En un contexto de nubarrones, se agitan las olas y el viento en contra sopla fuerte. Esa realidad, que desde la costanera marplatense se percibe en el horizonte, es muy similar a las sensaciones que comparten los alicaídos animadores de la cadena de trigo, que se reunieron aquí para explorar una salida al difícil momento que atraviesa el sector.
Con una caída de la cosecha del 40% en la última campaña y una siembra a punto de arrancar que se estima podría ser la de menor área en 100 años, el congreso A Todo Trigo 2009 analizó la realidad de un negocio complicado pero con un fuerte espíritu de construcción hacia el futuro, que reinó, ayer y anteayer, en el hotel con vista al mar en el cual se congregaron 1.300 personas, entre productores, técnicos, acopiadores, proveedores de insumos, docentes, estudiantes y otros actores vinculados al cultivo.
"Declarando el objetivo de proteger la matriz de seguridad alimentaria y la mesa de los argentinos, se toman medidas que desalientan totalmente a la producción, provocando una menor siembra y una transferencia económica a sectores no necesitados, sin evitar que el precio del pan siga subiendo", disparó Roberto Riva, presidente de la Federación de Centros y Entidades Gremiales de Acopiadores de Cereales, la entidad organizadora del evento.
Como complemento de esas palabras inaugurales, el coordinador académico del congreso, Daniel Miralles (de la cátedra de cereales de la FAUBA) instaló el "leit motiv" del encuentro, cuando destacó que "en épocas difíciles es cuando son más determinantes el aporte de la tecnología y los criterios de manejo adecuados, para que la producción sea rentable y sustentable".
En ese sentido, Pablo Calviño, asesor CREA y gerente de producción de El Tejar, definió a la intensificación como un "aumento de la eficiencia de los recursos", y precisó que "en este momento el elemento más limitante es el dinero disponible". Igual, cree que "el otro problema más grande es el desánimo, lo cual es muy peligroso, porque en general impide la planificación, justamente en un año donde se destacarán los productores que mantengan la cabeza fría -algo muy difícil hoy- y prevean todos los detalles posibles".
Cuando Clarín Rural le preguntó qué detalles hay que tener más en cuenta, Calviño citó "fechas de siembra ideales, uso de las mejores variedades para cada región y tener cuidado si se reducen las dosis de fertilizantes".
Por su parte, Mohan Kohli, un consultor de la India, estimo que "a la Argentina le convendrá poner más énfasis en la segregación por calidad". Vinculado a ello, Mario Bragachini, especialista del INTA en maquinaria agrícola, contó que ha puesto a punto a campo "un sensor de proteína que ahora también instalaremos en un acopiador de Balcarce, para empezar a diferenciar los granos de trigos según sus propiedades".
Asimismo, Gustavo Sznaider, asesor de GeoAgris especializado en manejo por ambientes, señaló que "la heterogeneidad es tal, incluso intra lote, que por ejemplo en fertilización con fósforo, si comparamos las aplicaciones tradicionales con la dosificación según la variabilidad espacial previamente detectada, en trigo los beneficios llegan a más de 11 US$/ha".
En relación a ello, Gustavo Ferraris (INTA Pergamino) se refirió al manejo nutricional del cultivo convocante y remarcó que "en situaciones hídricas normales, el 35-40% del rendimiento del trigo está determinado por la disponibilidad de nitrógeno, y en muchas situaciones es más eficiente aplicarlo en macollaje que en la siembra. Pero no sólo hay que detectar las diferencias de ambientes, sino verificar hasta dónde pueden responder".
Con todo, cuando el agrónomo Federico Bert expuso sobre las fuentes de variabilidad climática para tomar decisiones con cierta previsibilidad, y los productores preguntaron si convenía sembrar en la campaña que ya debería arrancar, la respuesta fue auspiciosa: "Hoy podemos tener bastante certeza y anticiparnos a lo que va a pasar con el clima unos 6 meses, precisamente el período que nos interesa ahora, y la mayoría de los climatólogos pronostican una fase neutra o Niño".
Es una buena noticia en medio de las aguas agitadas. Y a más de uno le renovó la vocación de sembrar, contra viento y marea.


