Apenas asumió ayer como flamante ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Julián Domínguez se acercó a saludar los líderes rurales que participaron del acto y les prometió llamarlos hoy mismo para coordinar una primera reunión de trabajo, a realizarse el lunes próximo.

Fue una sorpresa, grata, para los dirigentes de la mesa de enlace rural que de antes de ir a la Casa Rosada habían coincidido que al nuevo funconario habría de darle por lo menos dos semanas de plazo como paso previo a comenzar a reclamar soluciones a sus problemas. Y el gesto de Domínguez les permitió mostrarse entre “optimistas” y “expectantes” a la hora de evaluar la nueva etapa que se abre en la relación con la administración nacional.

“Me acomodo, los llamo mañana y nos vemos el lunes”, le dijo Domínguez al presidente de Federación Agraria (FAA), Eduardo Buzzi, quien había aprovechado la cercanía de los periodistas para, medio en broma medio en serio, pedirle precisiones al flamante ministro acerca de cuándo se sentarían a negociar.

El funcionario, ex intendente de Chacabuco y vicepresidente (en licencia) de la Cámara de Diputados bonaerense, sostuvo que para la nueva tarea la Presidenta le marcó que convoque a todos los sectores para lograr que cada argentino libere sus mejores energías”.

La mesa de enlace espera tener hoy novedades desde el Ministerio de Agricultura. Y adelantaron que, si se confirma la citación al diálogo, pedirán que la audiencia se efectivice el martes próximo, porque por razones de agenda sectorial se complica que los líderes rurales estén en Buenos Aires el lunes.

El gesto de acercamiento de Domínguez parece marcar una modificación en la relación entre el campo y el Gobierno desde el año pasado. El sector rural no había estado presente en la jura de Carlos Cheppi como secretaría de Agricultura, en julio del año pasado, y pegó el faltazo a dos de los últimos actos oficiales a los que habían sido invitados a la Rosada para que la presidenta Cristina Fernández explicara medidas para el sector.

Con la confirmación de que Agricultura tendría de ahora en más rango ministerial, los líderes de la mesa de enlace resolvieron asistir al Salón Blanco de Casa de Gobierno, aun con las advertencias de que los próximos días serán decisivos para conocer la autonomía que tendrá Domínguez.

El acercamiento también se da con una soja en u$s 337 la tonelada y sin repunte a la vista, que complica las cuentas ficales.

Al ingresar a ese salón, Buzzi y sus pares de Coninagro, Carlos Garetto; de Sociedad Rural (SRA), Hugo Biolcati; y de Confederaciones Rurales (CRA), Mario Llambías –sentados en la segunda fila– notaron la ausencia del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno; y del jefe de la AFIP, Ricardo Echegaray, quien perdió el control de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca). Sí estuvo la secretaria de Integración Nacional, María del Carmen Alarcón.

Luego de la jura, además, la Presidenta –tras saludar con un beso al jefe de la CGT, Hugo Moyano– se acercó a los presidentes de las entidades rurales con un apretón de manos.

Garetto destacó que con la creación de Ministerio “se abre un espacio importante para generar las políticas que el sector viene reclamando, con un diálogo franco, serio y responsable”.

Biolcati, por su parte, remarcó como una buena señal que Domínguez se haya mostrado “deseoso de tratar de encontrar con nosotros las soluciones que necesita el campo”.