"Si buscar que el país funcione como una democracia republicana y federal es hacer política, sí hacemos política, ¿Y qué? Lo que quizá pudiera ser usado como crítica, y no con demasiada razón, sería que hiciéramos política partidaria. No la hacemos, pero si la hiciéramos tampoco estaría mal", se enoja Hugo Luis Biolcati, desde anteayer, nuevo presidente de la Sociedad Rural Argentina. Así responde el dirigente, un combativo que sucede al moderado y dialoguista Luciano Miguens, a la acusación del secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, y el presidente de la Oncca, Ricardo Echegaray, para quienes el campo "tiene un proyecto político propio" y "debería ir a elecciones".
Algo de eso también se propone Biolcati: "Fomentar la participación en la vida política de nuestros asociados es una necesidad imperiosa. Hay que impulsar y canalizar la vocación de participación que surgió este año y buscar las oportunidades para que cada uno pueda acceda a los partidos en el lugar en el que viva". Aunque, como sus pares de las otras tres entidades, está concentrado en la coyuntura por la que atraviesa el sector (con liquidación de vientres, cierre de tambos y una sequía gravísima), el sucesor de Miguens habla de su agenda de mediano y largo plazo.
Consolidar la unidad de las cuatro entidades, difundir una imagen menos elitista de la Rural, intensificar el diálogo con los bloques parlamentarios y seguir apostando a la educación (la Rural tiene un colegio secundario, un instituto terciario y un centro de formación de dirigentes) y a la tecnificación del laboratorio de genética y de los registros genealógicos, son algunas de las metas que se propone para su gestión. "Profundizar los cambios que introdujo [Luciano] Miguens", aclara. Pocas horas antes de asumir, Biolcati dialogó con LA NACION en el despacho de Florida 460, que ahora usará su vicepresidente 1°, Alejandro Delfino.
-¿Cuáles serán los ejes de la gestión?
-Hay que profundizar el acercamiento con las otras entidades que inició Miguens y esa tarea es a la vez fácil y difícil. Más fácil porque ya hay una amistad personal bastante intensa entre los dirigentes, lo que hace más fácil el trabajo en común. Y más difícil porque entramos en una etapa creativa, en la que hay que elaborar proyectos comunes. Por eso hay que institucionalizar la unidad, pero sin subsumir las entidades en una institución superior sino creando algún centro de estudios, un ámbito de elaboración de proyectos. Respecto de la Rural misma, es fundamental tener una comunicación más directa con los socios, es necesario salir a recorrer el interior. Aquí también debemos impulsar la educación, que es la parte menos estruendosa pero a la que la entidad siempre le dedicó mucho esfuerzo. Profundizar la idea de que la Rural no es una entidad elitista, que tiene una inserción en la comunidad muy positiva y actuar sobre esa idea.
-El sector ¿le encontró la vuelta a su relación con el Gobierno?
-Aprendimos a conocer cómo reaccionan los Kirchner, pero eso no significa que hayamos aprendido a solucionarlo. La relación está difícil de ambos lados, no se ve una mejoría en las actitudes, en la política, en la ideología que está sosteniendo este diferendo, que es una ideología anticampo en un principio. La idea de construir o mantener poder del Gobierno es sometiendo al que tiene una idea contraria, y ante eso o uno abandona sus ideas o tiene que estar dispuesto a luchar. Y nosotros estamos dispuestos a luchar.
Ahora, superado el escollo de estas políticas desacertadas, el porvenir del sector es sumamente favorable.
-¿En dónde quedaron las diferencias con las otras entidades?
-Hemos destruido mitos, ni nosotros somos tan liberales acérrimos como la Federación Agraria creía, ni ellos son tan de izquierda a la antigua como nosotros por ahí creíamos. La Federación Agraria tiene una línea de pensamiento progresista, de centro- izquierda, moderno y como tal puede encontrar muchos puntos en común con nuestra gente.
La Rural es un poco un patrimonio nacional, te encontrás con gente que opina sobre lo que dice o hace la Rural como si fuera su dueña. Casi todo argentino se siente un poquito del campo y un poquito de la Rural, y eso nos da un poco una ventaja en el contexto de las entidades. No me quiero meter mucho, pero la Federación Agraria sufrió una gran transformación. Nació con el Grito de Alcorta en defensa de los arrendatarios contra los propietarios, que en ese momento podrían haber sido de la Rural en ese momento, pero sus bases hoy día son contratistas, agricultores con tierra propia que, además, alquilan y ese cambio de fisonomía la acerca más al resto de las entidades. Ya no hay antinomias.
Por José Crettaz
De la Redacción de LA NACION
Miguens: "Vuelvo al campo"
"Después de venir casi todos los días los últimos 14 años [tres veces presidente y, anteriormente, vicepresidente], supongo que voy a extrañar", dice Luciano Miguens, presidente saliente de la Rural. Y lo dice con prematura nostalgia. Primero unas cortas vacaciones en Chicago, donde trabaja uno de sus hijos, ¿y después? "Vuelvo al campo, a descansar de la rutina. Fue mucho tiempo, dejé muchas cosas y ahora tengo que meterle a eso", dice el ruralista, que lideró la entidad durante el mayor conflicto agropecuario de la historia. Y aclara sus asuntos pendientes: "Algunas oportunidades de negocios". Recuerda la buena relación que supo entablar con el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, pero se lamenta de su poco fruto. Amable, no se enoja cuando se le insiste sobre una eventual candidatura legislativa. "La experiencia es útil, pero creo que sería más útil opinando sobre los temas cuando me lo pidan que metiéndome de lleno en una actividad para la que no tengo gran vocación. No podría negarme a aconsejar siempre que me lo pidan", aclaró.


