Verónica Dema
De la Redacción de La Nacion
Javier Tavani
De la Redacción de La Nacion
Los que alguna vez ocuparon el lugar del actual ministro de Economía, Carlos Fernández, comparten la decisión del Gobierno de cumplir con el compromiso asumido con el Club de París. Sin embargo, no hubieran seguido los lineamientos del gobierno de Cristina Kirchner.
Al menos así lo manifestaron los ex ministros de Economía Domingo Cavallo (PJ y Alianza), Roque Fernández (PJ), Ricardo López Murphy (Alianza) y Roberto Lavagna (Frente para la Victoria).
Con extracción política dispar todos coincidieron en criticar el pago al contado, sin negociación previa para lograr un precio más conveniente para la Argentina. El principal perjuicio, señalaron es haber desembolsado más dinero del necesario para no pagar el costo de "abrir los libros de contabilidad a una auditoría externa".
Estas últimas fueron las palabras del ex ministro Roque Fernández. En diálogo con la nacion explicó que en principio la decisión de pagar es bienvenida porque "es una manifestación de voluntad de cumplimiento de los compromisos con países que tradicionalmente financiaron a la Argentina en tiempos de crisis".
Sin embargo, agregó, "lo cuestionable es la forma de pago, porque es una mala señal que el Gobierno, para no mostrar los libros de contabilidad, pague este costo altísimo. Lo conveniente era refinanciar al 4% y abrir los libros a una auditoría externa".
También en tono crítico, el ex ministro del Gobierno de la Alianza Ricardo López Murphy se mostró preocupado por la forma en que se decidió encarar el pago, con las denominadas "reservas de libre disponibilidad". En diálogo con la nacion , aclaró que "lo más grave que pasó acá es que se violaron todas las normas de procedimientos del Banco Central". También Roque Fernández habló del "deterioro institucional que significa tomar al Banco Central como una agencia del Ejecutivo".
Al ser consultado López Murphy sobre si la medida llevará un aumento de la capacidad de acceso al financiamiento internacional, el economista se mostró cauto: "Es relativo. Puede llegar a haber un aumento, pero en todo caso sería marginal e inferior a lo supuesto".
También puntualizó que saldar la deuda con el Club de París no implicará una mejora de la imagen del país: "Más allá de que formalizar deudas es parte de un proceso adecuado, ésta situación no aumenta la credibilidad económica de la Argentina, porque quedan muchos ´hilos colgados´. Si formara parte de un paquete global de decisiones si crearía un marco distinto, pero no es el caso".
Con esto coincidió Roque Fernández: "Soy escéptico respecto del acceso al crédito porque los analistas siguen viendo que la Argentina es un país de riesgo que no resuelve problemas importantes como, por ejemplo, tener estadísticas públicas confiables".
Al ser consultado por la nacion, Domingo Cavallo, ex ministro de Economía de Carlos Menem y de Fernando De la Rúa, prefirió que su blog personal se exprese por él. Allí calificó la forma en que actuó el Gobierno como "una manera eficaz de informar al público en general, aquí y en el mundo, que Argentina tiene voluntad de pagar sus deudas". Aunque inmediatamente aclaró, contundente: "Mi impresión es que los expertos no se dejarán impresionar: cuando entren en los detalles van a concluir que el riesgo de default o de desestabilización monetaria y financiera de la Argentina ha aumentado".
En otro tramo, explicó que los expertos financieros que asesoran a los acreedores indagarán si, tras el pago al Club de París será más sencillo para la Argentina cumplir con los vencimientos de la deuda en bonos durante 2009 y 2010. "No podrán sino concluir que el pago al Club no libera crédito para futuros vencimientos de la deuda en bonos y para eso, se necesitará emitir nuevos bonos o usar reservas del Banco Central", reflexionó.
Aquí, el problema: "Será más difícil colocar nuevos bonos, porque quienes comprar esos bonos, con la excepción de Venezuela, interpretarán que el gobierno echó manos a las reservas del Banco Central, que no le pertenecen, para evitar someterse a las auditorias del FMI. Y los inversores en bonos soberanos no confían en los países emisores que se niegan a ser auditados y a respetar las reglas de juego de los mercados de capitales".
Algo más cauto, el ex ministro de Néstor Kirchner Roberto Lavagna se mostró más expectante que crítico. En declaraciones radiales consideró que la iniciativa de disminuir la deuda "siempre es buena". Sin embargo, supeditó su optimismo a que la decisión de saldarla obedezca a una real intención de disminuir los compromisos internacionales y no a buscar "un golpe de efecto".
"Si es en camino de reducción de deuda me parece bien. El cómo, seguramente habrá que hacer decretos de emergencia para hacer correcciones formales. Aunque si es un golpe de efecto no sirve de mucho", analizó en Radio Continental.
Lavagna se definió fuera del juego político y se mostró cauteloso y expectante: "Hoy no salí en ningún diario porque ésto se divide en dos: los cortesanos que aplauden de pie y los que dicen que todo está mal. Me parece que hay que ser más precisos". En ese sentido, aclaró que "por ahora es un golpe" pero que "bien usado puede ayudar a cambiar lo negativo del clima social y económico".
"Reducir la deuda es un buen componente si está en una política más global. Ahora hay que esperar", concluyó.


