En la provincia de Río Negro, entre las localidades de Choele Choel y Río Colorado, Cabaña Rodeo Pampa marca el rumbo de la cría de vacunos en el árido monte norpatagónico. El establecimiento ha sido uno de los pioneros en apotreramiento, manejo del pasto, genética Angus y tecnología reproductiva en la región.

Rodeo Pampa está bajo el mando de tres generaciones de la familia Giretti, que combinan tradición y vanguardia. “Para nosotros el animal es todo, nos da de comer, tenemos que respetarlo y cuidarlo”, dice Maite Giretti, veterinaria y presidente del Ateneo Angus Patagónico. Con su hermano Emiliano y su padre Ariel, continúan la obra de Adelmo Giretti, que fue quien dio el paso decisivo hacia una ganadería de precisión.

Hoy son un caso ejemplar de cómo se hace cría de secano en el desierto de la Patagonia con profesionalismo, resultados y respeto por el campo, en una zona donde en promedio precipitan 300 milímetros anuales. Es posible plantear en 5 claves su modelo, que señala la dirección en la que avanza la actividad de la región:

Apotreramiento, cargas y bienestar animal 
- Monte, pastos y adaptación a la sequía 
- Inseminación y avances tecnológicos
- La genética y el salto al Pedigrí 
- El negocio y la mirada integral 

1. Apotreramiento, cargas y bienestar animal en el desierto

Rodeo Pampa fue uno de los primeros campos de cría de la Patagonia en dividir las leguas completas en potreros. “Empecé a apotrerar las leguas a comienzos de 1980 (recuerda Adelmo). Al probar dos o tres años, nos dimos cuenta de que daba resultado.” Lo que comenzó con eléctricos, siguiendo las recomendaciones del INTA, hoy es un esquema consolidado: dos leguas y media (una de ellas alquilada) divididas en cuadros de entre 70 y 300 hectáreas, cada uno con su aguada. 

“Eso permite rotar, dejar descansar los cuadros y cuidar el pasto para el invierno siguiente”, explica Maite. En campos de la región donde no hay divisiones, la carga suele ser la mitad. “Teniendo la legua apotrerada en 200 o 300 hectáreas, te permite tener más vacas”, detalla Ariel. En la actualidad, manejan entre 450 y 500 madres, con sectores diferenciados por categorías a fin de estacionar el rodeo y optimizar el manejo animal. 

El sistema impacta directamente en el bienestar animal. “Tratamos de que caminen lo menos posible, que tengan agua cerca. En otros campos hay una aguada para toda la legua y las vacas recorren 2.500 hectáreas por día”, sostiene Maite. Un nivel de detalle y una filosofía que distinguen a Rodeo Pampa, y que explica que las tasas de preñez se ubiquen normalmente entre el 95% y 97%, que casi todas las vacas preñadas paran y que prácticamente todos los terneros sean destetados. 

2. Monte, pastos y adaptación a la sequía en el secano patagónico

El paisaje es el monte norpatagónico, con flechilla blanca y negra, papoforo y hojas y frutos del alpataco como ejemplos de recursos forrajeros naturales. “El papoforo es el más palatable y el pasto blanco el que más busca la hacienda”, describe Ariel. Para favorecer el rebrote del pasto, además del apotreramiento es clave romper parte de los arbustos típicos del monte con tractor y rieles, a fin de dejar pasar la luz solar para que rebrote el pasto. “Así uno amplía el campo: menos monte, más volumen de forraje”, añade. 

La sequía, cada vez más frecuente, es el mayor desafío. “Cuando no llueve, no se recupera el pasto. Entonces lo que hacemos es aliviar la vaca: sacarle el ternero precoz o hiperprecoz, de uno o dos meses. Así se mantiene con lo poco que hay”, explica Maite. Esa decisión, que exige observación y planificación, les ha permitido sostener la carga y la sanidad del rodeo incluso en años críticos. 

“En Buenos Aires una vaca vive hasta 16 años; acá, por los pastos duros, llega a 10 u 11”, apunta Ariel. Por eso, cada decisión de manejo busca prolongar su vida útil y eficiencia. Rodeo Pampa es la demostración de que en el secano también se puede producir con lógica de precisión. 

3. Inseminación y avances tecnológicos en cría bovina

La reproducción controlada es otro pilar, que tuvo su inicio en 1993. El trabajo comienza cuando las vacas con cría de dos meses son reunidas en lotes homogéneos. “Ahí arrancamos el protocolo: inseminamos entre los 45 y 60 días posparto”, cuenta Maite. Este año sumaron ecógrafo propio y caravanas electrónicas, herramientas que transformaron el manejo. 

“Compramos el ecógrafo y yo aprendí a usarlo. Hacemos ecografías al día 33: las que están preñadas no se vuelven a inseminar y a las vacías las tratamos otra vez al día 35”, detalla. Además, incorporaron nuevas hormonas y un protocolo ajustado a su sistema. “Papá hacía otro protocolo, pero lo revisamos y adaptamos. Lo bueno es que ellos nos dejan innovar”, destaca Maite. 

La tecnología les permite trabajar con eficiencia reproductiva y trazabilidad. El resultado es un rodeo uniforme, con índices de preñez superiores al promedio regional. 

4. La genética y el salto al Pedigrí 

La genética es el corazón de la cabaña. “Particularmente, buscamos animales de frame moderado. Muy altos no sirven porque precisan más comida, y muy chicos tampoco porque condicionan el rendimiento cárnico. Acá el pasto es limitado, así que el equilibrio es clave”, explica Maite. 

Rodeo Pampa pasó de tener 100% Hereford a 80% Angus y 20% Hereford. “El Angus es más rústico, camina más, tiene mejor habilidad materna y menos cáncer de ojo”, resume Ariel. En los ’90 comenzaron con la inseminación y hoy están listos para dar el salto: “Vamos a arrancar con Pedigrí, junto a Maite, con el lavaje y todo lo que implica”. 

“Polenta” es el nombre del toro Reservado Gran Campeón Puro de Pedigrí Angus, que compraron en el remate de la 36ª Exposición Rural de General Conesa. Se vendió por $41 millones, uno de los precios más altos de la Patagonia, y es hoy un emblema de Rodeo Pampa. “Es muy parecido a lo que queremos producir: profundo, con buen hueso, ancho atrás”, sostiene Maite. “Tenemos fe en que va a mejorar nuestro rodeo”, agrega Adelmo. 

5. El negocio y la mirada integral de la ganadería

Durante décadas, la familia Giretti se dedicó a la cría y venta de terneros al destete. Pero hace veinte años sumaron una chacra bajo riego en manos de Jorge Giretti, hermano de Ariel. Ese cambio marcó una nueva etapa: “Nos faltaba la terminación. Hoy todo lo que sale del campo de cría va a la chacra: hoy los productos finales son los reproductores y los novillos”, explica Ariel. 

El sistema integrado (cría en secano, recría a corral y terminación a corral) les permite cerrar el ciclo, mantener el stock y ser rentables incluso cuando el precio del ternero supera al del novillo. “Son ciclos. A veces conviene vender el ternero, pero preferimos mantener la rutina. Promedia bien en el año”, dice Ariel. 

Con premios todos los años, continuidad familiar y apertura a la innovación, Rodeo Pampa es mucho más que una cabaña: es un modelo de profesionalismo y adaptación. “Nosotros vivimos acá en el campo el 99% del tiempo. Antes era una vida dura, sin luz. Hoy tenemos todo y seguimos en el campo. Porque estar encima, con atención al detalle, da resultados”, cierra Ariel. 

Fuente: Rio Negro