En un año en el que la economía uruguaya sufrió el impacto de la crisis internacional y en el que el campo acusó el efecto negativo y duro de una persistente sequía que se dio entre la primavera y el verano pasado, la noticia fue recibida con algarabía. Ya se sabía obviamente que la producción de granos se desarrollaba con buenas perspectivas, pero la confirmación de los números contribuyó con el clima de satisfacción.

Y espontáneamente surgieron comparaciones con la realidad argentina. "La soja batió récord y superó el millón de toneladas", fue una de las primeras conclusiones que salieron al conocerse el trabajo de la Dirección de Estadísticas Agropecuarias del gobierno de Tabaré Vázquez.

La superficie sembrada con cultivos de verano fue estimada en 788,4 mil hectáreas, lo que fue menor que la intención de siembra reportada en primavera por los productores. Pese a eso, la siembra superó en 25% la del año anterior. La soja -tres cuartas partes el área de verano- mantuvo la expansión, que lleva ya 10 años.

La sequía determinó que los productores no "pudieran cumplir en su totalidad sus planes de siembra" y además "afectó negativamente los rendimientos de las chacras sembradas", según el trabajo oficial.

La producción de soja -de algo más de un millón de toneladas- constituye un récord histórico.