Verdeos de Invierno. Producción de forraje en el área de Marcos Juárez

Miguel Amigone, Andrés Kloster, Nicolás Bertram - Area Producción Animal

Introducción

La estabilidad en la producción de forraje a lo largo de todo el año es un requisito importante de todo planteo forrajero en los sistemas intensificados de alta productividad. Las alfalfas sin latencia invernal constituyen un componente central de las cadenas forrajeras de gran parte de la región pampeana norte. Si bien las mismas realizan un valioso aporte otoño invernal de forraje fresco, subsiste todavía un bache estacional en la oferta forrajera en esta época del año. Para corregir esta situación es necesario recurrir a cultivos estacionales, y la dependencia de estos recursos adquiere una significación aún mayor en los sistemas productivos de las zonas subhúmeda y semiárida.

En contraposición con otras formas de provisión de forraje invernal, los verdeos tienen la ventaja de no alterar la cadena de cultivos agrícolas de cosecha. Esto adquiere real importancia en los sistemas mixtos de producción agrícola bovinos puesto que, ubicando al verdeo entre dos cultivos de verano, se cumple perfectamente con el objetivo de obtener forraje verde en los meses de invierno, liberando el lote oportunamente para la implantación de un cultivo estival.

Por otro lado, el aumento de la receptividad invernal que puede lograrse con la inclusión de verdeos invernales en el planteo forrajero permite llegar a la primavera con una mayor dotación de animales, requisito básico para una mejor eficiencia de cosecha de los recursos perennes de la cadena de pastoreo.

Para conocer la capacidad productiva, así como la adaptación a la zona de los materiales de especies forrajeras de invierno, desde el año 1970 se conducen en la Estación Experimental Agropecuaria INTA Marcos Juárez ensayos comparativos de rendimiento de forraje con participación de cultivares y líneas avanzadas obtenidas en los centros de mejoramiento genético.

Además del rendimiento total de forraje, parámetro de fuerte gravitación en la elección de un cultivar, otros aspectos como la distribución y calidad del forraje, el hábito de crecimiento, la capacidad de rebrote y tolerancia a plagas, heladas y enfermedades deben ser valorados en esta decisión. Las enfermedades foliares como la roya de la hoja (P. coronata) así como la roya del tallo (P. graminis) afectan el rendimiento y calidad del forraje y grano. Si bien la intensidad del ataque está ligada a la susceptibilidad varietal, las condiciones ambientales pueden aumentar la severidad del daño producido. Ante condiciones climáticas favorables para ataques de roya, los mismos suelen adquirir mayor intensidad en cultivos implantados en suelos con altos niveles de fertilidad (Hojas informativas Nº 237, 296, 320, 347 y 357).

Como en las anteriores, esta publicación tiene como objetivo mantener actualizado el conocimiento acerca del panorama varietal y el comportamiento productivo de las especies avena, centeno, triticale y raigrás anual, presentando los resultados de los ensayos realizados en los años 2002, 2003 y 2004.

Metodología

La disposición de los ensayos respondió a un diseño experimental de bloques completamente aleatorizados, con parcelas de 8,4 m2 y cuatro repeticiones.

El suelo, un Argiudol típico, Brunizen clase I, serie Marcos Juárez, con buen nivel de fertilidad y humedad, fue preparado convenientemente cada año para realizar la siembra hacia fines del mes de marzo. En todos los casos se utilizó semilla suficiente para lograr un stand de 250 plantas/m2 a la emergencia, distribuidas en líneas espaciadas a 20 cm.

La producción de forraje se evaluó mediante cortes, utilizando una motosegadora experimental. En cada parcela se cortó, a 7 cm del suelo, en una superficie de 5 m2, quedando el resto como bordura. El primero de los cortes se realizó cuando los materiales habían alcanzado un estado fenológico equivalente al del momento óptimo de pastoreo, con cinco a seis hojas en el macollo principal, lo que dio lugar a la formación de dos o tres grupos de cultivares de acuerdo a la velocidad de crecimiento inicial de los mismos.

Cada especie recibió tres cortes durante el ciclo del cultivo, a excepción del ensayo de raigrás anual que tuvo cuatro. Además de la obtención del rendimiento de forraje y su porcentaje de materia seca (MS), antes de cada corte se determinó altura del canopeo y el aspecto general de la parcela. Durante el desarrollo del cultivo se efectuaron observaciones para establecer características morfológicas, capacidad de rebrote y comportamiento ante adversidades climáticas, plagas y enfermedades.

Todas las especies fueron sometidas al análisis de variancia por separado para cada año. Posteriormente se realizó un test de comparación de medias por LSD. Con los cultivares comunes, presentes en los tres años, se realizó el análisis conjunto y el LSD para cultivares contra el error común, sin considerar eventuales interacciones cultivar * año.

