AUTOR: AGUSTÍN SALVIA COLABORADORES: ALEJO GIANNECHINI Y FERNANDO GALLEGOS PIDERIT

INTRODUCCIÓN

El régimen político-económico post convertibilidad (2002-2023) constituyó un patrón de organización estatal-societal basado en la centralidad del Estado como administrador de la distribución de excedentes, la persistencia de desequilibrios macroeconómicos crónicos, una matriz productiva de baja complejidad, y un orden laboral segmentado, que combinados limitaron de manera estructural las capacidades de desarrollo económico. El empecinamiento sociopolítico por su persistencia terminó erosionando la legitimidad del modelo y precipitando su crisis sistémica. La reacción libertaria puede concebirse como la antítesis del régimen posconvertibilidad, al proponer un orden político-económico orientado a desarmar los dispositivos estatales y político-económicos que contenían -y a la vez bloqueaban- la dinámica productiva, reinstaurando la primacía del mercado, la atracción de inversiones en sectores de ventajas comparativas, la integración competitiva al sistema global y un alineamiento estratégico con los centros de poder económico-financiero. Este modelo requiere desmantelar el rezago estructural del paradigma industrial-sustitutivo orientado al mercado interno, habilitando una reconversión profunda que implicarán procesos de desempleo estructural, consolidación de la informalidad, expansión de formas de subsistencia y cristalización de la pobreza crónica, aun bajo esquemas de asistencia pública compensatoria. A dos años del inicio de este nuevo régimen, aun cuando el ajuste inicial logró estabilizar las variables críticas, recomponer el superávit fiscal, desacelerar la inflación y avanzar en reformas estructurales, la economía sigue transitando una etapa frágil, sin instrumentos consolidados para corregir los desequilibrios estructurales que condicionan la estabilidad y limitan la sostenibilidad del nuevo régimen.

¿FIN DE CICLO, ESTABILIZACIÓN Y SALIDA EN UNA AGENTINA EN TRANSICIÓN BAJO UN NUEVO ESCENARIO POLÍTICO-ECONÓMICO?

EL MODELO QUE QUEDA ATRÁS

Enfrentamos el agotamiento económico, político y moral de un régimen de crecimiento (2002-2023) fundado en el subsidio deficitario al consumo interno con el fin de garantizar la cohesión social y la reproducción del orden político-institucional. Este régimen logró mantenerse más de dos décadas a través de excedentes generados por el sector exportador primario, el gasto público financiado por emisión o endeudamiento y un exceso de regulaciones económicas y sociales ineficientes. Este modelo se esforzó en generar mecanismos centralizados de redistribución de ingresos a través de transferencias y subsidios discrecionales a provincias, corporaciones, agentes económicos y segmentos sociales, según conveniencia y relación de fuerza, según el contexto o momento económico o político, nacional o internacional, para lo cual debía retirar recursos de inversión generados y orientados al sector privado, para su administración desde el sector público, con alto nivel de ineficiencia y corrupción. En términos socioeconómicos, este modelo generó el estancamiento del PBI, introdujo fuertes desequilibrios fiscales y comerciales en las cuentas públicas, afectó las capacidades productivas de las empresas y las regiones, así como la difusión de la inversión tecnológica sobre las cadenas de producción más rezagadas, propició la elusión y evasión fiscal, freno la generación de empleo registrado, no detuvo la precarización del empleo y fomentó la consolidación de un sector informal de autoempleo de subsistencia, aumentó la desigualdad y cronificó la pobreza y la marginalidad económica. En términos sociales, si bien este modelo tuvo éxito en generar un piso de protección social para el 30% de la población más pobre y extender la cobertura previsional de manera casi universal, así como mejores salarios y más derechos laborales para los trabajadores formales, nunca pudo atravesar el 25-30% de pobreza crónica en ingresos y recursos de inclusión social, ni que el 50% de la fuerza de trabajo quedara desocupada o con empleos precarios, desfinanciando el sistema de la seguridad social. 

