Qué conocemos y que falta conocer sobre la fertilización con cloro en el cultivo de trigo
Castellarín Julio M(1).; Pedrol Hugo M(1).; Ortis Leandro(2) y Dignani Damián(1) - (1)Técnicos del Grupo de trabajo manejo y Ecofisiología de los Cultivos. (2) Técnico del criadero Relmó S.A.
Los nutrientes esenciales requeridos por los vegetales son elementos inorgánicos, en total son19 elementos, de los cuales 16 son provistos por el suelo denominándose nutrientes minerales.
Para que un nutriente sea considerado esencial para el crecimiento del vegetal debe cumplir con tres criterios básicos (Arnon D., 1988)
1) Que el elemento es absolutamente requerido por las plantas para completar
un ciclo completo.
2) No puede ser reemplazado o sustituido por ningún otro elemento.
3) El efecto en la planta debe ser directo.
De acuerdo a la cantidad requerida se clasifican en macronutrientes:
nitrógeno (N); potasio (K); calcio (Ca); magnesio (Mg); azufre (S); fósforo (P)
y silicio (Si) y micronutrientes: cloro (Cl); hierro (Fe); boro (B); manganeso (Mn);
sodio (Na); zinc (Zn); cobre (Cu); níquel (Ni) y molibdeno (Mo).
El cloro fue incluido en la lista de los nutrientes esenciales en 1954 (Broyer
et al. 1954) y a partir de la década de 1970 en EE.UU. existe creciente
evidencia que demuestra la respuesta al cloro del cultivo de trigo bajo
diferentes condiciones de clima y suelo (incrementos promedios de 1.000 kg ha-1
en el 42% de los ambientes).
El cloro desempeña muchas funciones simi-lares a la del potasio y como la
mayoría del Cloruro (Cl-) se aplica a los cultivos en forma de cloruro de
potasio (KCl) los efectos del Cl-pueden estar enmascarados por el K+. En algunos
cultivos como trigo, cebada, remolacha azucarera, palma aceitera, coco y kiwi
tienen un requerimiento específico de Cl-que supera en mucho a los niveles de un
micronutriente (Von Uexkull H., 1996).
La absorción de los Cloruros por las raíces de las plantas es muy rápida y se
trata de un proceso activo que requiere energía.
El rol del cloro en las plantas es: en funciones bioquímicas esenciales como en
la fotosíntesis (para la óptima evolución del oxígeno) y activación de enzimas
(amilasa, esparaginasa sintetasa y ATPasa); funciones osmóticas; en la actividad
estomática (manteniendo la turgencia celular); en la tasa de multiplicación
celular (la deficiencia de Cloruro reduce esta tasa disminuyendo el crecimiento
de las hojas) y supresión de enfermedades en el caso de trigo hubo un mejor
comportamiento sanitario a Fusarium sp; Gaeumannomyces graminis var. tritici y a
Puccinia triticina (Beaton, et al. 1988; Havlin et al. 1999, Xu et al. 2000 y
Engel et al. 2001).
El Cloruro en el suelo se comporta de manera similar al nitrógeno de nitratos (N
– NO3) moviéndose fácilmente en el perfil y la mayor probabilidad de encontrar
deficiencias de este nutriente es en suelos arenosos y con buen drenaje. Fixen
et al. (1987) propusieron para trigo un umbral crítico de respuesta a la
fertilización con este elemento de 20 mg kg-1 (de 0 – 60 cm), por otro lado
Havlin et al. (1999) establecieron este umbral crítico en 30 mg kg-1 y con una
concentración de cloro en planta entera de 0,4%. Estos valores son mucho más
elevados a los encontrados en algunos sitios experimentales de la región
pampeana (Arequito: 8,1 mg kg-1; Alberti: 5 mg kg-1; Arrecifes: 6,2 mg kg-1;
Pergamino: 8 mg kg-1; 9 de Julio: 2,6 mg kg-1), sugiriendo importantes
respuestas a la aplicación de Cloruro, de acuerdo a los datos de EE.UU.
Las fuentes disponibles de Cloruros son: Cloruro de Amonio (66% de Cl y 26% de NH4); Cloruro de Potasio (46% de Cl y 50% de K) y Cloruro de Calcio (64% de Cl y 36% de Ca).
Antecedentes de experiencias realizadas:
En la región pampeana, experiencias de fertilización con cloruro de potasio (KCl)
y sin limitaciones de otros nutrientes han mostrado incrementos promedio en el
rendimiento de trigo entre 300 – 400 kg ha-1, específicamente en suelos
Hapludoles (centro – oeste de Bs. As.) la respuesta fue entre 500 – 1.000 kg
ha-1 según genotipo utilizado.
Melgar, R. et al. (1999) en ensayos conducidos en varias localidades durante las
campañas 1997/98 y 1998/99 obtuvieron incrementos de rendimiento significativos
con el agregado de KCl (Tabla 1) y fuertemente relacionadas con el desarrollo de
las enfermedades foliares.
Melgar R. et al. (2001) obtuvieron sobre tres sitios evaluados al agregado de
KCl (suelos Molisoles) un incremento en el rendimiento de 350 kg ha-1 y esta
respuesta al agregado de Cloruro estuvo asociada a una menor severidad de
enfermedades foliares.
