La banda había planificado el golpe. Cortó los alambres del enorme predio en medio de la oscuridad de la noche y alcanzó a cargarse en un gigantesco camión todas las vacas y ternerosqueencontró.Algunos miembros de la banda intentaron faenar la hacienda en el mismo lugar del robo, pero hubo una discusión entre ellos y finalmente escaparon rumbo al frigorífico que se encargaría de vender la carne ilegalmente. La sangre de algunos animales quedó entre los yuyos, pero nadie los había visto.
Llegaron a destino sin problemas. Parecía un golpe perfecto... Casi perfecto.
Es que la perfección se terminó cuando los investigadores levantaron las muestras de los rastros de sangre, mientras que los detectives lograban localizar el frigorífico donde estaban vendiendo la hacienda.
Un simple análisis de ADN hizo añicos los sueños de los delincuentes de quedar impunes.
Aunque parezca mentira, esta historia es parte de la realidad con la que se tropiezan día a día los expertos del Instituto de Genética Veterinaria (Igevet) que funciona en la Universidad de La Plata y que, desde hace un año, responde además al Conicet.
Como empezó. Desde 1989, el ex Centro deInvestigaciones en Genética Aplicada trabaja en biología molecular en la Facultad de Veterinaria de La Plata y sus primeros experimentos tuvieron que ver con el mal de la vaca loca que afectó al mundo durante los 90. En ese momento, era clave que las vacas no consumieron productos balanceados de origen animal.
Por eso, los científicos comenzaron a investigar esos alimentos y también la tipificación genética de distintos animales. Primero fueron las vacas y los caballos, después se sumaron las ovejas y recientemente los perros.
En medio de tubos de ensayos y computadoras, también comenzaron a aparecer consultas de fiscales que querían saber si se podía hacer ADN en animales para probar casos de abigeato.
Fue a raíz de ello que en 2004 el Ministerio de Justicia bonaerense firmó con la Facultad un convenio para que los científicos trabajaran, codo a codo con los tribunales bonaerenses, en esa clase de causas.
Aunque el acuerdo no se renovó, fiscales de todo el país siguen acudiendo a estos expertos en busca de de ayuda que permita resolver casos y establecer pruebas fehacientes en los momentos de sentencia.
Ahora, ya no sólo desde los tribunales de Buenos Aires acuden a estos expertos.
Las consultas judiciales llegan de todo el paísy hasta de Paraguay, y ahora se habla de crear minilaboratorios en algunas provincias donde es muy común el robo de ovejas.
Haciendo escuela. Para difundir su tarea, los científicos también se acercaron a policías de poblaciones rurales y foros de vecinos involucrados con la seguridad, para enseñarles que es posible denunciar y esclarecer los delitos de abigeato, siguiendo algunos consejos.
Es que muchas veces las pruebas se perdían porineptitud o inexperiencia de los propios impulsores de la denuncia.
"A veces tienen media vaca y sangre en el pasto,
y nos mandan la sangre del pasto cuando es mucho mas fácil analizar la pieza de
carne. Otras veces, nos mandaban muestras de sangre fijadas en formol, en vez de
fijarlas en alcohol; eso es un dato clave: en formol un ADN puede destruirse. O
por ejemplo han llegado bolsas de polietileno con carne secuestrada, sin ninguna
clase de conservación, o frascos en los que el contenido directamente explotó.
Eso es todo falta de preparación, así que tratamos de darle pautas a los afectados y los policías para que pudieran mandarnos los mejores elementos para investigar. Hay que dejarles claro que cuando mas rápido se toma la muestra es mejor para todos", dijeron a El Federal Guillermo Giovambattista y María Verónica Ripoli, integrantes del Igevet.
Huellas de cuatrerismo. "En los casos de cuatrerismo, muchas a veces a los animales los faenan en el lugar. Entonces nos pueden mandar yuyos ensangrentados para compararlo con ropas del sospechoso que los faenó, o las herramientas...
Una vez nos mandaron el asiento de una bicicleta en la que el ladrón se había escapado", recordó Giovambattista.
