Para el oeste y sudoeste de la provincia de Buenos Aires, así como para el
sur de las provincias de Córdoba y La Pampa, se prevén escasas precipitaciones,
todas ellas inferiores a lo normal para la primera etapa del invierno que,
justamente, se inicia en el día de hoy.
El pronóstico --ofrecido por el ingeniero agrónomo Eduardo M. Sierra,
especialista en agroclimatología de la UBA, respecto de la campaña agrícola
2008/2009-- asegura que los indicadores disponibles a la fecha señalan
claramente un inicio con restricciones en la disponibilidad de agua.
"La menor humedad que han acumulado los suelos y la tendencia negativa que
tendrían las lluvias del corto plazo, podrían limitar las siembras de cultivos
invernales en gran parte del nordeste argentino y la región pampeana", sostuvo
el especialista.
"La alternancia de lapsos cálidos e irrupciones polares podrían hacer que los
cultivos se tornen más vulnerables a las bajas temperaturas invernales", afirmó.
En nuestra región, la escasez de agua se advirtió fehacientemente hasta el fin
del otoño que, justamente, culminó en la víspera. Y no parece tener, en las
próximas semanas, un retorno a los valores de otras campañas.
En tal sentido, Sierra afirmó que, recién a partir de la segunda parte de la
primavera, se prevé una normalización de las condiciones climáticas, que llevará
el panorama a un estado cercano a lo normal en el aspecto hídrico.
Para el período invernal que se inicia hoy, se prevé que la temperatura
descienda en la misma escala de las precipitaciones, acaso por debajo de lo
normal.
"También comenzarán a producirse frecuentes irrupciones de vientos fríos,
procedentes del sur, con alto riesgo de heladas tempranas", dijo Sierra.
"No obstante, no se espera una temporada otoño-invernal tan uniformemente fría
como la de la campaña precedente. En su lugar, se presentará una alternancia de
períodos templados, con vientos moderados del norte que, cada tanto, serán
interrumpidos por cortas, pero muy intensas, irrupciones de aire polar con
heladas generales", explicó.
Estas circunstancia provocarán, según Sierra, que las heladas invernales sean
más peligrosas que el año pasado.
"En 2007, el frío hizo que los cultivos invernales entraran en descanso, lo cual
los protegió de las frecuentes heladas. Los daños fueron producidos por las
tardías que cayeron a mediados de noviembre, cuando los lotes ya habían salido
de ese período", añadió.
El panorama, desde el punto de vista hídrico, parece ir en la misma dirección.
"El enfriamiento de los océanos que rodean al Cono Sur permite prever que,
durante lo que queda del otoño y la mayor parte del invierno, las
precipitaciones se harán escasas y tomarán un carácter disperso", comentó
Sierra.
"Al finalizar la primera quincena del último abril, los vientos del sudoeste
avanzaron hasta cubrir casi toda la extensión del área agrícola nacional,
produciendo las primeras heladas del año", dijo.
"Posteriormente, sobrevino un lapso con temperaturas sobre lo normal pero, en
los últimos días de mayo, tuvo lugar una vigorosa irrupción de aire polar que
provocó nevadas en San Luis y Córdoba, y heladas generales que se extendieron
hasta el norte del agro", agregó.
Más adelante, Sierra expresó que, en la campaña precedente, esta transición se
produjo recién hacia los últimos días de abril.
"Cabe considerar que, en la presente, el fenómeno tuvo lugar con dos semanas de
antelación. Esto, precisamente, permite augurar otra temporada de heladas
bastante rigurosas", añadió.
El resto.
Para la segunda parte del invierno y la primera de la primavera 2008 se
observará la disipación final de La Niña y el paso a una débil situación de El
Niño.
"No obstante, es probable que, durante septiembre y octubre, las precipitaciones
alcancen valores cercanos a lo normal, ya que durante ese momento del año no
suelen observarse perturbaciones del régimen hídrico, independientemente del
escenario agroclimático que predomine. Este proceso incrementará las reservas de
humedad de los suelos, lo que favorecerá la formación del rendimiento de los
cultivos de invierno y mejorará las condiciones para la implantación de los
cultivos de verano", dijo Sierra.
También aseguró que será probable que se registren heladas primaverales tardías,
aunque no en la cantidad e intensidad observadas en la campaña 2007/2008.
