Eximen, naturalmente, a la sequía, que terminó de generar un cóctel decisivo
para el cultivo. Así, la Argentina está cada vez más lejos del granero del
mundo. Guillermo Rueda Enviado especial a Mar del Plata. Los pronósticos se
orientan a que, indefectiblemente, la Argentina terminará importando trigo en un
período no mayor a una campaña, porque a las cuestiones varias veces reclamadas
respecto de los perjuicios de las políticas intervencionistas del mercado y de
las retenciones, se suma una sequía sin precedentes que terminó por desanimar a
los productores.
Esta es la principal conclusión a la que se ha arribado en la edición anual de A
Todo Trigo, que concluyó ayer en el hotel Sheraton de Mar del Plata, con la
organización del SEMA y el auspicio de la Federación de Centros y Entidades
Gremiales de Acopiadores de Cereales de Buenos Aires.
En 1928 se llegó a producir 9 millones de toneladas de trigo y, para la campaña
venidera, con el agregado de la innovación tecnológica actual, se prevén 6,5
millones. En consumo interno ronda los 7 millones.
Los datos son por demás relevantes para conocer que todos los aquí reunidos han
pasado a formar parte de una historia que nadie les deberá contar. Más: el área
sembrada será de 3.700.000 hectáreas, la menor desde 1902. Como referencia, en
2005 fue de 12.593.396 has. y en 2008 de 8.292.396.
"En estas condiciones, me pregunto quién va a sembrar trigo", dijo Javier Jayo
Ordoqui, de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).
"Esta es una cuestión de expectativas; y, hoy, nadie las tiene respecto de
crecer con el trigo", agregó.
"Si llueve, la cosecha esperada es de 6.327.000 millones de toneladas. Pero la
terrible conclusión es que dejamos de ser un exportador del trigo, porque es
imposible cumplir con los contratos firmados oportunamente", sostuvo.
Jayo Ordoqui consideró como un "proceso de estatización del comercio de granos"
a las nuevas medidas dispuestas por el gobierno nacional el último 4 de mayo.
"Se compra la exportación bajo el parámetro del gobierno, y es el propio
gobierno el que fija cuál es el precio y la rentabilidad de los participantes.
También es el que fijará cuándo se va a comprar y cuándo se venderá, pero todos
los costos los pagará la producción", detalló.
No resultan pocas las consecuencias de esta medida, según explicó uno de los
referentes de CRA.
"El precio lo fija el gobierno con un FAS teórico que, para que pueda ser real,
debería existir un precio de exportación que hoy no está. Así, se genera un pago
de retenciones a cuenta de otros cultivos porque, se sabe, no van a poder
exportar. Además, origina un costo financiero que lo terminarán pagando los
productores. Y todo repercute en que la demanda de tecnología cae, una por
expectativa de ingreso y otra por menor poder de compra, y por el precio bajo",
agregó.
"Después de todo esto, repregunto: ¿Quién va a sembrar trigo?", insistió Jayo
Ordoqui.
Para CRA, las soluciones a corto plazo son eliminar las retenciones, porque no
tienen sentido al no existir exportaciones; derogar la resolución 543/08, y
complementarias, de la Oncca (ROE verde) y recuperar la información que,
aseguran desde la entidad, hoy niega el gobierno y les impide conocer los
números de los mercados.
En el mediano plazo, institucionalizar el sistema comercial de granos, un
estudio profundo de los sistemas comerciales de trigo y recuperar la
tipificación de las distintas calidades de trigos.
Los semilleros también advierten la menor intención de siembra. Según se indicó,
este año, las ventas cayeron en un 47 por ciento.
Javier Buján, titular de una firma corredora de la ciudad de Necochea, fue más
allá de "Salvemos al trigo", tal como los organizadores denominaron a este
encuentro.
"¡Salvemos el mercado"! --dijo--, porque acá estamos todos involucrados y somos
nosotros, precisamente, quienes debemos hacerlo", admitió.
Y habló también del futuro inmediato. Y de un tema en el que ya todos coinciden.
"Desde luego que vamos camino a importar trigo, y la pregunta es de dónde lo
vamos a hacer. ¿Del Brasil? No. ¿Del Uruguay? Sí, siempre y cuando llueva.
Entonces, vamos a importar trigo uruguayo producido por argentinos, porque somos
nosotros los que estamos trabajando allá porque de acá nos echaron. Todo es una
locura", comentó Buján.
Admitió también el presidente de la Cámara de Corredores que la coyuntura del
mercado granario está provocando no pocas dificultades con los mismos actores.
"Tenemos problemas los corredores con los acopiadores, los acopiadores con los
productores, los corredores con los productores; nos han metido en un mercado
tan distorsionado que somos los únicos que lo podemos defender, porque pelearnos
entre nosotros no sirve. Acá hay que defender el mercado y, si muchos no están
de acuerdo con el convenio (del gobierno), acaso no haya que vender... No sé,
pero debemos ser sinceros con nosotros mismos", manifestó.
"Hoy tengo cuestionamientos por una pizarra de trigo. Los productores me dicen:
¿Por qué no ponen 550 pesos como precio de la tonelada de trigo? Y la respuesta
es simple: porque no hay mercado", explicó.
"La exportación ha tenido una muy buena utilidad desde 2006, así como la
molinería. Lo importante es que cada uno asuma sus responsabilidades para sacar
esto adelante", insistió, a la hora de argumentar una suerte de autocrítica.
También señaló que no sólo el mercado del trigo está muy complicado.
"Al maíz también lo estamos dejando de lado. Ya apareció un informe del USDA
(Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) que indica que la Argentina
tendrá una producción de 15 millones de toneladas, es decir, sin recuperación.
