Actualmente, la cría vacuna tradicional de la Cuenca del Salado da un resultado económico negativo. A partir de esa realidad, Estanislao Quiroga, asesor de los CREA Benito Juárez y Cabañas, analizó modelos que pueden aumentar la productividad y el resultado económico mediante la intensificación. Del análisis surgió que el futuro de la cría tiene varios caminos por explorar, que incluyen el uso de rollos, pastoreos diferidos y destete anticipado.

Con estos recursos, Quiroga presentó 5 modelos de cría, planteados en una superficie de 1000 hectáreas de campo natural, arrendado a 64 kg carne/ha: modelo tradicional (con una carga de 0,7 EV/ha/año, 86% de preñez y 76% de destete); tradicional mejorando los índices reproductivos aproximadamente un 10%; tradicional con diferidos de maíz y/o sorgo para el invierno; con destete anticipado a los 5 meses para reducir los requerimientos nutricionales del rodeo y diferidos de maíz y/o sorgo; y con destete anticipado, concentración de vacas con rollos y urea con sal para mejorar la digestibilidad, y diferidos.

La carga animal promedio propuesta para los distintos modelos fue: tradicional: 0,7 EV/ha; mejorando índices: 0,7; tradicional con diferidos: 1; destete anticipado más diferidos: 1,25 y destete anticipado, concentración con rollos y diferidos: 1,7.

La producción de carne de cada planteo fue estimada en: 83 kg/ha; 96; 139; 152 y 207, respectivamente.

Quiroga, al hablar en una jornada organizada por el CREA Vallimanca y la zona Sudeste del Movimiento, en Saladillo, resaltó dos cuestiones a las que hay que prestar atención en los distintos modelos intensificados.

La primera es que más hacienda necesita más agua: "Si con una carga de 0,7 equivalentes vaca se necesitan 4 aguadas de 70.000 litros en 1000 hectáreas, para asegurar el consumo si sobrevienen 7 días de falta de viento, con una carga de 1,7 se necesitan 9 aguadas", indicó el asesor. Esto es importante si el ganado está consumiendo alimentos muy voluminosos y secos, como los diferidos.

En todos los modelos expuestos por Quiroga, el principal ingreso es la venta de terneros. El mayor costo directo es el arrendamiento, seguido por la reposición de vacas (externa) y la alimentación.

"Los primeros dos modelos producen terneros más caros que el valor de mercado, mientras que los últimos dos, que son los más intensivos, venden el ternero más barato por ser más liviano", explicó Quiroga.

El modelo tradicional tiene un margen bruto de -78 $/ha. El segundo modelo, que mejora los índices reproductivos, sigue en rojo, con -43 $/ha. Para el modelo del destete tradicional y diferidos, el margen es de 2 $/ha. Por su parte, el destete anticipado da 87 $/ha y el modelo más intensivo, con rollos diferidos y destete anticipado genera 161 $/ha.

Con la intensificación de la cría, la rentabilidad pasa del -8,2% a un poco más del 7,5%. No obstante, es interesante analizar la rentabilidad marginal. "Si se parte de un modelo que no da plata, la inversión necesaria para comprar más vacas, tener más pasto, sanidad, etc. da una renta marginal del 30,5%", asevera el técnico.

Los modelos expuestos por Quiroga demuestran que es posible desarrollar sistemas de cría rentables, tanto sobre campo propio como sobre campo alquilado, sin ocupar potreros agrícolas. "A pesar de que estos modelos no tienen una rentabilidad extraordinaria, permiten llegar al 7,6% y, además, admiten actividades colaterales como la invernada de vacas, la recría de vaquillonas y el corral de terneros que pueden aumentar los márgenes", finalizó Quiroga.

En otro momento de la reunión, José Solé, asesor del CREA Vallimanca, planteó varios modelos de integración ganadera entre distintos actores de la cadena cárnica para enfrentar la escasez forrajera y mejorar el resultado económico de la cría.

"Si lo que más afecta al productor es la falta de pasto, una buena alternativa es la capitalización en feed lot", propuso Solé. En este tipo de negocio, el dueño de los terneros gana por el cambio de categoría, ya que cobra los mismos kilos flacos que entrega a precio de gordo. Para el dueño de los corrales, la ganancia está en los kilos producidos y en las compensaciones, si las cobra. Algunos feed lots con compensaciones también ofrecen un porcentaje de los kilos ganados para el dueño de los terneros.

Por otro lado, para enfrentar problemas financieros, Solé propuso la venta y capitalización en el campo, y la recría mediante convenio con frigoríficos.

Cuando el criador tiene pasto y terneros pero necesita dinero, una posibilidad es entregar el ternero a un invernador y cobrar en la fecha de destete. El ternero queda en su propio campo engordando y, luego, al venderlo gordo, cobra un porcentaje de los kilos producidos. "Una ventaja de este modelo es que la primera venta no tiene ningún gasto, ya que no hay ni comisión ni fletes", destacó el especialista.

De esta forma, el dueño de los terneros se asegura un precio por una cantidad de kilos y los cobra un año antes, si puede desarrollar una invernada de 12 meses. Pero también debe resignar un porcentaje de los kilos ganados y el cambio de valor de los destetados.

La otra alternativa -recría mediante un convenio con un frigorífico- es útil para cuando el pasto disponible es de menor calidad. El dueño de los terneros cobra al destete entre 100 y 130 kilos por cabeza, a precio de novillo de 420 kilos de Liniers. El criador tiene el compromiso de entregarlos encaminados a los 10/12 meses al frigorífico con 300/320 kg, dependiendo del frigorífico, y en ese momento cobra la diferencia de kilos, todo a precio de novillo de 420 kg de Liniers.

El técnico aclaró que "el objetivo es que sea un ternero recriado, no que esté gordo, porque los frigoríficos lo encierran para la terminación después". Una cláusula específica determina que, en caso de que el precio del novillo fuera menor al del ternero en el momento del destete, se promediarán ambos.

Para enfrentar la difícil situación de la cría, el asesor CREA considera que lo más conveniente es invertir para producir más y bajar así los gastos fijos. "En muchos casos, bajar el nivel de inversiones es la peor salida", señaló Solé.

Otra alternativa puede ser una mayor integración con otros operadores. "Hoy los agricultores tienen serios problemas económicos porque perdieron mucho capital de giro en la última campaña. Por eso, las empresas agrícolas se están asociando y de esta forma distribuyen el riesgo con los proveedores de insumos, los semilleros, los contratistas y los dueños de los campos", indicó el especialista, y agregó: "La ganadería tiene frente a sí el desafío de imitar el ejemplo de la agricultura y buscar modelos de integración que dividan el riesgo y, por ende, mejoren el negocio".