Condiciones climáticas

En el Cuadro 1 se muestran las precipitaciones mensuales y el número de heladas ocurridas durante el barbecho y ciclo del cultivo en cada año de ensayo.

Cuadro 1. Precipitaciones y número de heladas a 5 cm del suelo durante el período

AÑO

 

E

F

M

A

M

J

J

A

S

TOTAL

2002

Lluvias (mm)

92

38

283

115

19

8

23

24

29

631

Heladas (nº)

 

 

 

2

3

14

7

11

4

41

2003

Lluvias (mm)

61

136

172

87

21

2

52

34

7

572

Heladas (nº)

 

 

 

2

6

6

15

12

 

41

2004

Lluvias (mm)

63

127

66

165

52

0

42

12

0

547

Heladas (nº)

 

 

 

2

9

8

15

9

9

52

Si bien las precipitaciones estivales en el año 2002 no fueron tan elevadas como para lograr una buena reserva de humedad en el suelo, las lluvias de otoño y principios de invierno contribuyeron para que la humedad no fuera limitante de la producción. En cuanto al número de heladas a 5 cm del suelo, los registros fueron cercanos a la media histórica.

Los ciclos 2003 y 2004, en cambio, pueden considerarse normales, con precipitaciones importantes en los meses de verano y otoño que permitieron almacenar suficiente humedad en el perfil del suelo para satisfacer las necesidades del cultivo en todo el período. Esto, sumado a las oportunas precipitaciones de julio, en ambos años, hizo que la humedad no fuera limitante para la producción. La cantidad de heladas registradas en el período 2004 fue levemente superior al de la media histórica.

Rendimiento de forraje

En los Cuadros 2, 3, 4 y 5 se muestran los valores de producción de forraje de los ciclos 2002, 2003 y 2004 para los cultivares de avena, centeno, triticale y raigrás anual respectivamente.

Cuadro 2. Avena. Producción de forraje (kg MS/ha)

Cuadro 3. Centeno. Producción de forraje (kg MS/ha)

Cuadro 4. Triticale. Producción de forraje (kg MS/ha)

(*) Tricepiro

Cuadro 5. Raigrás anual. Producción de forraje (kg MS/ha)

Para determinar la producción de los materiales de avena, centeno y triticale se utilizó una metodología restringida a la realización de tres cortes por año, abarcando un período total de 140–150 días entre la siembra y el último corte. No obstante, resulta factible lograr un cuarto crecimiento cuya producción puede aportar un 10-20 % más de forraje, extendiendo el período de utilización por 25–35 días. Sin embargo, debe tenerse presente que en condiciones prácticas, en los sistemas predominantemente agrícolas, pocas veces puede disponerse de este cuarto aprovechamiento dada la temprana competencia por el uso del suelo que establecen los cultivos estivales de cosecha.

Por su parte los cultivares de raigrás anual, al tener un período de crecimiento más extendido, fueron evaluados en cuatro cortes, pudiendo incluso aportar uno o dos crecimientos más si la modalidad de uso del sistema lo requiriese.

La alta producción alcanzada por casi todos los materiales de la distintas especies durante el ciclo 2004, en parte, puede explicarse por las buenas condiciones climáticas reinantes y por una fertilización nitrogenada (30 kg N) realizada después del primer corte.

Individualmente, cabe destacar la producción de los nuevos cultivares de avena Violeta INTA y Graciela INTA. Estos materiales, junto a Cristal INTA, Millauquén INTA y B. INTA Calén entre otros, fueron los más productivos, aún en condiciones ambientales diferentes.

Por razones operativas el ensayo de centeno no fue sembrado en ciclo 2004. Los materiales Don Guillermo INTA, Don Enrique INTA, Naicó INTA y el nuevo cultivar Camilo INTA se ubicaron dentro del grupo de mayor producción en los dos ciclos evaluados.

Los cultivares de triticale presentaron los rendimientos más uniformes dentro de años. Dentro de ellos pueden resaltarse las cualidades de Yagán INTA, Ňinca UNRC, Quiñé UNRC y Genú UNRC y la línea de inminente inscripción LAJP 1001.

Entre los cultivares de raigrás anual, considerando el promedio de los tres años, se destacaron Abundant, Bill, Bisonte y Barturbo.

También cabe mencionar el buen comportamiento productivo del cultivar Jumbo en el año 2004.

A modo de resumen, como surge de la información presentada, existe un amplio panorama de opciones para la elección de especies y cultivares de verdeos invernales. La diversidad en comportamiento de estos materiales permite decidir la incorporación de los más adecuados para cada cadena forrajera, los cuales permiten lograr elevadas producciones estacionales de materia seca otorgando así estabilidad a la oferta forrajera de los distintos sistemas productivos.