A los 46 años, el actual vicepresidente de la Federación Agraria, Ulises Forte, se reivindica como pequeño productor: produce 150 hectáreas familiares. Y, este año, apenas sembró 15 con soja. Forte es, además, el primer dirigente rural que anuncia que va a encabezar una lista en las próximas elecciones. Quiere ser diputado nacional por el radicalismo pampeano (acostumbrado a perder en casi todos los comicios).
-¿A quién va a responder si es electo a la UCR o a la Federación Agraria?
–No hay incompetencia ideológica entre el Grito de Alcorta y la Revolución del Parque. No va a haber contradicción. No me voy a olvidar del sector. Si me olvido de la Federación Agraria Argentina soy un traidor. Desde lo sectorial voy a responder a la FAA, lo que no significa que vamos a corporizar la política ni ser el partido del campo. En la comisión de Agricultura vamos a trabajar por una ley de arrendamiento y por un plan ganadero, la segmentación de las retenciones.
–Tiene un problema: el proyecto de retenciones segmentadas de la FAA es distinto del que tiene hoy el radicalismo.
–Es distinto pero no es antagónico. Se pueden buscar consensos. No voy a decir es esto o nada. Vamos a contribuir a pelear por el pequeño y mediano productor, por la ruralidad, y por el federalismo. Por todo lo que venimos diciendo con Federación Agraria.
–¿Va a ser un diputado consecuencia del “efecto Alfonsín” o del “efecto resolución 125”?
–Creo que mi candidatura es el resultado de 25 años de militancia activa. Todo lo demás contribuyó. Pero yo soy alfonsinista de la primera hora: me afilié al radicalismo en el 83 y a la FAA. No me considero un hijo de la 125. Aunque puede que la resolución 125 ser que nos haya empujado y expuesto públicamente. Pero arranqué mucho antes.
–Por estos días pasaron con insistencia el famoso discurso de Raúl Alfonsín en la Sociedad Rural. ¿Qué reflexión te merece?
–Yo puteé los silbidos en el 85. Para mí fue una falta de respeto al presidente. El discurso fue brillante. Con el estilo de él: gallego, tozudo y porfiado.
–¿Usted se reivindica parecido?
–No soy gallego. Pero lo otro, sí. Soy tozudo y chinchudo. Pero con respeto por el que piensa distinto.
–¿Qué hubiera votado en la nacionalización de Aerolíneas Argentinas?
–Una cosa es recuperar la soberanía nacional y otra es hacer pésimos negocios. La verdad que para los que compraron Aerolíneas fue bueno: se llevaron una empresa y devolvieron chatarra. Es profundo el tema. Pero soy defensor del rol del Estado activo. Pero no soy proteccionista donde todo vale, total el Estado paga; ni creo en el libre mercado, que todos sabemos que es una farsa.
–¿Y en el caso de la estatización de las jubilaciones?
–Nosotros repudiamos la creación de las AFJP. Pero tendrían que rendir cuentas que nadie rindió. Acá me parece que en vez de proteger el bolsillo de los jubilados lo que se buscó es una hermosa caja para financiar este proceso, igual que con el fondo solidario de las retenciones. Es más amplio que un sí o un no.
–¿Qué votaría, si le toca, sobre la ley de radiodifusión?
–Hay que romper con los monopolios. Todo monopolio es malo, ya sea privado o del Estado.
–Elisa Carrió se enojó con los presidentes de las entidades porque no integraron las listas de la Coalición Cívica. ¿Cree que actuó con soberbia?
–Por lo menos con poca humildad. Nosotros en la Federación Agraria discutimos varios días y resolvimos que era imprescindible que Eduardo Buzzi siguiera al frente de la entidad. Además nosotros no opinamos ni cuando renunció al radicalismo, ni cuando renunció al ARI, ni cuando renunció a su banca.
–El Gobierno repite que si pierde las elecciones pierde gobernabilidad.
–Creo que por lo menos va a perder soberbia y autoritarismo. Va a tener que empezar a respetar las opiniones diferentes. Ahora esto que dice el Gobierno ya nos pasó en el 95. Decían Menem o el caos y después fue “el caos con Menem”. Si ahora planteamos “los Kirchner o el caos” vamos a llegar “al caos con los Kirchner”. Aunque por supuesto que hay que lograr una oposición razonable.
–¿Se hace algún cuestionamiento o autocrítica por su rol en el largo conflicto rural?
–En todo conflicto nunca la culpa es de uno solo. Las culpas son compartidas. Aunque podemos discutir qué porcentaje de culpa lleva cada uno. Todos nos hemos equivocado. Tal vez podemos decir que no supimos instalar, a pesar de que lo dijimos, que la pelea era por mucho más que por cuatro puntos de retenciones. Que era por la dignidad chacarera y por una agricultura con agricultores.


