GENERAL MOSCONI.- El funcionario que más sectores de la economía argentina controla no cree que la actividad se haya enfriado, como consignan algunos analistas e indicadores recientes, muy a pesar de los "piquetes de la abundancia", tal la definición gubernamental.
Julio De Vido, ministro de Planificación Federal, lo sentenció ayer dos veces aquí, ironía del destino, en la cuna del piquete nacional. No sólo no hay desaceleración, dijo, sino que el producto bruto interno (PBI) sigue creciendo, por lo menos en los sectores de su incumbencia.
General Mosconi y Tartagal fueron, con Cutral-Có, pioneros de los cortes de ruta en los años 90. De buen humor, De Vido vino aquí a inaugurar el pozo de gas Agap 1002, de Tecpetrol, empresa del grupo Techint, que le agregará 700.000 metros cúbicos de fluido a la Argentina. Un volumen que no llega al 1 por ciento del consumo nacional, pero más que necesario, dado el monstruoso déficit gasífero que tiene el país.
"Del agro no voy a hablar", se excusó, cuando LA NACION le preguntó si era cierto que ahora sería él quien encabezará las negociaciones con las cuatro entidades rurales. "¿Cree que la economía se enfrió?", se le insistió. "Yo no soy economista, pero, desde el punto de vista de mi área, en lo que hace a los servicios, no sólo la actividad no decrece, sino que crece mes tras mes. Los datos que yo tengo de hidrovía, demanda de energía eléctrica y de gas no indican eso, y lo reflejan los diarios en los que ustedes escriben", dijo.
Se le objetó que, justamente en el sector eléctrico, las empresas estaban percibiendo una desaceleración de la actividad desde hacía tres meses. De hecho, ayer se conocieron los datos que releva todos los meses la Fundación para el Desarrollo Eléctrico (Fundelec) en los que se observa una disminución del 0,1% en la demanda de mayo, en comparación con el mismo mes de 2007, mientras que en el área metropolitana la baja rondó el 1,5 por ciento. Es decir, el consumo crece infinitamente menos que hace un año. "En energía eléctrica, sí, es cierto -contestó De Vido-. Pero es porque no sólo hubo una temperatura diferente, sino que ha influido el plan de uso racional de la energía. Ojo: yo no soy economista."
De Vido es arquitecto, pero también el hombre de mayores atribuciones económicas desde que empezó la gestión de los Kirchner. Un día antes de que se explayara aquí, 15 líneas de colectivos permanecían inmóviles por falta de gasoil en la Capital Federal y el conurbano bonaerense. Varias industrias han sufrido en las últimas semanas cortes de gas y pedidos del Gobierno para que consuman menos energía eléctrica. De Vido no cree en tales interrupciones.
"Hace 15 días usted dijo que no habría cortes de electricidad", le recordó LA NACION. "Y no hay cortes", sostuvo. "Bueno, pero se les pidió a las plantas que bajaran la demanda", se le insistió. "No, una cosa es lo que se haga para el uso racional de la energía y para poder disponer del mantenimiento de las industrias fuera del pico de consumo, cuando viene la ola de frío, y otra cosa es que haya cortes de suministro, como ocurrió el año pasado", concluyó. Una novedad semántica: hace un año, el propio ministro evitaba la palabra "cortes".
Hay también problemas con el gas. De Vido dijo que sólo estaban afectando a los servicios interrumpibles, aquellos que pagan una tarifa menor y se exponen al racionamiento. Pero la realidad es que hace pocos días industriales de Córdoba tuvieron cortes a pesar de haber contratado un servicio en firme, que paga una reserva de capacidad y se garantiza el suministro. "Bueno -admitió el ministro-. Hubo algún corte excepcional, por algún problema puntual, pero no es generalizado."
Lo secundaba Roberto Baratta, subsecretario de Control de Coordinación y Gestión de su ministerio. De Vido compartió el escenario con el secretario de Energía, Daniel Cameron; el vicepresidente ejecutivo de Tecpetrol, Carlos Ormachea, y con el gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey, el hombre que ofreció el escenario para el último acto oficialista en plena pelea con el campo. Créase o no, hay un Julio De Vido más amable y sonriente después de ese conflicto. Se advierte desde lejos. Ayer se preocupó por afirmar dos veces que no quería hablar del campo. A pesar de que desde algunas cámaras ruralistas dicen en estos días que ha sido el elegido para conducir las negociaciones. Algo que pedía a gritos, por ejemplo, la Unión Industrial Argentina (UIA).
Por Francisco Olivera
Enviado especial