¿Por qué pasa esto? Por las políticas de intervención del gobierno; contra eso
es hay que luchar", comentó.
"Lo que pretendemos es volver a antes de 2006, donde existía un mercado libre.
Hoy, el gobierno maneja los ROEs verde con la excusa de defender el consumo
interno, pero era ilógico para cuando producíamos 16 millones de toneladas de
trigo", dijo Buján.
Se preguntó, asimismo, cuántas toneladas se necesitan para el consumo interno.
"¿Serán cinco millones? Hay que considerar también si serán para hacer el pan
destinado a Puerto Madero o a las facturas, que me las cobran 20 pesos la docena
en la esquina de mi casa, porque para acceder al pan de 2,50 pesos hay que
llegar a las 5 de la mañana... A las 5 y 10 ya se acabó", comentó.
David Hughes, de Argentrigo
"Esto no le sirve al país"
De la convocatoria realizada hasta ayer en Mar del Plata surgió el
convencimiento, entre los principales involucrados en la cadena, que el
abastecimiento de los sectores carenciados debería asegurarse con subsidios
explícitos dirigidos a la demanda. Existen mecanismos y medios --se indicó--
para asistir a la población efectivamente necesitada y no, como ahora, generar
un injusto subsidio universal que abarca a los que más tienen, no impiden el
aumento del precio del pan y perturban desalentando a la producción.
En tal sentido, David Hughes, presidente de la Asociación Argentina de Trigo,
señaló que se está pidiendo un mejor funcionamiento de los mercados, una menor
intervención, tratar el tema de la propiedad intelectual de las semillas, la
información estadística para que todos tengan datos para la correcta toma de
decisiones y la segregación de calidad para trabajar mejor con la demanda.
"Decimos que debe existir una menor intervención, pero también que los mercados
tienen que estar regulados; es decir, con marcos institucionales, desde las
bolsas hasta otras instituciones", aseguró en diálogo con "La Nueva Provincia".
Admitió, de todas maneras, que la intervención arbitraria en cualquier mercado
no ayuda.
"Después están aquellos que les duele más o menos, pero al no intervenirse se
genera una buena señal. Creemos que se trata de un lugar (por el mercado) donde
se distribuye la riqueza en forma eficiente", expresó.
Acerca de las retenciones al trigo (hoy situadas en un simbólico 23 por ciento),
Hughes dijo que eso no ayuda.
"De todos modos, la retención es uno más de varios factores que genera ruido en
el mercado para que el productor no siembre", manifestó.
El dirigente admitió que las estimaciones indican que se está frente a la menor
superficie sembrada de los últimos cien años y que esto no es bueno.
"No deberíamos estar pensando si vamos a cubrir la demanda interna, sino en cómo
hacer para insertarnos en el mundo y aumentar la producción", dijo.
"No tenemos precisiones acerca del rinde, pero estará determinado por la
tecnología que se utilice, por la zona del país en que estén esas hectáreas y
por el clima. Seguramente, será la menor cosecha en mucho tiempo. A nosotros nos
parece que esto no le sirve al país", sostuvo.
Hughes es oriundo de la localidad de Alberti, la misma donde reside Raúl Rivara,
ex ministro de Asuntos Agrarios bonaerense y donde nació Felipe Solá. Asumió la
flamante entidad, que promete representar a los productores de trigo desde que
se creó, en 2007.
Consultado acerca de la escasa intención de siembra en el sudoeste de Buenos
Aires, dijo que el clima afecta, pero que, asimismo, está el tema del negocio si
se tienen otras opciones, como sucede en cualquier empresa y en todos los
ámbitos.
"Las tres limitantes son el precio, la financiación, porque el trigo requiere
mucho tecnología, y el clima. Son los factores que afectan la decisión. Y, si el
trigo no es una buena opción por una cuestión de rentabilidad, seguramente habrá
menos superficie", declaró.
Hughes dijo que la institución que preside es "muy nueva" y que están trabajando
para consensuar a todos los sectores de la cadena.
"El tema es cómo generar riqueza para el país a partir de la cadena productiva",
aseguró.
Acerca de la incidencia de Argentrigo en las medidas que dispone el gobierno
respecto de la marcha del cultivo, comentó que la idea es ser proactivo, generar
propuestas y siempre mirar más allá de la coyuntura.
"Las políticas gubernamentales las hacen ellos; sin embargo, debemos seguir
trabajando porque los tiempos cambian y los mercados, las políticas y los
gobiernos, también. Debemos estar listos para eso", definió.
La reunión de Mar del Plata congregó a casi 2.000 personas, circunstancia que no
dejó de sorprender a los convocantes. Acaso, el momento de incertidumbre y la
necesidad de reunirse para compartir cuestiones afines en procura de hallar
soluciones adecuadas en un momento histórico hayan provocado esta simbiosis.
Desde la Federación de Acopiadores se insistió en que el estímulo al incremento
de valor agregado también tendría que materializarse por vías que no sean el
castigo a los productores.
"Nadie puede pensar en el desarrollo de algún eslabón de nuestra cadena
agroindustrial a expensas de quienes generan la materia prima en la que ella se
apoya, e incorporan un elevado valor agregado en ciencia y tecnología", se
indicó.
Desarraigo
"Todas las naciones del mundo tienden a arraigar a las poblaciones en sus lugares de origen, para lo cual existen políticas adecuadas. Este gobierno se desentendió de eso y ha perjudicado directamente al productor y, por ende, al interior del país, porque ahora está produciendo mayor concentración y mayor miseria". (Textual de Javier Jayo Ordoqui, dirigente de Confederaciones Rurales Argentina).


