A comienzos de la década del 90, cuando nadie creía en Internet y menos en el crecimiento que alcanzó hoy en día, Bahía Blanca ya estaba perfilada, casi secretamente, en una de las ciudades pioneras en la materia. Los comienzos estuvieron vinculados al desarrollo de infraestructuras tecnológicas, conocidas como comunicaciones de datos, que con el paso de los años se constituyeron en soportes indiscutidos del nuevo sistema.
"Junto con la Comisión Nacional de Energía Atómica (Conea), de Buenos Aires, el Centro Atómico Bariloche y el Centro Regional de Investigación y Desarrollo (Ceride) de Santa Fe, Bahía Blanca ha sido protagonista en Argentina del proceso que luego derivó en Internet", dijo el ingeniero Carlos Frank, quien se desempeña en el Area de Tecnologías de Información y Comunicaciones en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y en el Conicet. En ese entonces, según explicó, este posicionamiento a nivel nacional sólo se conocía dentro de los claustros académicos, donde profesionales de la Universidad Nacional del Sur (UNS), la facultad local de la UTN y el Centro Regional de Investigaciones Básicas y Aplicadas de Bahía Blanca (CRIBABB), trabajaban en forma asociativa y cooperativa para hacer comunicación.
El interés primordial de utilizar estos avances como servicio para la ciencia impulsó a esas tres instituciones bahienses a generar enlaces, equipos y recursos humanos, con vistas a un importante desarrollo futuro. Previamente, en 1987 y 1988, ya había comenzado a popularizarse el uso del correo electrónico a nivel mundial, mientras que en el país la primera conexión a una red UUCP abrió a su vez la conexión de Argentina hacia redes académicas.
"Antes de que Internet se volviera comercial, en 1995, los académicos comunicaban sus computadoras a través de teléfonos y de este modo transferían archivos. Esto permitía que la información llegara a cualquier lugar del mundo", señaló Frank. En 1989, el Proyecto Red Teleinformática Académica (Retina) que comenzó a operarse desde Buenos Aires, obtuvo de la Fundación Antorchas un millón y medio de dólares para que las entidades argentinas pudieran comunicarse. Este aporte fue fundamental para la historia de Internet en nuestra ciudad, dado que CRIBABB fue el principal nodo de RETINA, al aportar un importante apoyo técnico y de gestión. "El objetivo del proyecto se basaba en descentralizar la conectividad y ampliarla para que llegase a distintos puntos del país", indicó el ingeniero Carlos Matrángolo.
En 1991, comenzó a evidenciarse el crecimiento de Internet y la tendencia mundial de las instituciones académicas y científicas a formar parte de ella. A su vez, por esos años, aparecieron los primeros indicios del ocaso del UUCP, considerado desde 1988 como el nodo central de Argentina. Finalmente, el acontecimiento más esperado se produjo en 1994, cuando Bahía Blanca tuvo un enlace propio a Internet tras la firma de un acuerdo con la National Science Foundation de los Estados Unidos..
Con la inauguración de un enlace satelital, el CRIBABB y la comunidad académica y científica local pasaron a formar parte de los primeros sitios del interior del país conectados a esta nueva red. "Nosotros fuimos pioneros en el desarrollo de todo esto por dos razones fundamentales --indicó Luis María Fernández, entonces rector de la UNS y hoy integrante del directorio de Conicet--. Primero, por la predisposición a asociarse que existió y aún perdura entre la UTN, UNS y CRIBABB. "En segundo lugar, porque las personas que estuvimos dirigiendo esas instituciones en general pensamos que era algo que iba a ser muy útil hacia el futuro. No importaba cuánto se invertía, sino que se iba para adelante." Un año más tarde comenzó el desarrollo comercial de Internet y por ende su masificación, extendiendo sus servicios al ámbito domiciliario. "Como elemento distintivo debo decir que siempre tratamos de estar en la avanzada. Sin dudas, fuimos pioneros en lo que hace a generación de recursos humanos y en lo que hace a gestión, impulsando que esto crezca", agregó Matrángolo.
SOLEDAD LLOBET
Una secuela para la red.
Durante la crisis de 2001/2002, el Proyecto RETINA tomó mayor impulso con la obtención de un nuevo subsidio de un millón y medio de dólares por parte de la Fundación Antorchas. La ayuda económica estuvo destinada a incorporar a las entidades académicas y científicas a Internet2 (redes orientadas a la interacción entre equipos de trabajo y prestación de alta demanda) y a las Redes Académicas Avanzadas (como se llama a Internet2 fuera de Estados Unidos). El CRIBABB, por su conexión, quedó integrado en el proyecto llamado RETINA2, y así se dio inicio a uno de los servicios más populares de las redes avanzadas: la videoconferencia.
Con vistas a un futuro cercano.
Nuevos proyectos colaborativos se estudian en la actualidad en Bahía Blanca por integrantes académicos y Unidades de Vinculación Tecnológica. Uno de ellos se refiere a la implementación de un lugar apto para guardar datos que cumpla con la función de back up o respaldo seguro, sin importar el origen y con ciertas reservas y privacidad. "Lejos de haber terminado, estamos en una etapa nueva. Pensamos que nuestro primer edificio, ubicado en 12 de Octubre 1865, se puede convertir ahora en un data center , un lugar donde guardar información de los hospitales u otras instituciones", explicó Frank. También se planea establecer una red metropolitana de alta velocidad local, que permita que la comunicación entre entidades y usuarios locales se modifique y mejore, así como el posicionamiento de algunas empresas que hayan empezado a participar del proyecto. "Este pequeño salto tecnológico se consolidaría mediante una inversión que cuenta con el aporte de instituciones nacionales", dijo Frank..
Según el ingeniero, las empresas e instituciones estarían buscando poner en Bahía Blanca un punto de intercambio de tráfico, que haría que la comunicación quede dentro de la ciudad, evitando saltos innecesarios vía Buenos Aires. "El acceso a la red será más rápido, a las empresas les ahorraría ancho de banda y nos consolidaría como una ciudad que puede crecer con las comunicaciones", sostuvo. Asimismo, Frank consideró que el hecho de abarcar desde las tecnologías temas actuales como gobierno electrónico o atención domiciliaria de la salud (para disminuir la hospitalización), estas cuestiones comenzarían a ganarse progresivamente un espacio en la agenda política y social. Agregó que estas acciones, tanto de los ámbitos académicos como de las empresas, sumado a algunas condiciones especiales de Argentina, como las factibilidades de acceso a Internet a través de los innumerables ciber disponibles, pueden contribuir a reducir la brecha digital que hoy divide al mundo entre las naciones más avanzadas tecnológicamente de las que aún no se han optimizado.


