Las exportaciones de cuero de la Argentina -el segundo proveedor mundial de pellejos vacunos curtidos, después de Brasil- cayeron en octubre 18% respecto del mismo mes del año pasado, a u$s 62,2 millones y acumulan u$s 634 millones en los primeros 10 meses del año, según datos del sector.

«Había convenios con automotrices de Estados Unidos para el diseño e instalación de cueros en los asientos de los autos.

Eso está absolutamente parado», afirmó Guillermo Saldomando, portavoz de Sadesa SA, la mayor curtiembre exportadora de la Argentina.

Estados Unidos era el segundo importador de cuero argentino después de China -cuyas compras también disminuyeron-, pero en octubre fue superado por Países Bajos.

La caída de la demanda internacional de cuero significó un fuerte golpe para las curtiembres, que ya despidieron a 1.200 trabajadores, de acuerdo con datos de la Federación Argentina de Trabajadores de la Industria del Cuero y Afines.

Como consecuencia de la crisis, las curtiembres -que exportan 80% de su producción total-están pagando menos por el pellejo vacuno y de ese modo terminan afectando a toda la cadena cárnica.

Así, los frigoríficos se quejan de que, debido a una norma oficial que busca desarrollar la industria curtidora local, se ven obligados a vender el cuero a empresas domésticas a precios que consideran demasiado bajos.

«Las curtiembres están comprando cueros de manera muy selectiva y a valores ridículos», afirmó Miguel Schiariti, presidente de Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y derivados de la República Argentina (CICCRA).

Ambito financiero