Periodista: ¿Cómo transcurrió un 2008 conflictivo donde uno de los ejes de
los ataques del Gobierno fueron precisamente los pools de siembra como los que
usted administra?
Luis González Victorica: En realidad, son cadenas con contratistas, vendedores
de insumos, propietarios y nosotros, los que administramos. Por alguna razón
política se usó la figura de los pools como el mal de la agricultura cuando en
realidad son el bien, porque permitieron el crecimiento de las cosechas mediante
la incorporación de la tecnología por intermedio de estas redes. Además, se
habla de los «grandes», pero en la siembra de 30 millones de hectáreas esos
«grandes» no alcanzan el millón y medio de hectáreas, con lo cual estamos
hablando de menos del 10% de los que tienen más de 40.000 hectáreas. En realidad
el 70% de la producción se hace sobre tierras alquiladas. Cuando se habla de los
males de los pools en realidad se está atacando no sólo a los grandes sino a los
medianos, que en realidad siembran sus propias tierras y alquilan las vecinas.
En 2008-2009 las pérdidas fueron muy grandes, y se habla de rentas
extraordinarias que no corresponden a la realidad; se habló del 30% este año
cuando en realidad se está perdiendo más del 30% con la sequía, la caída de
precios, producto de no tener la posibilidad que vender en los mercados futuros.
P.: Las cosechas disminuyen no sólo por efecto climático.
L.G.V.: Una dificultad para programar la actividad con libertad, porque más allá
de los impuestos distorsivos -como son las retenciones- en el último año y medio
ha sido muy difícil tomar posiciones en los mercados de futuro producto de la
incertidumbre y del cambio de reglas de juego, cierre de los registros, apertura
y vuelta a cerrar. Un número de causas como el mercado internacional con su
crisis, los costos por inicio de la campaña, la sequía, más estas perturbaciones
políticas y económicas han hecho que la Argentina, en un momento que más se
necesita alimentos, baje a 60/65 millones de toneladas de granos. La sequía tuvo
mucho que ver, pero se potenció por esa falta de previsibilidad y, lo peor de
todo, es la incertidumbre por la campaña de trigo que se inicia. Todos están
esperando el 28 de junio para tomar las decisiones. La Argentina no está
cumpliendo su rol de abastecedor de alimentos al mundo.
P.: ¿El productor no supo explicarles a los gobiernos de turno cómo son los
ciclos productivos, cuáles son los ritmos?
L.G.V.: Es probable. Me parece que la situación que se vivió el año pasado con
las discusiones sobre retenciones en el Congreso fue una bisagra. No se pudo
cambiar la visión en el actual Gobierno, pero creo que en la sociedad está
instalada. Es posible que los próximos que vengan ya no tengan el mismo concepto
y prejuicio que hay en el actual Gobierno respecto de los grandes
terratenientes, y los ganadores de rentas extraordinarias.
P.: Tiene una visión optimista, no habitual.
L.G.V.: Hace 30 años que estoy trabajando en lo mismo y hemos vivido un montón
de situaciones de zozobra; momentos difíciles, pero a la larga prima el sentido
común: en que la Argentina es competitiva. ¿Qué cosa más linda que generar
alimentos y hacerlo cuidando los recursos?
P.: Frente a la demonización de la soja, ¿por qué el girasol no ganó terreno?
L.G.V.: Soy optimista que en esta campaña, a pesar de las dificultades, no creo
que vuelva a caer el área, más bien creo que va a repuntar, con lo cual hay un
nicho; hay zonas donde el girasol se va a mantener: en el NEA, La Pampa y parte
del oeste bonaerense. Por el comportamiento que ha tenido con la sequía es
posible que el girasol se instale e incluso crezca.
P.: ¿Por qué perdió preponderancia este cultivo en la Argentina?
L.G.V.: La perdieron todos los cultivos, excepto la soja. El boom de la siembra
directa y de la soja transgénica bajaron mucho los costos y permitieron el
avance de una agricultura sustentable aun en zonas que no eran aconsejables.
Este año estamos pagando esos avances, y esto llegando a un límite. Es posible
que a partir de ahora tengamos una leve recuperación de algunos cultivos, entre
ellos, el girasol.
P.: El año pasado usted dijo que el Gobierno no tenía diálogo con los
productores. Previamente, ASAGIR había presentado un plan de producción de
girasol a largo plazo. ¿Como está la situación hoy?
L.G.V.: Parecía que el girasol había sido olvidado en esta discusión por el tema
de las retenciones. Hoy estamos como mirando todos hacia el 28 de junio para
saber si este modelo se va ha profundizar o va a haber cambios. Dijimos que si
el mundo necesita girasol, la Argentina es el país con posibilidad de
producirlo. Hablamos de ir hacia las 3 millones de hectáreas y 6 millones de
toneladas, pero hoy no llegamos a los 2 millones de hectáreas ni a los 3
millones de toneladas.


