CLASIFICACIÓN DE LAS RESERVAS
Si tomamos en cuenta las abundantes lluvias de julio en gran parte de la región pampeana y se analizan las condiciones de humedad actuales mediante la comparación con la estadística la serie de datos 1973-2024, se obtiene la clasificación de humedad en categorías, las cuales se expresan en forma cualitativa para hacer una comprensión primaria.
Como sabemos, julio dejó un nivel de reserva que reduce en forma significativa las áreas que tienen necesidades pluviales. El centro de LP con problemas para la fina que comienzan a notarse, loas pasturas del extremo sur bonaerense y las vecindades del este de Rio Negro y algunas zonas del oeste de CB y SL, que no lograron incorporarse a las lluvias más generosas del este, son las áreas que hoy reclaman un auxilio pluvial perentorio. En gran parte del área principal donde se ha implantado la fina, el agua sobra. Es una realidad poco usual, o al menos que no se venía observando en los últimos inviernos.

Como podemos ver, la disponibilidad de humedad para una pastura se clasifica con desvíos positivos en buena parte de las zonas principales para la fina. Como decíamos ha sido poco común en los últimos años. Recordemos que para un cultivo de trigo implantado en junio el consumo ha sido menor que el de una pastura, con lo cual los perfiles tienen una disponibilidad de humedad que puede proyectarse como un reservorio decisivo hacia adelante, sobre todo quitando presión al regreso perentorio de las lluvias de primavera. Hacia el este de BA, la zona de invernada está en niveles normales, es una zona donde habitualmente se cuenta con mayor humedad. Es por eso que las anomalías positivas más marcadas se notan en la zona central, principalmente en SF y ER. El mapa confirma lo que venimos hablando de CB y deja a gran parte de LP y el extremo sudoeste de BA, con una marca un poco más deficitaria, aunque no critica. Sería muy oportuno que estas zonas reciban la menos unos quince milímetros.

La situación hídrica que mostraba la región pampeana para estas fechas del año pasado era notablemente diferente. Debemos recordar que el año pasado los fríos intensos con anomalías térmicas negativas muy marcadas ser presentaron en el mes de mayo y si bien se dieron recargas a comienzos de mes, luego la primera parte del invierno, hasta mediados de julio, se mantuvo riguroso y mayormente seco, alcanzando el comienzo de agosto con una situación que no necesita mayores comentarios. Si bien agosto se volvió más húmedo y alivio en forma parcial la situación hídrica, luego se ingresó en un periodo de precipitaciones pobres a gran escala hasta mediados de octubre. Fue una campaña de granos fina que debió transitarse con reservas escasas.
La diferencia interanual es notoria, entendemos que hoy se presenta una holgura hídrica que permite pensar las estrategias agronómicas de modo más equilibrado, sin limitantes en términos hídricos, atendiendo cuestiones coyunturales donde el clima, al menos temporariamente, ha pasado a un segundo plano. Lo que está claro es que el contexto actual puede ser un escenario que requiera mayor monitoreo de enfermedades fitosanitarias. Por otra parte, este escenario hídrico deja ver un margen de humedad muy importante para las siembras tempranas de maíz, quedando como tarea principal el monitoreo de las temperaturas, las cuales ya pueden resultar mas que satisfactorias en la transición intermensual.