LA MATRIZ SOCIAL POSCONVERTIBILIDAD: UNA ESTRUCTURA HETEROGÉNEA, ESTRATIFICADA Y REPRODUCTORA DE DESIGUALDADES

El modelo político-económico post convertibilidad consolidó una matriz social profundamente heterogénea, estructurada alrededor de múltiples formas de desigualdad y privación, que cristalizaron brechas de bienestar, movilidad y acceso a oportunidades. En el tercio superior, se configura un estrato de clases medias-altas y altas plenamente integrado a los circuitos formales, globalizados y de alta productividad. Es un segmento con acceso estable a bienes públicos de calidad, capacidad de ahorro, inversión en capital humano y redes de oportunidad, y con capacidad de orientar sus decisiones económicas hacia horizontes de largo plazo En el tercio intermedio, se ubica una amplia clase media y media baja aspiracional, sostenida por inserciones laborales formales y semi-formales, cuya estabilidad depende críticamente del ciclo económico. Este grupo acumula expectativas de movilidad pero sufre frustración, incertidumbre y desconfianza política ante la recurrencia de crisis macroeconómicas, la volatilidad del ingreso real y el deterioro de bienes públicos clave. En el tercio inferior, se concentra una población sometida a empleos informales, precarios o de subsistencia, atrapada en una matriz de baja productividad, menor escolaridad acumulada, inestabilidad ocupacional y dependencia estructural de transferencias públicas. La insuficiencia del ingreso laboral impide romper el ciclo de pobreza, reproduciendo marginalidad económica, social y territorial. El actual modelo libertario abre la posibilidad de dinamizar sectores competitivos, atraer inversión y reordenar incentivos que podrían elevar la productividad y habilitar nuevas trayectorias de movilidad social; sin embargo, sus límites emergen en la falta de mecanismos inclusivos de transición y en la desarticulación del entramado productivo existente, lo que amenaza con profundizar la informalidad y la pobreza estructural si no se acompaña de una estrategia capaz de generar empleos formales y políticas activas de integración territorial y de capital humano que integren socialmente a los sectores hoy excluidos del desarrollo.

Pirámide socio-económica según nivel de ingresos mensuales de los hogares En porcentajes de hogares familiares / en pesos de octubre 2025 

ENCRUCIJADAS DE UNA TRANSICIÓN TODAVÍA INESTABLE

La transición libertaria logró avances rápidos en estabilización macroeconómica -baja de la inflación, equilibrio fiscal, corrección de precios relativos- que rompen con la inercia del modelo posconvertibilidad. Sin embargo, esta estabilización se apoya en una fuerte contracción del consumo y en una inversión privada que continúa estancada, sin señales de reactivación del crédito ni de un shock de confianza que dinamice proyectos productivos capaces de generar empleo formal. Π La estructura social muestra una recuperación estadística de la pobreza, pero sobre una base metodológica frágil y sin mejoras equivalentes en consumo, bienestar ni capital humano. La pobreza estructural, la informalidad y la precariedad laboral permanecen en niveles históricamente altos, con clases medias bajas en movilidad descendente y un 30% de la población atrapada en condiciones crónicas de vulnerabilidad que el actual modelo aún no logra perforar. El nuevo régimen económico apuesta a un perfil agro-minero-exportador y tecnológico con elevada generación de excedentes, pero de baja demanda de trabajo. Sin políticas industriales, tecnológicas y de crédito inclusivo, este patrón tiende a consolidar desigualdades territoriales y ocupacionales, favoreciendo sectores competitivos mientras empuja a amplios segmentos sociales hacia la informalidad, el autoempleo de subsistencia y la dependencia de la asistencia estatal. T El límite principal del enfoque libertario reside en su bajo impacto sobre la creación de empleo productivo y bien remunerado. Sin una estrategia explícita de inversión -interna y externa- orientada a expandir el tejido pyme, profesionalizar la economía informal y fortalecer el capital humano, la estabilización macro podría derivar en un orden social más desigual, con menor movilidad ascendente, mayor fragmentación y una sociedad disciplinada por la supervivencia más que integrada por oportunidades. 

INFORMACIÓN ESTADÍSTICA DEL CONTEXTO MACROECONÓMICO

Gráfico 1.1 Evolución del PBI per cápita

Gráfico 2. PBI per cápita por componentes 

Gráfico 3. Balanza de bienes y servicios

Fuente: Elaboración propia en base a Ministerio de Economía.

Gráfico 4. Resultado fiscal financiero del sector público nacional En % del PBI a pesos constantes de 2025. 2000-2025 14

Fuente: Elaboración propia en base a Ministerio de Economía

Fuente: ODSA - Universidad Catolica Argentina