La gran pregunta que muchos productores y empresas se hacen hoy es qué pasará con los precios de los granos en los próximos años, luego de la sensible caída de los últimos dos meses. La respuesta es clave para tomar decisiones de inversión, que en una agricultura seria también requieren de varios años para mostrar sus mejores retornos.

Un interesante adelanto del escenario que se viene lo pudo tener de primera mano, hace pocos días en Colonia, Alemania, un puñado de medios de todo el planeta, entre ellos Clarín Rural: allí, el gigante mundial Bayer Cropscience (tuvo ventas en el primer semestre de este año por unos 5.400 millones de dólares) contó cuáles son las perspectivas que ven sus especialistas y el marco en el que creen que se moverá el negocio en los próximos años.

Como adelanto, se puede decir que no habría que asustarse de más frente a la coyuntura, porque las perspectivas, más allá de las últimas bajas, siguen siendo alentadoras. Y no sólo para el futuro de los precios, sino también para la evolución de la tecnología. En ese escenario, los expertos de la compañía sostienen que América Latina tiene un rol central para jugar en lo que viene para el mundo agrícola.

Al evaluar los escenarios en los que se moverá el sector en los próximos años, y por ende su propio negocio, los especialistas de la empresa consideran que los precios se mantendrán en niveles altos teniendo en cuenta los promedios históricos, aunque no necesariamente se vean los picos alcanzados en los últimos meses.

Y esto se debe -sostienen- a que la dinámica mundial de los precios de los alimentos está impulsada, entre otras, por las siguientes cuestiones centrales:

Por un lado, dos tendencias de largo plazo, como el crecimiento de la población mundial y el mejoramiento de las condiciones de vida de amplios sectores de la población, sobre todo en Asia, lo que está cambiando su hábitos alimentarios (en esto se incluye el mayor consumo de carne en China e India);

Fuertes pérdidas de rendimientos en los últimos años por problemas climáticos;

Creciente demanda para abastecer las fuentes de energía alternativas;

Elevados costos de producción, influenciados por los altos valores de la energía y de los fertilizantes;

El crecimiento de los negocios financieros en los mercados granarios.

Fiedrich Berschauer, presidente del directorio mundial de la compañía, lo puso blanco sobre negro: reconoció que, a pesar de la caída de precios de los granos en los últimos meses, "creemos que la crisis en el sistema alimentario mundial está lejos de terminarse. Por el contrario, el hecho es que, aún después de la reciente baja en las materias primas, los precios para la producción agrícola están todavía a un nivel mucho más alto que al principio de esta década". Berschauer reconoció que las cotizaciones podrían seguir sufriendo una fuerte volatilidad, pero en ese marco también podrían subir más. "Después de todo, un creciente número de personas tienen que ser alimentadas a partir de una superficie agrícola que, en el mejor de los casos, se mantiene constante", indicó.

En ese camino, desde Bayer Cropscience plantean la necesidad de una "Segunda Revolución Verde", que impulse la productividad de la agricultura con la ayuda de nuevas semillas, biotecnología e innovaciones en materia de protección de cultivos, además de renovadas inversiones públicas en materia de infraestructura.

Por el lado de la tecnología aplicada a los cultivos, los de Bayer Cropscience están haciendo foco en los factores que generan estrés, que provocan la mayor parte de las caídas en los rendimientos. Y cuando hablan de inversión en infraestructura, piensan, entre otras cuestiones, en Brasil, al que le ponen enormes fichas para el futuro. Pero vayamos por partes.

A unas tres horas de la ciudad alemana de Colonia, donde está la sede central de Bayer, se ubica la ciudad belga de Gent. Allí, la compañía tiene un complejo de laboratorios de última tecnología, en los cuales están investigando cómo mejorar la tolerancia de los cultivos al estrés. Hasta allí llegó un puñado de periodistas internacionales, entre ellos Clarín Rural, para dialogar con Michael Metzlaff, cientifico senior del Centro de Innovación en Biotecnología de la empresa. En ese lugar trabaja gente de 23 países, entre ellos 150 científicos, que hoy apuntan fuerte a ver cómo reducir las pérdidas generadas por factores abióticos, como el calor o la falta de agua.

Están trabajando sobre bases firmes en genes que tolerarían mejor que los actuales los períodos cortos de estrés, no sólo provocados por una sequía, por ejemplo. Estos principios podrían funcionar en cualquier grano, aunque Bayer los incluiría primero en maíz, algodón y canola. Pero luego podría vender la tecnología a otras compañías.

Los científicos en esa ciudad belga sostienen que encontraron un modo de reducir la actividad de un gen, de manera que pierda menos energía ante las situciones de estrés y, por ende, la reducción de rendimiento también sea menor. Los trabajos no sólo se basan en las modificaciones de los genes en sí mismos, sino también en el impacto que los químicos tienen sobre su comportamiento, para apuntar a los mismos resultados.

"La investigación sobre plantas que sean más tolerantes que otras a calor, sequía, frío o salinidad está haciendo una contribución importante a mitigar el impacto del cambio climático y, por consiguiente, a salvaguardar los rendimientos", manifestó el científico Metzlaff.

La productividad es la clave. Los especialistas apuntan a la utilización integrada de riego, fertilización, protección de cultivos e innovadoras tecnologías en semillas, para incrementarla sustancialmente.

En el camino del crecimiento, la visión de la compañía apunta a que América Latina, y sobre todo Brasil, jugará un rol clave.

"Creemos que la región latinoamericana y Brasil tienen un gran potencial. Esperamos que esta zona tenga las más altas tasas de crecimiento en los próximos años", dijo Berschauer. De Brasil, destacó el "buen ambiente" para los negocios, que impulsa a los productores a invertir en tecnologías innovadoras en busca de mayores rendimientos. Y destacó que en el corto plazo puede desplazar a Estados Unidos como principal mercado mundial para los agroquímicos.

El ejecutivo también destacó el potencial de la Argentina (anunció que lanzarán nuevos productos en el país -Ver Lanzamiento...-), aunque, a la pasada, reconoció que le cuesta entender los problemas que afectan al agro argentino.

A nivel mundial, y en línea con el crecimiento del negocio agrícola, el mercado de protección de cultivos crecerá un 10% este año, afirman en la empresa. "Y esperamos que se siga desarrollando en forma positiva en 2009 y 2010", entusiasmó a todos Berschauer.

Si los pronósticos se cumplen, de la mano de aún buenos precios y una tecnología cada vez más potente, el agro seguirá creciendo. Es un dato interesante en esta agitada coyuntura. Por suerte, entonces, parece que el infierno tendrá que seguir esperando.