Traducción: se termina contar por rodeo, empieza contar animal por animal, cada uno con su ID y su historia.
El problema de fondo
Lo que complica no es la caravana, sino todo lo que viene atrás:
• Mucha más carga de datos.
• Miedo a equivocarse y que después nada cierre.
• Doble trabajo cuando los sistemas no se conectan.
Si no se define qué datos cargar, quién y dónde, la trazabilidad se vuelve un lío: planillas, sistemas, Excel y cifras que no coinciden.
La manga pasa a ser el lugar crítico: si ahí no se registra bien, después es corregir y perseguir errores.
Con trazabilidad individual, un error puede arrastrar a todo el sistema, por eso hacen falta reglas claras: qué categorías identificar y qué eventos registrar.
SENASA, números y plata
Si lo que registrás en el campo no coincide con lo que ve SENASA y con tus números económicos, aparecen diferencias de stock, movimientos raros y problemas en auditorías. Ahí ya no es solo "burocracia": impacta en tu rentabilidad.
No es solo un costo
Sí, hay que invertir en tecnología y capacitación. Pero los que ya avanzaron lograron:
• menos errores de stock,
• mejor orden en sanidad,
• más confianza en los datos para decidir.
Desde Albor venimos acompañando a productores que están atravesando este cambio.
No se trata solo de "tener un sistema", sino de armar un esquema de identificación y registro que tenga sentido para tu campo:
• definir cómo vas a identificar,
• qué vas a registrar,
• quién lo va a hacer
• y cómo se conecta eso con SENASA y con tus números económicos.
La decisión que tenés que tomar
La trazabilidad individual electrónica es obligatoria.
Lo que elegís es cómo la vas a encarar:
• con un plan y procesos claros,
• o improvisando y corriendo atrás de los errores.
El verdadero desafío no es la caravana: es cómo vas a manejar la información de tu hacienda para que este cambio juegue a tu favor y no en contra.
Por Álvaro Figueras- Líder de equipo de Control de Gestión de Albor