Cuando no quedan muestras de sangre, los investigadores apelan al uso más difundido del ADN: chequear los cargamentos secuestrados con las muestras de ADN de los padres de la cría robada.
Así, los expertos lograron esclarecer más de 150 causas judiciales por abigeato. De los expedientes enviados, "el 80 por ciento dio positivo", señalaron.
Pero es curioso que, con la tecnología que tienen y las posibilidades para esclarecer esas investigaciones, sólo hayan intervenido en 150 causas judiciales cuando solamente en la provincia de Buenos Aires se habla extraoficialmente de 10 mil animales robados por año.
Un curioso detalle para ser la respuesta clave a ese escenario: pese a los avances científicos y los recursos que tengamos, la Argentina se enreda en sus propias limitaciones económicas y burocráticas. "Cada estudio genético sale 120 pesos.
No es mucho dinero, no es plata para nosotros sino para la autonomía del servicio que solo sirve para costear el estudio. Pero mucha gente particular que llama para hacer estos estudios pide rebajas o se queja de que es muy caro. Mientras tanto, desde el Poder Judicial, también hay peros. Los fiscales tienen que ver si sus j efes pueden autorizar el presupuesto que les pasa el Igevet.
Por eso muchas veces sólo mandan los casos cuando tienen absolutas certezas de que los análisis van a dar positivos.
Más allá de las limitaciones, los fiscales saben que en los casos en donde se esclarecieron hechos de abigeato gracias a esta técnica, el delito bajo sensiblemente. "A pesar de que los casos puedan ser pocos en proporción, en las regiones en donde intervenimos se pudo bajar los índices del delito. Los fiscales nos decían que esto tiene entonces un efecto disuasivo", comenta Giovambattista.
Adiós gato por liebre. Si bien el análisis de ADN permite detectar a un animal robado, los análisis de este equipo han llegado incluso más allá: puede detectar con qué productos fue hecho un alimento específico de origen animal y certificar si, verdaderamente, los vendedores del producto están mintiendo. Gracias a ellos, por ejemplo, un hombre demandó a una empresa que vendía quesos de cabra.
Es que un análisis de laboratorio demostró que el producto estaba rebaj ado con leche de vaca y, justo, el cliente era alérgico. De esta manera, un simple análisis de laboratorio parece ser la puerta más directa a los tribunales o, quizás, a la cárcel.
El robo de ganado estaba castigado con penas del siglo pasado hasta que en 2004 se actualizo la mirada sobre el delito: el abigeato dejo de ser un simple hurto en las pampas para ser la acción de posibles bandas organizadas, cuya actividad comienza en el robo en el campo y concluye en la comercialización de los animales.
Ahora el Código Penal castiga con penas de hasta 10 años de prisión al que robe ganado, maquinarias agrícolas, agroquímicos, insumos, implementos de trabajo para el campo, y cometa otros delitos contra la propiedad rural.
El delito también si se viera involucrado un funcionario público, más de tres personas o alguien dedicado a "la crianza, cuidado, faena, elaboración, comercialización o transporte de ganado o de productos o subproductos de origen animal".
El ADN (ácido desoxirribonucleico) es un tipo de ácido nucleico, una macromolécula que forma parte de todas las células. Contiene la información genética usada en el desarrollo y el funcionamiento de los organismos vivos y es el responsable de su transmisión hereditaria.
Dentro de las células, el ADN está organizado en estructuras llamadas cromosomas que, durante el ciclo celular, se duplican antes de que la célula se divida. Los organismos animales almacenan la mayoría de su ADN dentro del núcleo celular y una mínima parte en los elementos celulares Uamados mitocondrias. Para que la información que contiene el ADN pueda ser utilizada por la maquinaria celular, debe copiarse enprimer lugar en unos trenes de nucleótidos, más cortos y con unas unidades diferentes, llamados ARN.
La información contenida en el ARN se interpreta usando el código genético, que especifica la secuencia de los aminoácidos de las proteínas.
Así, el código genético se transforma en un diccionario.
El Federal


