Con este resultado, la inflación acumulada en lo que va del año asciende a 19,6%, mientras que la variación interanual se ubicó en 33,7%, el nivel más bajo desde agosto de 2018.

La clave para contener el avance en el nivel de precios estuvo en la estrategia monetaria del Tesoro y BCRA, que buscaron equilibrar la cantidad de pesos en el mercado para evitar la depreciación de la moneda. Lamentablemente, a este escenario se sumó un clima político y financiero marcado por la incertidumbre y la volatilidad.


Clara Alesina, Economista de la Fundación Libertad y Progreso, dice que "la volatilidad cambiaria tuvo un limitado traslado a precios, en el marco de los esfuerzos del gobierno por contener la depreciación del peso y que permitieron cerrar el mes sin sobresaltos significativos. Esto se logró a costa de una política monetaria que continuó presionando a tasas reales altas, lo que tendrá un impacto negativo sobre el consumo y la actividad económica. Al mismo tiempo, el clima político y financiero agravó el escenario: la incertidumbre y la desconfianza se mantienen en niveles elevados, en medio de un proceso electoral sin resultados claros a la vista. Una vez superada la instancia electoral, el panorama debería ofrecer mayor previsibilidad para retomar una mayor estabilidad económica".

Clara Alesina, economista de la Fundación Libertad y Progreso, señaló por su parte que "aunque la variación mensual de los precios sigue siendo positiva, el proceso de desaceleración de la inflación continúa. Las medidas del gobierno han contribuido a reducir las fuentes de emisión sin respaldo; el fin de la financiación del Tesoro mediante la emisión de moneda y la eliminación de la deuda remunerada del BCRA. Como contrapartida, la compra de reservas y el pago de deuda e intereses deberán financiarse con superávit fiscal o un aumento en la demanda genuina de pesos, lo que representa un gran desafío para el gobierno. Es clave que se mantenga un compromiso con la disciplina fiscal para promover la estabilidad económica a largo plazo".

Tomás Amerio, Economista de la Fundación Libertad y Progreso, remarca que "desde julio, mes en que se eliminaron las LeFis de manera problemática en un intento de canjearlas por letras a más largo plazo, comenzó una dinámica de incertidumbre en el mercado cambiario y financiero producto de este movimiento. Como respuesta, el Banco Central delineó una hoja de ruta clara: los pesos deben absorberse en su totalidad, sea cual sea la tasa a la que se procese la operación. Ahora bien, la contrapartida de este appraoch radica en el efecto de las altas tasas de interés sobre la actividad, que restringe el acceso al crédito".

Fuente: Libertad y Progreso