CIUDAD DE BUENOS AIRES. El Frente para la Victoria-Partido Justicialista no es hijo de la militancia sino del alquiler de espíritus fenicios. Hace mucho tiempo que la militancia fue erradicada del populismo demagógico criollo. La adhesión es un trabajo remunerado por quien tiene la caja, y Néstor Kirchner se apropió del oficialismo sin necesidad de un debate de ideas. Apenas con un cheque contra cada pecho legislativo.

El mecanismo funciona cuando la suerte es abundante pero no funciona cuando ella es esquiva. Por ejemplo, en estas circunstancias. Entonces, el oficialismo se ha fracturado en varias grietas muy visibles para quienes conocen cómo funciona el endeble Legislativo nacional. Y Néstor Kirchner -porque ya se sabe que Cristina de Kirchner no cuenta en estas cuestiones- se pregunta cómo reordenar sus fuerzas.

Unos dicen que le faltan 15 votos, otros 30, y entre ambos extremos hay otras opciones: 23, 25, 27 y 29. En cualquier caso, los votos oficialistas no son los que esperaba Néstor. Y eso es muy complicado de explicar a los propios kirchneristas porque resulta que el Jefe no es invencible. Para la iconografía pingüina es casi un sacrilegio. Pero tendrán que aprender a convivir con la realidad.

Luego, el hombre que mandó a alistar el helicóptero durante el más reciente cacerolazo en las puertas de la Quinta de Olivos mientras le reclamaba ayuda a Guillermo Moreno y sus muchachos, ahora prepara un peligroso plan B que, para algunos pingüinos consiste en que, finalmente, no exista votación, que se caiga todo el debate legislativo y eso supone que permanecerían vigentes las resoluciones y decretos que permiten el cobro de los derechos de exportación con alícuota flotante.

Sin embargo, Néstor Kirchner tiene un doble problema: sería una derrota política aceptar la modificación del proyecto de ley del Ejecutivo, tal como comienzan a exigirlo los diputados nacionales oficialistas para garantizar el triunfo legislativo, pero también sería una derrota política renunciar al proyecto de ley porque demostraría que el Ejecutivo se encuentra aislado aún del propio oficialismo legislativo.

Además, ¿quién creería, entre la opinión pública que tanto le importa a los Kirchner, que el debate legislativo se cae por culpa de los productores agropecuarios?

Los Kirchner llegan a esta coyuntura luego de una sucesión de errores políticos cometidos desde que Néstor Kirchner le ordenó a Alberto Fernández recaudar US$ 1.500 millones más para la caja política, y aceptó la propuesta de gravar más las exportaciones agrícolas porque los chacareros van a patalear 2 días y después se les va a pasar...

O sea que el error político fue cometido antes del 11 de marzo de 2008, y resultó de una mala información y una equivocada percepción de qué ocurría en el frente agropecuario.

El error fue suponer que la sociedad argentina acabaría aceptando la Obediencia Debida, cuando, paradójicamente, los Kirchner han sido quienes promovieron su inconstitucionalidad.

La tosudez posterior, porque los Kirchner no admiten la negativa del otro, desencadenó otras equivocaciones, y ellos nunca pudieron corregir el rumbo, que es lo que comienzan a plantear integrantes del oficialismo.