Si bien cada año la siembra directa genera cambios positivos en el suelo, como el mantenimiento de la humedad y el incremento del contenido de materia orgánica, también fomenta la aparición de hongos que pueden afectar el desarrollo de los cultivos, sobre todo en los otoños húmedos.

Un ensayo efectuado en Córdoba por técnicos del INTA San Francisco, diseñado para solucionar esos inconvenientes, demostró que la utilización de fungicidas en semillas de alfalfa aumentó la cantidad de plantas logradas por metro cuadrado en el orden del 35% -promedio de todos los tratamientos- en comparación con el testigo. Esta práctica, usual en otros cultivos como cereales y hortalizas, se podrá extender a partir de ahora a esta y otras forrajeras.