El presidente del PJ, Néstor Kirchner, resolvió ayer cargarse al hombro todo el peso de la crisis del campo. Volvió a atacar al agro; lo calificó de "golpista" y "desestabilizador", defendió al gobierno de su esposa Cristina Kirchner y se mostró como un abanderado de las retenciones móviles para que el Congreso las ratifique en las próximas horas o días, tras más de 100 días de conflicto.

El acto en el emblemático Mercado Central comenzó con media hora de retraso por una amenaza de bomba, lo que enrareció el clima.

El salón auditorio, donde antiguamente se hacían los remates, fue desalojado poco antes de las 11. Las 300 personas presentes, militantes de del PJ de La Matanza, de Ituzaingó y del propio Mercado Central, fueron desalojadas por 30 minutos para que efectivos policiales verificaran con sus perros el lugar.

"Hay sectores políticos y económicos que quieren frenar el cambio y desestabilizar, de eso no tengan duda", dijo luego Kirchner cuando brindó su discurso. "Podrán amenazar con cien bombas, pero, salvo que explote alguna, no van a poder parar la transformación en la Argentina", desafió, en medio de aplausos. Calificó a los cortes de rutas del campo de "casi golpistas".

En ese tono, como si fuera el presidente, Kirchner habló 35 minutos. No dejó dudas de que es el jefe político del Gobierno. Y otra vez, a poco de la sesión legislativa clave, presionó a los diputados del Frente para la Victoria (FPV), a los que anteayer les había pedido "coraje y valentía", para que apoyaran la resolución 125, de suba de las retenciones. Más tarde, en Olivos, recibiría a varios de ellos para afinar el texto del dictamen de comisión.

En el ingreso del Mercado Central se desplegó un pasacalle: "Bienvenido señor presidente del PJ". Y lo firmaba un tal "Batata". Todo un símbolo. El titular del Mercado, Carlos Martínez, homenajeó con un diploma por su "militancia y trayectoria" a Fidel Juárez, célebre "Batata", conocido puntero de La Matanza y líder de las cooperativas de changarines de frutas y verduras. Se lo recuerda a "Batata" como jefe de militantes que defendían al ex presidente Carlos Menem de algunos silbidos en los actos de la Sociedad Rural, en los años 90.

El contexto del acto también era simbólico. En el mayor centro de abastecimiento de alimentos, frutas y verduras, Kirchner, jefe del PJ, felicitó al Mercado Central por evitar el desabastecimiento de alimentos durante lo peor de los 100 días de cortes de ruta del campo. El elogio comprendió a todas las autoridades que estaban presentes, de perfiles disímiles: Martínez, el presidente, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y el director Miguel Saredi, titular de Pampa Sur y defensor del ruralismo.

Además, el ex presidente acusó al agro de tener "sectores patoteriles" al referirse al ataque a huevazos que sufrió el gobernador Daniel Scioli, que lo miraba sentado a su lado.

"¿Qué van a hacer? ¿Nos van a pegar, nos van a matar?", enfatizó. Y añadió: "Me enteré de que intentaron agredir a Scioli. No son autoconvocados, son patotas de cobardes. Pero se terminó la extorsión en la democracia".

Asistieron al acto el vicegobernador Alberto Balestrini, líder de La Matanza; el intendente local, Fernándo Espinoza, y sus pares de Florencio Varela, Julio Pereyra, y de Ezeiza, Alejandro Granados.

Postergan el acto
De todas formas, Kirchner decidió descomprimir desde hoy al Congreso: la agrupación Compromiso K postergó para pasado mañana un acto que iba a realizarse hoy en esa zona, según informó su líder porteño, Damián Barijhoff.

"En los golpes del ´55 y el ´76 procedían a través de los cuartelazos", acusó Kirchner al campo.

"Estamos de acuerdo en defender al pequeño productor, lo que no queremos es que los grandes grupos y los grandes concentradores se lleven toda la renta a costa del bolsillo de los argentinos. ¿Cuál es el único elemento para frenar esto?", se preguntó. "Las retenciones", dijo.

Se transformó, además, en vocero de su esposa. "La Presidenta -dijo Kirchner- se planteó lo siguiente: "Si cedo estoy entregando la mesa de los argentinos. Así que no me van a torcer la mano". Y agregó: "Ella dijo: «Voy a mantener con firmeza la resolución 125 porque son mis convicciones»".

Por Mariano Obarrio
De la Redacción de LA NACION