terrible imagen que ha dejado con el trigo”. Y aseguró que desde el Ministerio de Agricultura hay intención de “reconstruir la relación con el sector”.

De lleno en el debate por la intervención del Estado en los mercados, Desiervi apuntó: “Fuera de Estados Unidos, no hay otro país que tenga los mercados tan institucionalizados como nosotros, con una eficiencia en la traslación de precios como hemos tenido en Argentina. Al haberse cortado esa cadena por la intervención del Gobierno, no hay más descubrimiento de precios ni traslación adecuada de los valores de exportación al productor. Y por eso, éste se siente desalentado”.

La mesa integrada por Santiago del Solar, presidente de Maizar, Martín Fraguío, director ejecutivo de la Asociación, Marcos Hermansson, vicepresidente de Matba y Gustavo Picolla, gerente;  coincidió con la revisión histórica que realizó Desiervi en relación a la intervención de los mercados y sus consecuencias.

“Salvo en la década del 50, cuando casualmente se quiso regular la mesa de los argentinos, lo que se logró fue que no hubiera trigo. Fuera de eso, nunca se tuvo que importar. Sin embargo, de mantenerse esta política, el año que viene no va a alcanzar el trigo para el mercado interno”, advirtió.

“Acá nunca faltó trigo ni maíz y las exportaciones estuvieron siempre abiertas. Esto se lograba mediante un prolijo sistema de estadísticas que monitoreaba lo que se producía y exportaba, pero cuando hay alguien que no cree en la autorregulación de los mercados, pasan estas cosas”.

Picolla, por su parte, rescató la “buena intervención del Estado” en alusión a que “permita que la producción siga existiendo y se continúe negociando”. “Más allá de esta cuestión, los mercados de futuros les da herramientas a los productores para cubrir un determinado riesgo, que es de precio. Para que un mercado funcione, la única incertidumbre que debería tener el productor con respecto a su comercialización es el precio; si la intervención genera incertidumbre, comienzan los problemas”, concluyó el gerente de Matba.