Después de defender al campo en la pelea con el Gobierno, Hermes Binner, el gobernador socialista de Santa Fe, pareció recomponer su relación con la Casa Rosada. Sin perjuicio de eso, el ex intendente de Rosario, un convencido de la "crítica constructiva", le pidió al Gobierno que termine con la confrontación porque "es altamente improductiva" y dijo que el conflicto con el agro sigue debido a las "políticas que no creen en el diálogo".
Binner recibió a LA NACION en la Casa de Santa Fe porteña, donde elogió el último viaje de Cristina Kirchner a Brasil y defendió el derecho de la Presidenta de mantener en sus cargos a funcionarios cuestionados, aunque le recordó que "los superpoderes son un acto de discrecionalidad", y denunció "unitarismo económico".
Consciente de las miradas que lo estudian para 2011, se apuró a aclarar que no se ve "presidenciable", pero no mostró ningún entusiasmo por acordar con Julio Cobos. "Primero tiene que resolver las cosas en su partido", le pidió al vicepresidente, y opinó que su voto en el Senado "ya pasó". Sobre Elisa Carrió, dijo que no comparte su manera de ver la realidad: "No todo es negro como dice, si no estaríamos muertos".
-¿Cómo está el campo?
-El conflicto no está resuelto. Hay una situación tensa porque no hay plan a largo plazo. Lo que demandan los productores es seguridad jurídica y una actividad económica previsible para poder desarrollarse y crecer. Indudablemente, el Gobierno todavía piensa en otra solución. Pero la realidad hay que analizarla tal cual es, no como a uno le parece que sea.
-¿Por eso no se resuelve el tema?
-No se resuelve por la falta de diálogo y de consenso.
-¿Quién tiene la culpa de eso?
-Hay políticas oficiales que no creen en el diálogo. Y es muy difícil construir así. La gente está cansada de la confrontación, descree de propuestas cuando las primeras palabras son para agredir a otro. Ya se demostró que eso es altamente improductivo.
-¿Y su relación con el Gobierno?
-Siempre es constructiva. Hay que apoyarlo en todos sus aciertos y objetivamente plantear alternativas cuando no estamos de acuerdo. Pero necesitamos que al Gobierno le vaya bien.
-¿Cómo ve la gestión actual?
-Me parece muy positiva la visita de la Presidenta a Brasil. Tenemos que trabajar juntos, no enfrentados. Además, el Gobierno esta acompañando procesos importantes, el otro día estuve con la Presidenta para poner en marcha una fábrica de zapatos.
-¿El socialismo va oponerse a los superpoderes?
-Siempre lo hizo, todo acto de discrecionalidad termina siendo un acto de baja calidad de la democracia.
-Después de la crisis con el campo hubo un cambio de jefe de Gabinete, pero quedaron funcionarios muy cuestionados, como Moreno y Jaime. ¿Qué opina?
-No corresponde que yo sea analista. La decisión de quién integra el Gobierno es de la Presidenta, que ganó las elecciones legítimamente.
-¿Se considera un candidato presidenciable? -No. Me considero un gobernador.
-Pero después de apoyar al campo su imagen subió en las encuestas.
-Sí, pero tienen un valor relativo. Lo que necesitamos construir es una masa crítica que quiera cambiar la Argentina por medio del diálogo. No estamos buscando al dueño de la verdad.
-¿Aceptaría integrar un frente político o una fórmula con Cobos?
-Creo que primero tiene que resolver las cosas en la UCR, si no, somos individualidades. Además es momento de responder a nuestras responsabilidades, y yo estoy gobernando Santa Fe. Cobos tuvo un rol de quiebre con su voto "no positivo", pero ya pasó y la crisis no se solucionó. No fue armisticio sino una tregua.
-¿Le gustaría que el socialismo volviera a acompañar a Elisa Carrió?
(Niega con la cabeza) -Es una mujer valiente, pero no comparto su forma de ver la realidad. No todo es negro, si fuera así estaríamos muertos.
-¿Entonces quién le queda para construir un frente electoral nacional?
-Si uno hace nombres siempre se olvida de alguno. Lo haremos, pero no es nuestra preocupación hoy.
-Varios sectores se oponen a su reforma impositiva y los estatales piden aumento. ¿Qué piensa hacer?
-Lo vamos a resolver, pero también queremos que la Nación cumpla, porque los gastos sociales fueron transferidos a las provincias, pero los fondos no. Es el peor de los mundos: federalismo social pero unitarismo económico.


