Mar del Plata - La situación actual del cultivo de trigo en la Argentina motivó el armado de un Módulo de Comercialización, en el marco de la tercera edición de A Todo Trigo, el tradicional congreso organizado por la Federación de Acopiadores de Granos y que cuenta con la organización de SEMA.
Durante la mañana se realizó el primer panel de discusión, del que formaron parte Ernesto Ambrosetti, de la Sociedad Rural Argentina; Jorge Solmi, de la Federación Agraria Argentina; Alberto Rodriguez, del Centro de Acopiadores de Cereales; y David Hughes, de Argentrigo.
El objetivo de los paneles fue analizar la situación económica y financiera de las últimas campañas y, a partir de esas conclusiones, realizar propuestas para lograr una comercialización eficiente que incentive a la producción.
El licenciado Guillermo Ambrosetti, economista de la Sociedad Rural Argentina, se refirió a las consecuencias que ha sufrido el cultivo, luego de las manipulaciones del gobierno. “Estamos camino a la desaparición de la Argentina del mercado mundial de trigo, como resultado de las decisiones políticas de los últimos años, que no hicieron más que destruir la producción, con el cierre de las exportaciones y la falta de transparencia en los mercados”, sostuvo.
Las previsiones para la próxima campaña no son alentadoras. Para Jorge Solmi, de la Federación Agraria Argentina, “el panorama es oscuro para el trigo. Hemos perdido la brújula de los precios por la falta de estadísticas, se registró una fuerte baja en la utilización del paquete tecnológico para el cultivo, y la producción cayó cerca de un 40 por ciento en las última campaña”.
De acuerdo a los análisis de los especialistas, el escenario actual del cultivo es similar al que se registraba hace un siglo. La falta de estadísticas sobre el mercado y el excesivo intervencionismo estatal, sumados a las condiciones climáticas adversas, contribuyeron con el desánimo de los productores. “No comprendemos qué razones han motivado al Gobierno a tomar este tipo de medidas, que hacen oídos sordos a los reclamos del sector, que sólo quiere contar con herramientas para ser competitivo”, enfatizó Mario Marincovich, del Centro de Corredores.
Entre los reclamos a la política agropecuaria encabezaron estuvieron la necesidad de volver a contar con un mercado abierto a las exportaciones para devolverle al trigo el lugar que supo tener en el sistema productivo y en la rotación. “Hoy ningún productor tiene expectativas de crecer con este cultivo porque el gobierno se desentendió totalmente de las políticas para el sector”, señaló Javier Jayo Ordoqui, de Confederaciones Rurales Argentinas.
El representante de CONINAGRO, Daniel Asseff, reclamó que “los registros estén abiertos para incentivar la producción, ya que las políticas erróneas que ha implementado el gobierno han destruido las herramientas de financiamiento de los pequeños y medianos productores”.
En esa misma línea, Alberto Rodríguez, del Centro de Exportadores de Cereales, planteó que “si no se autorizan las exportaciones de trigo por falta de remanente exportable, los derechos de exportación van a ser imputados a los derechos de exportación de otros cultivos”.
Ambrosetti reforzó la hipótesis y aseguró que, “independientemente del área sembrada y de las condiciones climáticas, el saldo exportable de esta campaña va a ser cero”.
También como parte integrante de la cadena productiva, la Federación Argentina de la Industria Molinera se hizo presente con una charla que buscó aportar elementos para el consenso. En palabras de su representante, Alberto España, defendió a la industria argumentando que “los molinos no se han quedado con ganancias que no le corresponden, sino que cuentan con un sistema de compensaciones acorde con la mayor frecuencia de los períodos de pago”.
Una mirada más integradora fue la que aportó David Hughes, de Argentrigo, quien destacó la importancia de generar iniciativas conjuntas entre todos los eslabones de la cadena. Al mismo tiempo, consideró que “este camino sólo conduce a profundizar la disminución de la superficie de siembra, la ampliación de tecnología y actúa en detrimento del desarrollo de todo el potencial que tiene la cadena”.
Para finalizar la jornada de debate, Javier Buján, titular de Kimei, planteó el interrogante acerca del futuro del trigo. La pregunta ahora es si, en un futuro no muy lejano, la Argentina se verá frente a la necesidad de importar trigo.