"En forma similar al año anterior, el riesgo de granizo estará presente, aunque
sin abarcar superficies tan extensas como durante el episodio de El Niño
2006/2007", admitió.
El futuro.
Sierra afirmó que, recién a partir de la segunda parte de la primavera, se
prevé una normalización de las condiciones climáticas, que llevará el panorama a
un estado cercano a lo normal en el aspecto hídrico, aunque con riesgos
climáticos considerables en lo que hace a temperatura (heladas tardías y golpes
de calor), así como a tormentas severas.
"Hasta mediados del verano de 2009, los riesgos climáticos tenderán a ser
similares a los observados en la campaña pasada, aunque con intensidad
decreciente", evaluó.
"En lo que respecta a la segunda parte del verano y el otoño 2009, resulta
probable que el escenario agroclimático tienda a mostrar características de un
estado de El Niño débil, con precipitaciones superiores a lo normal", admitió,
aunque aclaró que la perspectiva para ese período no está del todo definida.
FRASE CON CARITA DE EDUARDO SIERRA
"La menor humedad que han acumulado los suelos, y la tendencia negativa que tendrían las lluvias del corto plazo, podrían limitar las siembras de cultivos invernales".
Eduardo Sierra
GRISADO
Las razones de La Niña
Según es normal en esta época del año, el episodio de La Niña, que afectó
considerablemente a la campaña agrícola 2007/2008, está experimentando un
debilitamiento y sus efectos residuales aún se hacEN sentir. La Niña constituye
la fase fría del fenómeno de El Niño Oscilación del Sur (ENOS), y consiste en un
enfriamiento del Océano Pacífico Ecuatorial, que reduce el aporte de humedad de
la atmósfera y modifica la circulación atmosférica. Por estas causas, la mayor
parte de la región pampeana suele sufrir una disminución de las precipitaciones,
que alcanza su mayor intensidad desde noviembre hasta mediados de febrero.
Los registros, hasta el momento
Localidad Mms.
Arroyo Corto 213
Bonifacio 164
Bordenave 222
Carhué 232
Carmen de Patagones 50
Coronel Dorrego 233
Coronel Pringles 390
Coronel Suárez 324
Darregueira 259
Dufaur 259
Espartillar 215
Felipe Solá 347
Garré 407
Goyena 215
Guaminí 272
Huanguelén 296
M. Buratovich 116
Médanos 119
Oriente 404
Pedro Luro 109
Pigüé 308
Puan 196
Saavedra 264
Saldungaray 290
Sierra dl Ventana 310
Stroeder 112
Tornquist 395
Tres Arroyos 396
Villa Ventana 407
Villa Iris 206
Villalonga 95
Nota: Las marcas son las producidas desde el 1 de enero último hasta la tarde
de ayer, inclusive, cuando se produjeron algunos registros (escasos) en varias
localidades.
ESTO PUEDE QUEDAR AFUERA
Fortalezas y debilidades
Eduardo Sierra aseguró que los resultados de la campaña agrícola 2007/2008,
que se encuentra próxima a su finalización, pusieron en evidencia algunas
fortalezas y debilidades del sistema agroproductivo nacional.
"Como principal fortaleza se está demostrando que el área agrícola principal
argentina es capaz de arrojar una producción, en volumen y calidad, muy elevada,
aun en un ambiente desfavorable como el impuesto por el episodio de La Niña",
dijo.
"El moderado a bajo nivel de impacto producido sobre la cosecha gruesa, a pesar
de que se está desarrollando bajo condiciones sumamente rigurosas, implica el
logro de una importante innovación técnica de agricultores, técnicos y empresas
proveedoras de tecnología", manifestó.
Respecto de las debilidades, señaló que es perentorio analizar los recurrentes
perjuicios que las condiciones agroclimáticas han determinado en el cuadrante
sudoccidental del área agrícola (La Pampa y oeste y sudoeste de Buenos Aires), a
fin de adecuar los sistemas de producción a condiciones con mayores limitaciones
ambientales.
"También debe prestarse atención al hecho de que la región del Chaco viene
observando un incremento en la frecuencia de los impactos productivos de origen
climático", comentó.
"Mas. Sería útil considerar la relación costo beneficio de dotar a las zonas más
afectadas de un sistema de riego complementario, que permita minimizar los
impactos debidos a la irregularidad del régimen de lluvias que viene notándose
desde el comienzo del Siglo XXI", concluyó.


