Sistemas de labranzas
Distribución y calidad de la materia orgánica del suelo
Venanzi S., J.Galantini, J.Iglesias, M.Barreiro, A. Albin, A.Rausch, M.Ripoll, H.Kruger EEA Bordenave INTA, CIC (Pcia. Bs.As.)– CONICET, Dpto. Agronomía - U.N.S., 8000 Bahía Blanca
Introducción
La frecuencia e intensidad de labranzas altera las propiedades del suelo, la distribución de la materia orgánica (MO) y de los nutrientes en la profundidad laboreada. Estos cambios en el largo plazo pueden reflejarse en la disponibilidad de nutrientes, la producción del cultivo y la sustentabilidad del sistema productivo. La siembra directa o labranzas reducidas producen la estratificación de la MO y nutrientes (Unger, 1991; Kruger, 1996; Galantini et al., 1996). Se generan de esta forma serios interrogantes en cuanto a la disponibilidad de los nutrientes y a la modalidad del muestreo (Bullock, 2000). Diversas fracciones orgánicas del suelo han sido sugeridas como indicadores sensibles para detectar el efecto de las prácticas de manejo sobre la calidad de la MO (Haynes y Beare, 1996; Haynes, 2000). Solo las formas lábiles han demostrado ser adecuadas en la evaluación de la calidad del suelo (Bollero, 2000). Los cambios en el corto plazo debidos al manejo se generalmente están relacionados con la calidad de las fracciones orgánicas. Los objetivos del presente trabajo fueron cuantificar el contenido, distribución y calidad de la MO en suelos bajo diferentes sistemas de labranzas.
Materiales y Métodos
Se utilizó un ensayo de sistemas de labranzas de la Estación Experimental
Agropecuaria de Bordenave del INTA (63° 01" 20” O y 37° 51" 55” S). Los suelos
son Haplustoles representativos de la región semiárida Pampeana. El diseño
experimental consistió en 4 bloques, 3 sistemas de labranza: siembra directa
(SD), labranza reducida (LR) y convencional (LC). Cada uno con 2 dosis de N (1 y
2 equivalentes a 30 y 60 kg ha-1 año-1 de N). Los tratamientos estudiados
fueron: SD1, SD2, LR1, LC1 y LC2. Los sistemas partieron de mijo (1998) -trigo
(1999)
– avena (2000). Durante este último se realizó el muestreo de suelos (3 muestras
compuestas de 3 submuestras) a las profundidades 0-1, 0-5, 5-10 y 10-15 cm. Se
realizó el fraccionamiento granulométrico por tamizado en húmedo obteniendo una
fracción fina (0-100 µm, arcillas, limos, arenas muy finas y la MO ligada a la
fracción mineral) y una gruesa (100 - 2000 µm, arenas y la MO particulada). Se
determinó el carbono orgánico (CO) en el suelo entero (COT), en la fracción fina
o CO asociado a la fracción mineral (COM) y en la gruesa o particulado (COP) por
combustión (1500ºC, LECO C Analyser, del LANAIS-15N). El nitrógeno total (Nt) en
el suelo y en las fracciones se determinó mediante Kjeldahl (Bremner, 1996). Los
resultados obtenidos fueron analizados estadísticamente mediante ANOVA y el test
de diferencias mínimas significativas (DMS).
Resultados y discusión
Las diferencias más importantes en COM se observaron en los primeros 5 cm del
suelo Tabla 1. La LC presento valores más elevados que SD, posiblemente por la
incorporación y rápida transformación de los residuos de cultivos. Diferentes
estudios han encontrado que los suelos con mayor cobertura de residuos, como en
SD, han mantenido mayor humedad en el suelo. De esta forma se verían estimulados
los procesos biológicos de transformación de los residuos. La reducción de las
labranzas en LR produjo pequeños cambios, pero estadísticamente significativos,
en la distribución del COM respecto de los otros sistemas de labranza.
Posiblemente, como consecuencia de los momentos de las labranzas, intensidad y
profundidad involucrada. El método de fraccionamiento aplicado separa el
material humificado junto con compuestos orgánicos solubles de transformación
intermedia, como el ácido fúlvico, los polisacáridos, etc. Esta fracción puede
representar entre el 10 y el 15% del total y es sensible al manejo agronómico
del suelo (Galantini, 1994). El aumento de la dosis de N aplicado tuvo un efecto
diferente en LC que en SD. En el primer caso, con el aumento en la dosis de N se
observaron valores más bajos de COM en todas las profundidades y
estadísticamente significativas en 0-1 y 0-5 cm. Como el N es uno de los
nutrientes más limitantes en estos suelos, su aplicación puede estimular la
actividad de los organismos descomponedores del suelo. En el caso de la SD, se
observaron valores ligeramente superiores en el suelo con mayor dosis de N, en
concordancia con contenidos menores de COP, sugiriendo que bajo condiciones
favorables de humedad y nitrógeno serían estimulados los procesos de
transformación de los residuos orgánicos. El balance final del proceso de
humificación en estos sistemas de labranzas estuvo íntimamente ligado a las
diferencias en la disponibilidad de agua y N. Por sus características, el COP
representa un estado intermedio entre los residuos de cosecha y el material
humificado del suelo. Por la dinámica del proceso de transformación representa
una mezcla heterogénea de productos orgánicos con diferente grado de
descomposición. Se observaron diferencias significativas en el contenido y
distribución del COP en los suelos con diferentes sistemas de labranza (Tabla
2). En términos generales, en LC los valores fueron semejantes en los primeros
centímetros de suelo, como consecuencia de la incorporación y mezclado de los
residuos. El aumento de la dosis de N en SD produjo una disminución
significativa del contenido de COP. Estas diferencias podrían estar relacionadas
con la mayor disponibilidad de N para la actividad microbiana, condiciones
adecuadas para la humificación de los residuos, cantidad y calidad de aportes,
y/o la aplicación superficial de parte del fertilizante. Las diferencias en los
equilibrios entre aportes y velocidad de descomposición se pueden observar en la
Tabla 3. La cantidad relativa de COP aumentó en el sentido LC1
Referencias
Bollero G. 2000. Calidad de Suelos. XVII Cong. Arg. Ciencia Suelo, Mar del
Plata, CD ROM. Bullock D. 2000. Soil testing. XVII Cong. Arg. Ciencia Suelo, Mar
del Plata, CD ROM.
Cambardella C.A. and E.T. Elliott. 1992. Particulate soil organic-matter changes
across a grassland cultivation sequence. Soil Sci. Soc. Am. J. 56: 777-783.
Haynes R.J. 2000. Labile OM as an indicator of OM quality in arable and pastoral
soils in New Zealand. Soil Biol. Biochem. 32: 211¬219.
Galantini J.A. 1994. Modelos de simulación de la dinámica de la materia orgánica
en suelos de la región semiárida bonaerense. Tesis M.Sc. UNS, Bahía Blanca. 72
págs.
Krüger H.R. 1996. Sistemas de labranzas y variación de propiedades químicas en
un Haplustol entico. Ciencia del Suelo 14: 53-55.


