El 2008 fue un año complejo, caracterizado por el cambio permanente de escenarios y reglas de juego. Eso se tradujo en replanteos y ajustes permanentes de las planificaciones en las empresas agropecuarias. Así, los cultivos que más perdieron fueron maíz y trigo, y otra vez la soja apareció como el refugio elegido por los productores. Sin embargo, a pesar de que la siembra está casi terminada, no está todo jugado y aún quedan decisiones clave por tomar, que pueden ayudar a que la campaña termine de la mejor manera posible.

En el marco de la jornada "Un productor en Acción" organizada recientemente por la regional Los Surgentes-Inriville, de Aapresid, en plena cuna de la siembra directa, Clarín Rural dialogó con tres productores referentes del sudeste cordobés, para tener un panorama de cómo piensan encarar los próximos meses, definitorios, en pleno corazón de la Zona Núcleo.

José Luis Zorzín, técnico de la Regional Los Surgentes-Inriville y reconocido asesor en la zona, recordó que "la superficie sembrada con trigo cayó un 40%, en tanto la de maíz lo hizo en un porcentaje algo inferior, en torno al 30%". Para entender el fenómeno, vale la pena repasar lo sucedido en 2008. "Pensábamos mantener la rotación, compuesta por la secuencia trigo/soja, maíz, soja de primera, lo cual hace que tengamos un 33% de cada uno", precisó Zorzín. Sin embargo, "la sequía otoño-invernal y el conflicto del campo tuvieron como consecuencia una brusca caída en la producción de trigo, y todo lo sembrado se hizo con materiales de ciclo largo", enfatizó.

En línea con esta visión, Jorge Mazzieri, también productor de la zona y miembro de la regional, insistió en que el 2008 fue "uno de los años más secos de los últimos 50, y si bien teníamos los insumos comprados para hacer la mitad de la superficie que trabajamos con trigo, sólo pudimos hacerlo en los mejores ambientes". Mazzieri explicó que no fue una decisión pensada desde lo económico, sino que la seca "no dejó alternativa".

Por su parte, Martín Sánchez, asesor del CREA Monte Buey-Inriville, coincidió con Mazzieri y precisó que, como estrategia, recomendó sembrar trigo "solamente en los lotes que tuvieran por lo menos 50% del agua útil en el perfil". Luego de cosechado el cereal, considera que "la decisión fue acertada, ya que quienes sembraron con escasas reservas no lograron producciones aceptables".

Entrado ya el invierno 2008, quedaba por definir la superficie de maíz. "Las lluvias no llegaban, los insumos aumentaban (principalmente los fertilizantes) y el panorama de negocios seguía siendo incierto", argumentaron al unísono los tres referentes. A eso se sumó que muchos alquileres quedaron inflados, atados al viejo escenario de precios. Tiempo después, los precios de los granos se derrumbaron y terminaron de planchar las expectativas del maíz en la zona.

"Como las lluvias llegaron recién en octubre, opté por sembrar maíz en los mejores ambientes; eso sí, con la mejor tecnología", dijo Mazzieri. Así, se salteó siembras de fin de octubre, "para que no caiga floración en enero, y terminé de sembrar maíz a fin de noviembre y diciembre", agregó. De todas formas, no sembró todo lo que inicialmente preveía.

Para Zorzín, el maíz no cayó aún más en superficie "porque muchos productores tenían, semilla y fertilizantes comprados y la atrazina aplicada, haciendo casi imposible el cambio de cultivo", aseguró. Más allá de estas decisiones, hoy los maíces tempranos están en general muy buenos en el sudeste cordobés. "Aunque todavía falta mucho", se cubrió.

Las caídas en trigo y maíz hicieron que la mayoría de los productores se refugiara en la soja de primera. Sin embargo, como las lluvias se demoraron, las siembras se concentraron mucho hacia fines de noviembre y principios de diciembre, casi igual que una de segunda. "Sólo sembraron tempranos quienes venían con buenas rotaciones, y contaban con alta cobertura", precisó Zorzín.

Por su parte, Sánchez se planteó un esquema de decisión de siembra de soja basado "en la experiencia que nos dan los años de ensayar distintos grupos de madurez en diferentes fechas de siembra, junto al uso de modelos de simulación". En términos generales, "si bien las fechas tempranas tienen más potencial de rendimiento, sólo las ejecutamos si teníamos buena humedad acumulada, y con materiales cortos". Por el contrario, si el agua almacenada era limitante, "optamos por siembras más retrasadas y materiales algo más largos (generalmente IV largos)", aclaró. Eso fue lo que ocurrió en la mayoría de las situaciones.

Además, previamente se habían "ambientado" los campos, de manera de conocer previamente cada lote y aplicar un manejo a medida (Ver Con traje a medida.).

El haber concentrado buena parte "de la superficie en el cultivo de soja y el hecho de estar limitados en fechas de siembra nos aumentó el riesgo de la empresa", reconoció Mazzieri. Por lo tanto, la clave pasa "por hacer un manejo muy fino, teniendo en cuenta que el umbral de decisión de cada tecnología es fundamentalmente económico", agregó.

Es más, al momento de dialogar con Clarín Rural, el productor estaba "monitoreando plagas y enfermedades en soja". Según lo observado "es probable que tengamos que aplicar fungicidas para manejo de enfermedades de fin de ciclo", agregó. Así, en los ambientes con napa "estamos apuntando a mezclas de triazoles y estrobirulinas, en tanto que en ambientes no tan seguros vamos a triazoles solos", argumentó.

Como criterio general, recomienda "a partir de R1 aplicar fungicidas cuando la severidad es superior al 20%", precisó

De cara al futuro, aún quedan decisiones importantes que tomar (Ver El más allá). Habrá que renegociar contratos, reajustar las rotaciones para recuperar el porcentaje de gramíneas, y, principalmente, "seguir haciendo sintonía fina en cada lote", concluyeron Mazzieri, Sánchez y Zorzín, en una campaña a puro ajuste.
El más allá

Si bien la campaña 08/09 está ya en carrera, quedan decisiones importantes que tomar. La alteración de la secuencia de cultivos, con la fuerte caída de la superficie sembrada con gramíneas, hace que productores tecnificados estén pensando en cómo revertir la situación en cuanto se pueda. Para Jorge Mazzieri, "llevará dos años reacomodar las rotaciones". La sequía que le tocó vivir en la campaña 96/97 le dejó esa enseñanza. Hoy, está preocupado "por lograr la máxima rentabilidad en soja de primera, para luego reinvertirla en la mejora de la secuencia de cultivos en la campaña siguiente".

Otro tema bien candente será la renegociación de contratos de arrendamientos. "Con los números actuales, el maíz en campo alquilado da en rojo", precisó José Luis Zorzín, principalmente por los costos y el precio del cereal. En tanto que en campo propio "el rinde de indiferencia está por encima de los 8.300 kg/ha", aseguró. Así -indicó- si la idea es tener negocios sustentables, la renegociación de alquileres es vital.