El recorte de cosecha de soja está obligando a las grandes traders de granos a cambiar su mix de ventas externas para perder la menor rentabilidad posible.

Con tres cuartas partes de granos de la oleaginosa que hubo el año pasado (se estima que se cosecharán 34 millones de toneladas de soja, frente a los 46,2 millones de la campaña pasada), las firmas exportadoras, muchas ellas también procesadoras y elaboradoras de harina y aceite, están administrando la escasez, en un proceso que las llevará a exportar la mitad de los granos de soja que la campaña pasada, según estimó un informe la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

Según el informe de la entidad, se exportarían sólo 6 millones de toneladas de soja en forma de poroto, contra los casi 12 millones de la campaña anterior. Sin embargo, el recorte podría ser mayor, ya que la proyección de cosecha de la que partió la BCR para el informe estimaba 37,4 millones de toneladas.

Con un stock previo calculado en 5,8 millones de toneladas de granos y una importación cercana al millón (que implica una reducción del 64% respecto de la campaña pasada, por la derogación del beneficio fiscal de importación temporaria), la oferta total de soja de la campaña sería de poco más de 44 millones de toneladas.

En la ecuación de las industrias, la mayor utilización de la capacidad instalada y el mucho más alto precio de los aceites –que además tributan menos retenciones que el grano– definen la decisión que voltea la balanza hacia el agregado de valor, que según la BCR crecerá 5% este año, hasta los 34 millones de toneladas.

A valores del viernes, el precio FOB (previo al descuento por retenciones) del poroto de soja era de u$s 402 por tonelada, contra los u$s 817 del aceite y los u$s 387 de la harina.

“Es habitual que la caída de cosecha por cuestiones climáticas genere una menor exportación de porotos”, indicó el director ejecutivo de la Cámara de la Industria Aceitera Argentina (Ciara).

Pese a que las empresas buscarán destinar la mayor cantidad de soja que puedan a la molienda, las industrias aspiran a usar menos del 70% de la capacidad instalada total, de 50 millones de toneladas anuales.

Un 2010 complicado

La menor cosecha e importación de granos, con un consumo interno total estimado en 35,8 millones de toneladas –entre lo que demandan la industria aceitera, la de alimentos balanceados y la semillera–, hará caer el balance final de la campaña y comprometerá ya la actividad del año que viene.

La BCR estima que la campaña presente dejará un remanente de cosecha cercano a los 2,4 millones de toneladas, lo que implica una caída del 60% con respecto a los stockeados al inicio de la campaña presente.

De cara a un año sin mejores perspectivas en cuanto al clima, ya genera preocupación un posible nuevo recorte en la disponibilidad de la oleaginosa para 2010.