Díaz-Zorita M. et al. (2002) en experimentos realizados en tres localidades del
noroeste de Buenos Aires (suelos Hapludoles) lograron el máximo incremento
promedio del rendimiento (411 kg ha-1 de grano), con aplicaciones de 93 kg ha-1
de KCl, a pesar de que el nivel de Cloruro en el suelo era muy superior a los
umbrales críticos anteriormente planteados. Concluyeron que el aumento en la
cantidad de granos por unidad de superficie promovida por la aplicación de
Cloruro se debe a mejoras en las condiciones de crecimiento durante las etapas
vegetativas y de determinación del número de órganos reproductivos. No
encontraron diferencias en la observación visual de las enfermedades foliares en
relación a la respuesta en rendimiento a la aplicación de cloruros.
Ventimiglia L. et al (2003) en experimentos realizados en el Partido de 9 de
Julio, encontraron una respuesta promedio para las campañas 2001 y 2002 de 518 y
de 1.037 kg ha-1 respectivamente independiente de la fuente utilizada Cloruro de
amonio, Cloruro de potasio(NH4Cl; KCl).
Ferraris G. et al. (2004) en un ensayo instalado sobre un suelo Argiudol
típico serie Pergamino, en fase severa de erosión, evaluaron siete cultivares de
trigo con diferente comportamiento sanitario y concluyeron que la fertilización
con KCl disminuyó la incidencia de roya de la hoja (Puccinia triticina) e
incrementó significativamente los rendimientos sólo en la variedad de mayor
susceptibilidad (511 kg ha-1); en el resto, el incremento promedio fue de 134 kg
ha-1 .
Salvagiotti F. et al. (2005): concluyeron que la aplicación de KCl aumentó el
rendimiento del cultivo de trigo pero el efecto fue diferente según el genotipo
y el control de enfermedades folia-res. El mayor incremento de rendimiento
promedio (678 kg ha-1) se obtuvo sobre el cultivar susceptible a enfermedades
foliares (Fig. 1) y con la dosis de 100 kg ha-1 de KCl. La respuesta obtenida en
rendimiento no se relacionó con el porcentaje de severidad de las enfermedades
folia-res observadas en el cultivo.
Durante la campaña 2005/06 en la localidades de Oliveros y Maciel se realizó un
ensayo de fertilización con KCl en diferentes cultivares de trigo, con y sin
control de las enfermedades folia-res.
Los tratamientos de fertilización aplicados en ambas localidades y en cada
cultivar fueron:
Dosis de KCl y K:
Fuentes utilizadas:
El tratamiento con fungicida se realizó con kresoxim – metil (125 g/l) +
epoxiconazole (125 g/l)
S.C. con una dosis de 0,75 l ha-1 .
Los cultivares evaluados presentaron diferente comportamiento sanitario frente a
las enfermedades foliares, en Oliveros se sembró Buck Brasil y Baguette Premium
13, en Maciel INIA Cóndor e INIA Churrinche, todos de ciclo corto.
El tipo de suelo en ambos ensayos fue un Argiudol típico serie Maciel.
Los resultados de ambas experiencias se presentan en las figuras 2, 3, 4 y 5.
En Oliveros (Fig. 2 y Fig. 3) el tratamiento con fungicida produjo un incremento
en el rendimiento de ambos cultivares: 582 kg ha-1 en Premium 13 y de 680 kg
ha-1 en Buck Brasil. Además en ambas variedades la fertilización con KCl produjo
un incremento significativo del rendimiento entre el 12 y 18% según cultivar,
(558 kg ha-1 para Buck Brasil y de 768 kg ha-1 para Premium 13).
Es importante destacar que también se obtuvo una respuesta estadísticamente
significativa al agregado de cloro solamente, entre el 16 y 21% para Premium 13
y Buck Brasil respectivamente. La fertilización con K no produjo aumentos de
rendimiento.
En Maciel (Fig. 4 y Fig. 5) sólo el cultivar INIA Churrinche incrementó el
rendimiento cuando fue tratado con el fungicida (13% más) lo que pone de
manifiesto su mayor susceptibilidad a las enfermedades foliares respecto a INIA
Cóndor.
A diferencia de la localidad de Oliveros en ambos cultivares no hubo efectos
sobre el rendimiento con el agregado de KCl.
Esto implica que el efecto del cloro sobre el rendimiento de trigo depende del
genotipo.
Consideraciones finales:
La respuesta al agregado de cloro en trigo es creciente al disminuir los
niveles extractables de Cloruro en la capa superficial de los suelos.
No se dispone de umbrales críticos tanto en suelo como en planta ajustados para
establecer un diagnóstico y dosis de cloro a aplicar.
La respuesta en rendimiento al agregado de KCl en algunas experiencias no se
relacionó con el porcentaje de severidad de las enfermedades foliares,
posiblemente por alguna función bioquímica del cloro (no detectada en estos
ensayos) que impediría a los patógenos alterar ciertos procesos metabólicos, sin
que se detecte una disminución en la proporción de área afectada en la planta
hospedera.
Existen evidencias que en la región pampeana el cultivo de trigo responde a la
aplicación en el suelo de Cloro, pero su efecto sobre el rendimiento depende del
cultivar.
La fertilización con fuentes que contienen en su formulación cloruros es una
alternativa promisoria y complementaria en el control de enfermedades
principalmente en aquellos cultivares de elevado potencial de rendimiento y
susceptibles a enfermedades foliares.
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